La línea 9, en marcha
LA Conselleria de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat de Catalunya se plantea como objetivo terminar la línea 9 del metro en su tramo central, el que va de La Sagrera a Zona Universitària, que es el que queda por ejecutar del proyecto más importante emprendido por el Govern. Lo anunció a principios del pasado mes de julio y ahora este diario ha tenido acceso a un detallado plan de ejecución, a la espera de que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) apruebe un crédito de 740 millones de euros.
La línea 9 del metro de Barcelona, que se proyectó en el 2002, inauguró su primer tramo, el del norte entre Can Zam y La Sagrera, en el año 2009. Después sufrió un parón en el 2011 a causa de la crisis económica y en el 2016 se puso en marcha el tramo sur, el que va del aeropuerto del Prat a la Zona Universitària. El proyecto es ahora terminar el tramo central para el 2025 y, cuando esté en servicio, la línea completará sus 47,8 kilómetros, la más larga de Europa, que unirá cinco municipios y diversas infraestructuras económicas y culturales de primer orden, como el aeropuerto, la Fira, el Camp Nou, la Zona Universitaria o el Park Güell, por citar unas pocas.
El objetivo del departament es terminar los más de 20 kilómetros del tramo central para ponerlos paulatinamente en funcionamiento. El cronograma del proyecto, al que el BEI habría dado un primer visto bueno, establece como prioritario el trabajo de la tuneladora y la construcción de un primer grupo de estaciones para el año 2023 y un segundo y tercer grupos para los dos años siguientes.
Parece, pues, un plan razonable. La línea 9 es una obra fundamental para la capital catalana y los municipios vecinos, una obra cuyo coste final alcanzará los 6.000 millones de euros, como mínimo, y cuya deuda la Generalitat deberá devolver en 30 años. Se trata, por tanto, de un gran proyecto que requiere sobre todo un escenario político y económico equilibrado y, al mismo tiempo, capacidad para una máxima garantía presupuestaria. Siempre teniendo en cuenta, además, que el Gobierno de España debe dar su visto bueno a la tramitación del crédito del BEI.
A la vista de la situación política, la Generalitat deberá hacer un esfuerzo para cumplir no sólo con aquellas condiciones, sino también demostrar que puede asumir la deuda que generará. Es bueno que el Govern planifique con tiempo sus obras, pero también sería de desear que tratara de terminar todo aquello que se proyecta, contando con todos elementos que juegan en una iniciativa de estas dimensiones.