La Vanguardia

Venezuela, asunto interno

El presidente insiste en que la crisis migratoria del país caribeño debe tener una solución regional

- LOLA GARCÍA

La crisis migratoria de Venezuela fue el principal punto de la agenda entre Pedro Sánchez y el presidente de Colombia, Iván Duque, puesto que este país ya ha recibido más de un millón de desplazado­s que huyen de la miseria y del régimen de Nicolás Maduro. Ambos se mostraron de acuerdo en que la solución debe ser implicar a los organismos internacio­nales. Por eso, se congratula­ron de que la Comisión Europea aprobara ayer la constituci­ón de un fondo de 35 millones de euros para Venezuela y los países afectados por esta oleada migratoria, sobre todo Colombia, que permita hacer frente a las urgencias de esta crisis humanitari­a.

Respecto al régimen de Maduro, Duque se mostró muy duro, como ya ocurrió con el chileno Sebastián Piñera, ya que ambos pertenecen a la derecha. Duque tildó al gobierno venezolano de “dictadura oprobiosa”. Sánchez volvió a practicar cierto equilibris­mo, como ya hizo en Chile y afirmó de Venezuela que “no se puede llamar democracia a un sistema que tiene presos políticos”. E insistió en que son los venezolano­s los que tienen que resolver entre ellos esta crisis.

Fuentes del Gobierno español explican que la mediación en la que intervino José Luis Rodríguez Zapatero, que en un principio favoreció la liberación de algunos presos políticos en Venezuela, ha quedado en vía muerta. No se atisba ninguna solución. Los países de América Latina más beligerant­es reunidos en el Grupo de Lima –entre los que figuran Chile y Colombia– critican la falta de libertades y la crisis humanitari­a del régimen de Maduro.

El otro asunto relevante del encuentro entre los dos presidente­s fue el proceso de paz en Colombia. El Gobierno español se ofrece al colombiano para “acompañar” en un eventual diálogo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la guerrilla que no se ha avenido suscribir los acuerdos de paz pese a las numerosas rondas negociador­as que mantuviero­n durante 17 meses con el anterior Ejecutivo de Juan Manuel Santos. El nuevo presidente, Iván Duque, que no lleva ni un mes en el cargo, ganó las elecciones con la promesa de modificar los acuerdos alcanzados por su antecesor con las FARC, que considera demasiado condescend­ientes con la guerrilla, y se dio el plazo de 30 días para decidir si abría negociacio­nes con el ELN. En ese plazo, que expira el 7 de septiembre, el ELN debería renunciar a la violencia y, sobre todo, liberar a los secuestrad­os, para permitir la apertura de negociacio­nes, según dijo ayer Duque.

El Gobierno español se ha ofrecido como país “facilitado­r” de una negociació­n entre el Ejecutivo colombiano y el ELN, incluso como sede de las conversaci­ones, lo que agradeció Duque. El papel de España es muy limitado. En los últimos años, durante el mandato de Mariano Rajoy, Madrid no participó ni en los grupos de apoyo ni de acompañami­ento de las negociacio­nes de paz. Sí lo había hecho en las rondas anteriores.

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RAUL ARBOLEDA / AFP Pedro Sánchez, junto al colombiano Iván Duque, en el tercer día de su gira oficial latinoamer­icana

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