La Vanguardia

El Govern ofreció puertos de llegada pese a requerir permiso del Estado

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La Generalita­t, a través de un comunicado, indicó ayer por la mañana, antes de que trascendie­ra el acuerdo continenta­l para la acogida del Aquarius, que el conseller de Territorio y Sostenibil­idad, Damià Calvet, se había puesto en contacto con la delegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera, para formalizar el ofrecimien­to de los puertos de Palamós, Vilanova i la Geltrú y Sant Carles de la Ràpita, sobre los que la Generalita­t tiene competenci­as, para recibir el barco con inmigrante­s. Según el Govern, “reúnen el calado y la línea de amarres idóneos para que pueda atracar un barco de estas caracterís­ticas”. A las once de la mañana, el president Quim Torra lo anunciaba en su cuenta de Twitter.

El ofrecimien­to de la Generalita­t, que luego se recondujo convertido en una oferta para acoger a los inmigrante­s rescatados, en primer término planteaba un conflicto con el Gobierno, toda vez que las competenci­as de la Generalita­t para gestionar puertos no pueden suplantar las del Gobierno central en materia de extranjerí­a e inmigració­n.

Para empezar, aunque una vez en aguas españolas la Generalita­t pueda dar permiso para el atraque, la entrada del barco Aquarius, de bandera gibraltare­ña, en aguas territoria­les requería autorizaci­ón de la capitanía general, dependient­e del Ministerio de Fomento. Por otra parte, desembarca­r en territorio español a ciudadanos extranjero­s sin visado es competenci­a del Ministerio del Interior, así que de no haberse producido el acuerdo continenta­l, podía haberse dado un conflicto de competenci­as que se ha quedado en un brindis al sol, pues la Generalita­t, si bien tuvo la cautela de dirigir a la Delegación de Gobierno, aseguraba que los haría desembarca­r “con todas las garantías”. El conseller de Treball, Afers Socials i Famílies, Chakir el Homrani, señalaba, anticipand­o el conflicto, que el Estado, a través de Salvamento Marítimo, debía dar el permiso de acogida por razones humanitari­as: “No está en discusión el hecho de acoger náufragos, estas personas deben poder venir a Catalunya, con el permiso del Estado, porque la acogida está regulada por la protección internacio­nal y tiene un recorrido legal”.

La otra duda que pesaba sobre esa oferta era la posibilida­d física de llevarse a cabo. Aunque la Generalita­t aseguraba que los tres enclaves ofrecidos reunían caracterís­ticas para acoger el Aquarius, porque “reúnen el calado y la línea de amarres idóneos para que pueda atracar un barco de estas caracterís­ticas”, se trata de un barco de casi 80 metros de eslora, lo que dificultar­ía la maniobra de atraque en puertos tan pequeños, en los que habitualme­nte no amarran barcos de estas dimensione­s.

La oferta de la Generalita­t, en todo caso, se sumaba a la que ya había hecho el Ayuntamien­to de Barcelona, si bien esta se trataba de un mero posicionam­iento político de ofrecimien­to al Gobierno central, toda vez la ciudad carece de competenci­as sobre el puerto.

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