Festival sin edad
White Summer, el mercado donde cada uno encuentra su sitio
SÍLVIA OLLER
Unos niños montan en poni y otros se dejan caer por un castillo hinchable. A pocos metros, una mujer de mediana edad se prueba las últimas tendencias en gafas de sol. Unos adolescentes hacen tiempo tomándose unas fotos esperando la actuación de uno de sus grupos favoritos –dos disc-jockeis conocidos gracias a las redes sociales– y unos treintañeros hacen un alto en el camino para degustar un tentempié. Como telón de fondo, suena Mississippi, un tema compuesto por el dúo acústico Blue Birds, un grupo emergente que reinterpreta temas de jazz, soul y rythm and blues. Cuentan sus integrantes, Mercè de la Fuente y Laia Leal, que Mississippi es la historia de un hombre que pasea junto al río pero que no ve lo que tiene a su alrededor. “Ocurre muchas veces que vamos con el piloto automático sin prestar atención a lo que hay a nuestro alrededor”, explican las intérpretes. El tema es un clamor a ver más allá de nuestras narices. Una metáfora de lo que está obligado a hacer el público que pisa el Mas Gelabert de Les Serres de Pals, escenario desde hace siete años del White Summer, el festival multiformato que combina en un gran escenario al aire libre música, gastronomía, juego, arte, compras, divulgación científica… y que a tenor de lo variopinto del público no entiende de edades. Cada uno encuentra y tiene su sitio. Desde bebés hasta ancianos. El público familiar predomina a partir de las seis de la tarde, cuando el certamen abre puertas.
Impulsado por Myriam Cuatrecasas, el White Summer, que el público define como “un gran mercado al aire libre”, obliga a tener muy despiertos los cinco sentidos. El oído, para escuchar la multitud de propuestas musicales: desde grupos emergentes hasta nombres consolidados como los Brodas Bros, que hoy presenta su innovador espectáculo
El ejército de la luz; el gusto y el olfato, para disfrutar de las numerosas food trucks; el tacto, para tocar el género que se vende: ropa, alpargatas, gafas de sol, joyas, ropa infantil, juguetes… y la vista, para no perderse detalle de las más de 200 actividades que se habrán programado a lo largo de los más de veinte días del festival que hoy llega a su ecuador.
Ese gran mercado al aire libre tendrá también un componente solidario. El 23 de agosto, por cada entrada vendida, la Obra Social La Caixa destinará un euro a proyectos sociales de la Fundación Ramon Noguera, entidad que trabaja con personas con discapacidad intelectual y que además contará durante la última semana con un punto de venta de su colección de joyas y complemento de moda en el escenario de Mas Gelabert.
El público familiar predomina a partir de las seis de la tarde, cuando el certamen abre puertas