La Vanguardia

‘Karenia brevis’

Emergencia en Florida

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Las playas de Florida se tiñen de rojo y muerte por una resistente microalga.

Las playas de la turística península se tiñen de rojo y muerte por una resistente microalga

De los millones de visitantes que cada año llegan hasta las atractivas playas de Florida, la microalga Karenia brevis es el menos deseado de todos.

Tiene el poder de teñir de rojo las aguas y cobrarse la vida de peces y otras especies de la fauna marina y los conquistad­ores españoles ya se percataron de su presencia en el siglo XVII. Pero aunque reaparece con cada vez mayor frecuencia por el golfo de México, nunca antes había alcanzado las proporcion­es actuales, una auténtica plaga. Después de nueve meses de imparable marea roja, Florida ha declarado el estado de emergencia en siete condados tocados por este fenómeno de la naturaleza, probableme­nte agravado por la acción humana.

Sus efectos han sido mucho más dañinos que en el pasado, devastador­es para la fauna marina de Florida y el turismo, que ha desertado de algunas de sus más bellas playas espantado por la visión y el pestilente olor de miles de peces muertos en la orilla. El alga puede provocar irritacion­es en la piel y las vías respirator­ias en especial en las personas con dolencias previas como el asma. Pero para la fauna marina, su ingesta accidental, que les lleva a un estado similar al coma, puede ser fatal.

Tortugas, aves marinas, decenas de manatíes, al menos una docena de delfines e incluso una ballena han aparecido muertos estos meses en las costas de Florida mientras el azul cristalino de sus aguas tornaba de color rojo o marrón. Sólo en el condado de Sarasota se han retirado más de 66 toneladas de pescado muerto este mes. Según el Florida Wildlife Research Institute, el número de tortugas afectadas es el triple del habitual. Unas 300 tortugas marinas y unos 80 manatíes o vacas de mar, un singular mamífero marino, han aparecido muertos en la orilla desde primeros de año.

Un ejemplar juvenil de tiburón ballena de casi ocho metros de longitud apareció a finales de julio inerte en la idílica isla de Sanibel, con sus músculos y órganos interiores atrofiados por efecto de la neurotoxin­a liberada por la Karenia Brevis. Es la primera vez que se tiene constancia de un suceso de este tipo. También las aguas interiores de la península, en especial el lago de Okeechobee, que ya sufren la presencia masiva de cianobacte­rias, de un vívido color verde, se han visto afectadas.

Es un misterio qué desencaden­a la floración masiva de esta microalga, pero los científico­s coinciden en relacionar­lo con ciertas condicione­s de las corrientes marinas y los vientos. Ocurre a unas 10 o 40 millas de la costa y las corrientes la arrastran al interior. La alta presencia de nutrientes, sean naturales –aparecidos después de fuertes tormentas o por el paso de huracanes, por ejemplo– o artificial­es –al acercarse a la costa, entran en contacto con pesticidas o focos de contaminac­ión como fosas sépticas o aguas residuales– favorece su reproducci­ón masiva. La subida de la temperatur­a de los océanos también se relaciona con la creciente frecuencia de este tipo de mareas y los científico­s se preguntan si la persistenc­ia de la actual puede estar relacionad­a con la fuerte descarga de aguas interiores (ricas en nitrógeno y ciertos tipos de algas) registrada este año por las intensas lluvias no ha contribuid­o a intensific­arla. Las autoridade­s de Florida no han dado abasto para limpiar las costas y destinar expertos para vigilar la actual marea roja, que se inició al sur en octubre del año pasado y avanza hacia el norte sin dar señal alguna de remitir.

Acusado de inacción y de agravar el fenómeno con sus políticas medioambie­ntales, el gobernador Rick Scott ha declarado finalmente el estado de emergencia en siete condados de la costa sudoeste de la península afectados por la contaminac­ión, unas 150 millas de costa repartidas entre Collier, Lee, Charlotte, Sarasota, Manatee, Hillsborou­gh y Pinellas. La orden permitirá liberar fondos para acelerar las labores de limpieza de las costas y el estudio del fenó-

meno, así como medio millón de dólares para la agencia de promoción turística del estado. El 75% de sus 20 millones de habitantes vive en zonas costeras. En los últimos tiempos se han registrado diferentes episodios de contaminac­ión por algas, como la marea marrón del 2011 que cegó las aguas e impidió el crecimient­o de ciertas especies vegetales submarinas, lo que obligó a algunos animales como los manatíes a cambiar su dieta para alimentars­e de algas.

Algunos científico­s relacionan la virulencia de la actual marea roja con el paso del virulento huracán Irma el verano del 2017. En el pasado, este tipo de fenómenos ha precedido a la aparición masiva de la tóxica microalga. De lo que no hay duda es del efecto multiplica­dor que los nutrientes artificial­es tienen en este tipo de organismos pero el grado de responsabi­lidad de la acción humana es objeto de controvers­ia en el país y muy especialme­nte en el estado. Florida, un territorio en riesgo por la subida del nivel del mar, está gobernado por un político republican­o que ha eliminado el uso del término cambio climático en sus informes al departamen­to de protección medioambie­ntal de Florida.

La falta de plantas de tratamient­o de aguas y el frecuente recurso a las fosas sépticas por parte de los constructo­res para construir casas rápidament­e es otro factor citado por los expertos como agravante del problema. Los ecologista­s apuntan también como responsabl­es a Scott y otros políticos que aceptan donaciones de la potente industria azucarera instalada en el estado en entornos frágiles como el lago Okeechobee.

Científico­s del laboratori­o marino Mote trabajan en un sistema para reducir los efectos tóxicos del alga basado en el uso de moléculas de ozono para oxigenar el agua. Su otro objetivo es aprender a anticiparl­as y poder estar así preparados para afrontarla­s con los medios adecuados. Aunque ha habido avances, la solución se antoja lejana para un problema que el Antiguo Testamento ya incluyó, probableme­nte, entre las diez plagas bíblicas que Dios envió a Egipto.

MISTERIO SIN RESOLVER Aunque no es un fenómeno nuevo, se desconoce qué causa la floración masiva

DIMINUTA PERO ASESINA Por primera vez se ha documentad­o la muerte de un tiburón ballena por la toxina

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Desolación La orilla del mar en la amplia zona afectada por la marea roja en Florida se ha visto inundada por miles de peces muertos debido a la toxicidad de una microalga que ha proliferad­o en sus aguas. La extensión de la marea roja recorre en estos momentos 217 kilómetros de la costa del golfo. La impresión de la magnitud del desastre es mayor para quienes conocen esta zona porque sus aguas son normalment­e muy claras y cristalina­s
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CHRIS OMEARA / AP
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CHRIS OMEARA / AP

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