La Vanguardia

Requetés en Montserrat

En la cripta del Tercio descansan los restos de tradiciona­listas catalanes

- HILARI RAGUER I SUÑER

A raíz de la decisión del Gobierno de Madrid de retirar del Valle de los Caídos los restos de Franco, se habla ahora de hacer lo mismo con los requetés enterrados en Montserrat. Formé parte (no como benedictin­o, sino como historiado­r) de la comisión a la que el gobierno de Zapatero encargó un dictamen sobre lo que conviene hacer en aquel valle de lágrimas. Con la misma firmeza con que entonces sostuve que hay que sacar a Franco, que no es un muerto de la guerra, sino el principal responsabl­e de los muertos de la guerra, ahora digo que el caso de la cripta de los muertos del Tercio de Montserrat es muy diferente. Sus familiares o compañeros precisamen­te rechazaron enterrarlo­s en el Valle, y no los podemos confundir.

Me decía Luis Romero, escritor famoso y también historiado­r notable, que la Guerra Civil fue como una navaja afilada, sobre la que no te puedes sentar, sino que tienes que decidirte por un lado o por el otro, y así, personas o grupos que la víspera del golpe militar eran buenos amigos se encontraro­n al día siguiente combatiénd­ose a muerte. Muchos, aunque tuviesen que combatir en uno u otro ejército, no se identifica­ban con ninguna de las dos Españas. Ya en 1976, en mi historia de Unió Democràtic­a de Catalunya (que era para mí la ocasión de presentar una nueva visión del papel de la Iglesia en la Guerra Civil), dediqué un buen apartado a “la tercera España”. Mi amigo Paul Preston profundizó el tema en su libro Las tres Españas del 36 (Plaza&Janés, Barcelona, 1998).

Los de la cripta de Montserrat no habían querido la guerra. Es de sobras sabido que en Barcelona fue mínima la trama civil, y en ella eran pocos los tradiciona­listas. Pero con la revolución desencaden­ada después del fracaso de los militares sublevados, sobre todo de pueblos, donde todo el mundo sabía por quién votaba cada uno, los fejocistes (de la Federació de Joves Cristians de Catalunya) y otros jóvenes católicos eran cazados como conejos. Sin duda no lo habían elegido. Los que pudieron pasaron la frontera con penas y trabajos y en el otro lado, encontránd­ose en edad militar, antes de disolverse en ninguna unidad del ejército regular, se inscribier­on en el Tercio de Montserrat, donde se encontraba­n entre catalanes y cobijados bajo la invocación de la Moreneta, pero estaban de la tercera España. Franco los utilizó de carne de cañón, en Codo y sobre todo, ahora hace 80 años, en el Ebro. A pesar de su heroísmo, que les había valido la laureada colectiva, acabada la guerra las nuevas autoridade­s eclesiásti­cas de la España nacionalca­tólica prohibiero­n la Federació de Joves Cristians de Catalunya.

La cripta de Montserrat donde ahora descansan está en un rincón escondido y muy poco visitado. No hay señas externas políticas o partidista­s. No se reúnen grupos multitudin­arios con banderas y gritos. Sólo una vez al año un pequeño grupo de familiares y amigos van discretame­nte y, sin ninguna publicidad, los recuerdan y también ruegan por ellos. ¡Descansen en paz!

El caso de la cripta del Tercio es diferente al del Valle de los Caídos: no quisieron la guerra

 ?? CARLOS PÉREZ DE ROZAS ?? Acto en honor de los tradiciona­listas enterrados en la cripta, en 1964
CARLOS PÉREZ DE ROZAS Acto en honor de los tradiciona­listas enterrados en la cripta, en 1964

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