La oposición responde con una huelga general a la nueva moneda venezolana
Una huelga general, hoy, es la respuesta opositora a la entrada en vigor de la nueva moneda venezolana, el bolívar soberano, que ayer sustituyó al bolívar fuerte. El antichavismo pretende aprovechar estos días de incertidumbre y confusión para instigar un levantamiento popular, aunque pocos observadores creen que eso suceda, al igual que casi ningún experto opina que la segunda reconversión monetaria en una década solucione la mayor crisis económica del país.
La llegada del soberano supone quitar cinco ceros a la moneda y es la acción más visible de las medidas anunciadas el viernes por el presidente Nicolás Maduro para resucitar la economía, cuyo principal problema es una hiperinflación de 1.000.000%. Para hacerse una idea de la velocidad a la que los venezolanos pierden poder adquisitivo, en marzo, cuando Maduro anunció la reconversión –prevista inicialmente para junio–, la idea era quitar al bolívar sólo tres ceros.
Las calles amanecieron ayer semidesiertas y las cuentas corrientes de los venezolanos, con mucho menos dinero nominal. El Gobierno decretó no laborable el lunes para que los sistemas de bancos y empresas pudieran adaptarse a la nueva moneda. Por tanto, hasta hoy no se constatarán los efectos de la reconversión, a los que se sumará la huelga general convocada sólo por tres partidos opositores, lo que evidencia la debilidad del dividido antichavismo, la mayoría de cuyos líderes están en la cárcel o el exilio.
Otra medida de Maduro es el aumento del 3.400% del salario mínimo, que quedará en 1.800 bolívares soberanos, unos 40 euros, generando incertidumbre en las pymes que no saben cómo financiarán la subida. El Gobierno ha prometido pagar el incremento los primeros tres meses, lo que choca con la promesa del presidente de reducir el gasto público y frenar la emisión de dinero.
El chavismo basa el plan de choque en tratar de desvincular la economía del dólar y ligar el bolívar soberano a las reservas de petróleo –las mayores del mundo– a través del petro, la criptomoneda creada por Maduro. Un petro vale ahora 60 dólares –52 euros– algo menos que un barril de crudo venezolano en el mercado internacional. Paralelamente, el Gobierno ha liberalizado el control de cambio de divisas, hasta ahora muy restringido, para tratar de encauzar los dólares que circulan en el mercado negro ante la evaporación instantánea de la moneda local.
La mayoría de economistas considera que la reconversión monetaria ayudará a simplificar las cuentas pero, junto al resto de medidas, provocará aún más hiperinflación.