Murciélago exterminador
Viñedos del Empordà atraen quirópteros a los búnkers para combatir plagas de insectos
La plaga que más pérdidas económicas ocasiona al sector vitivinícola podría extinguirse con la ayuda de murciélagos. Estos mamíferos comen cada noche millares de insectos, entre ellos la dañina mariposa del racimo de vid que ataca este cultivo.
Los murciélagos buscan lugares oscuros, con temperatura estable y tranquilidad, donde anidar, como los búnkers, que tienen gran similitud con las cuevas, su hábitat natural. Garriguella (Alt Empordà) reúne estas características. Es una de las dos zonas de Catalunya con más densidad de búnkers y más del 27% de sus viñedos están afectados por esta polilla (Lobesia botrana).
Cuatro bodegas de la zona, con la colaboración de otros agentes, promueven desde hace un año la formación de colonias de murciélago en dichas edificaciones que sirvieron de defensa durante la posguerra. El objetivo es conseguir que, igual como se han introducido de forma natural en los búnkers cercanos de Mollet de Peralada y Capmany, también se instalen en los de Garriguella.
Los especialistas trabajan en cuatro búnkers. Para atraerlos, se han esparcido excrementos de este mamífero para que el olor les sea familiar. También se ha levantado un muro en la entrada principal de uno de ellos para impedir el acceso a la gente. “De momento, hemos detectado que las condiciones son buenas y favorables. Hay una temperatura de menos de 22 grados. Y por la noche, no se enfría con lo cual es adecuado para que se reproduzcan”, destaca Francesc Font, ingeniero agrícola y miembro de Organic Managers, entidad implicada en el proyecto.
Esta iniciativa, en la que se han involucrado la cooperativa de Garriguella y las bodegas Trobat, Maset Plana y Oliveda, permitiría reducir la utilización de productos fitosanitarios. Pero la paciencia ha de imperar porque la confirmación del anidamiento de las dos especies protegidas de murciélagos (grande de herradura y ratonero pardo), con las que se trabaja, no es inmediata. Los expertos calculan que los resultados se verán en uno o dos años.
No se trata de colocar un murciélago en un búnker sino de crear las condiciones para que vayan ellos. “El aumento de murciélagos ha sido progresivo. La colonización debe de ser natural y paulatina”, precisa el biólogo Xavier Puig, técnico del Museu de Ciències Naturals de Granollers, que también impulsa el proyecto.
Para saber la actividad de los murciélagos, los especialistas han colocado sensores en las viñas de Mollet de Peralada y Capmany. También se están analizando sus excrementos para detectar si consumen plagas de viñedos y olivo. Ambos resultados se tendrán a partir de otoño.
Garriguella cuenta con unas 300 hectáreas de viñedos y 380 búnkers. La alcaldesa, Isabel Teixidor, señala que “adecuar los búnkers es positivo porque son lugares abandonados que nadie usa”.
Según Lluís Masardó, gerente de la cooperativa de Garriguella, el municipio es “una de las zonas más problemáticas del Empordà por la polilla del racimo”. Esta mariposa pone los huevos en la viña y cuando estos se transforman en larvas provocan un daño directo a la viña al alimentarse de los racimos. Se produce una pudrición y deshidratación de las bayas y cae el rendimiento de las viñas.
Los búnkers de las viñas de la cooperativa de Garriguella, que forman parte de la línea Pirineos y Franco mandó construir entre 1945 y 1950, tenían como objetivo proteger la frontera norte del Estado de una posible invasión vecina. Pero, como otras construcciones de este tipo, nunca llegaron a utilizarse. Una ruta permite descubrir estas fortificaciones, acompañada de una cata de vinos. La guía, la arquitecta Adela Geli, aprovecha su explicación para descubrirles el proyecto de introducción de murciélagos para combatir la plaga de la polilla. “Es un patrimonio natural y patrimonial. Un proyecto para vivir del territorio y un turismo arraigado a la zona y a la gente”, recalca Geli.