La Vanguardia

Desarticul­ado el narcopiso más activo de todo el Raval

Mossos d’Esquadra y Guardia Urbana acaban con el punto de venta de drogas y zona de consumo más transitado del centro del Raval

- LUIS BENVENUTY

Agentes de los Mossos d’Esquadra y de la Guardia Urbana desarticul­aron el pasado miércoles por la tarde el narcopiso hasta ahora más activo del barrio Raval, el de los bajos comerciale­s ubicados en el pasaje Agustí Duran i Sanpere. Los agentes detuvieron a dos personas, y se incautaron de pequeñas cantidades de heroína y cocaína, así de útiles propios del menudeo de drogas y algo de dinero en efectivo. Quizás los traficante­s de las calles Riereta y Picalquers vendan en estos momentos tantas drogas o más como hicieron los ahora arrestados, pero desde hace poco menos de un año este local comercial abandonado funcionaba también como sala de venopunció­n y como punto de encuentro de gente muy marginal. Y es que los traficante­s se hicieron con esta propiedad al poco de que la policía cerrara a muy pocos metros los dos narcopisos del número 22 de la calle d’En Roig.

El paso de toxicómano­s por el pasaje era constante. Si bien en el 22 de d’En Roig uno podía contar fácilmente unos 200 clientes por hora, aquí entraban y salían unas 50 personas cada 60 minutos. Esta intensa actividad provocó una gran indignació­n vecinal porque en los alrededore­s se encuentran varios centros educativos. Adeaumenta­n más, se trata de un punto muy céntrico del barrio, entre las calles Joaquim Costa y Carme. A fin de actuar de un modo más discreto, para que los progenitor­es no se encontrara­n jeringuill­as camino del colegio, los narcos del pasaje decidieron obligar a sus clientes a drogarse siempre en el interior de sus dependenci­as. Entre toda la inmundicia retirada del lugar estos dos últimos días hay docenas de jeringuill­as usadas. Ahora los vecinos de la zona contemplan temerosos la actividad de los narcopisos más cercanos, los de las calles Picalquers y Malnom y el del pasaje Bernardí Martorell. Temen que su actividad, que compitan para hacerse con el hueco dejado. Varias asociacion­es vecinales reclamaron ayer mismo a la entidad financiera propietari­a del narcopiso desarticul­ado que dé a estos bajos algún uso social. Cuanto antes mejor. Entretanto una cuadrilla tapió los accesos del lugar.

Estas viejas oficinas quedaron expeditas hace ahora unos cinco años. A pesar de ello, durante mucho, tiempo, las usurpacion­es no alteraron la vida cotidiana de estas calles. A un lado de la finca se instaló la entidad alternativ­a Espai de l’Immigrant, que acostumbra a ofrecer ayudas legales y médicas a inmigrante­s en situación de gran vulnerabil­idad. A su lado, antes de que se convirtier­a en un punto de venta de droga, vivieron varios estudiante­s anglosajon­es cuyo principal

La presencia de varios centros educativos en los alrededore­s multiplica­ba la angustia de los vecinos

objetivo era ahorrarse el alquiler. Nunca generaron grandes inquietude­s.

Pero todas estas dependenci­as están conectadas a través de unos altillos, y cuando los anglosajon­es se marcharon los italianos instalados en un tercer espacio, una gente mucho más inquietant­e que los estudiante­s anglosajon­es, facilitaro­n la entrada de los narcos. En el Raval muchos vecinos promueven la ocupación de fincas vacías a fin de que no las tomen los traficante­s de drogas. Otros, en cambio, se muestran mucho más reticentes a apoyar usurpacion­es. Piensan que son una lotería, que nunca sabes quién se puede meter en tu rellano. Se trata de una lotería. En estos momentos, en el lugar donde vivieron los italianos que facilitaro­n la entrada de los narcos, están instaladas varias personas que no están ocasionand­o molestias. Por las mañanas barren la acera que queda frente a su puerta.

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ANA JIMÉNEZ Los grafitis proporcion­aban de mayor intimidad a los narcocupas de estos bajos comerciale­s

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