Amenaza bajo control
En las rías gallegas se producen recurrentes cierres de la actividad marisquera cuando se detectan toxinas
Acomienzos de agosto la ría de Vigo volvió a quedar oficialmente libre de la marea roja, después de un episodio que había comenzado en el mes de mayo y que presentó características inusuales, por su intensidad y duración, pero siempre en el marco de un fenómeno recurrente en las rías gallegas. De su vigilancia se ocupa el Intecmar, el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia, que es el organismo autonómico que efectúa los análisis a partir de los que, cuando existe toxicidad, se decretan las prohibiciones temporales del marisqueo.
En la Galicia actual la expresión marea roja puede generar todavía más confusión que la que provocaba tradicionalmente al utilizarse de forma genérica para describir la aparición en las aguas marinas de la toxicidad procedente de especies de fitoplancton, lo que tradicionalmente era conocido como “las purgas de mar”. La referencia de “marea roja” hoy podría confundirse con su versión política, a través del equivalente galaico de En Comú Podem.
Pero las mareas rojas nada tienen que ver con la política y en realidad pueden no ser siquiera rojas, sino también verdes, parduzcas o anaranjadas. Su aparición es habitual durante los meses de primavera y verano, aunque en los últimos años se han hecho más frecuente, lo que algunos científicos relacionan con el cambio climático, debido a la subida de la temperatura del agua y a modificaciones en las oscilaciones de los vientos.
Se trata de fenómenos naturales críticos desde el punto de vista económico, al provocar repetidas interrupciones de la producción, pues no existe forma de impedirlos, de manera que los esfuerzos se centran en su control.
Se producen así crisis periódicas en una Galicia que es toda una potencia mundial en el cultivo del mejillón, que se realiza en las bateas, las plataformas cuadradas que salpican sobre todo las rías de la mitad sur, en especial las de Arousa y Vigo.
De ahí salieron los célebres héroes del Prestige, los marineros que con sus propias manos intentaban impedir que el fuel arruinase su medio de vida. Según datos de la Consejería de Pesca el año pasado se descargaron en los puertos gallegos 270.000 toneladas de este molusco, frente a las 239.000 del 2016, lo que supuso un crecimiento del 12%, con un volumen de negocio en lonja de 122 millones de euros.
Como destacaba recientemente la consejera del Mar, Rosa Quintana, el mejillón representa el 95% de la producción total de acuicultura de Galicia. Al tratarse de una especie que destaca por ser una gran filtradora de agua, sobre ella tienen una gran incidencia las mareas rojas, lo que provoca que el sector viva bajo la permanente amenaza de tener que interrumpir su actividad.
Las mareas rojas se producen en Galicia por la aparición de varios tipos distintos de plancton. El último episodio, el que en la pasada primavera tiñó de un color entre marrón y rojizo algunas playas de la zona de Vigo, estaba causado por Alexandrium
minutum, un dinoflagelado peligroso para el ser humano si se consume marisco intoxicado ya que el alga produce una toxina paralizante.
Su presencia no impide el baño en el agua, aunque cabe alertar de que puede producir reacciones en la piel de algunas personas sensibles. Pero la presencia de esta alga sí puede obligar a prohibir la actividad marisquera, lo que habitualmente se hace por zonas, pues en el caso de las bateas estas se organizan en las rías a partir de polígonos. Otros responsables habituales de las mareas rojas en Galicia son
Dinophysis acuminata y Dinophysis acuta, que pueden producir
diarreas.
UNA VIGILANCIA ESTRATÉGICA Galicia es una potencia mundial, con 250.000 toneladas de mejillón al año
CON EL CALOR La aparición de este fenómeno es habitual en primavera y verano