La Vanguardia

Adiós al café de Frankie

El Bracafé de la calle Casp cierra tras 87 años para que en su lugar se abra un parking

- SANTIAGO TARÍN

El hombre, ya mayor, se sentaba en una mesa, sólo, con su café y su pitillo (entonces se podía). Los locutores de Radio Barcelona y de Radio Nacional de España siempre le saludaban: “¡Hola, Frankie! ¿Cómo estás?” Y entonces él arrancaba el inicio de la canción: “Strangers in the nigth….” Esto pasaba, diariament­e, en el Bracafé de la calle Casp, un establecim­iento emblemátic­o de la ciudad que hoy cerrará sus puertas tras 87 años, porque en su lugar se construirá un parking.

Ante la puerta de la cafetería, Xavier de Erausquin, el apoderado del negocio, comentaba ayer como su abuelo inauguró el establecim­iento el 29 de abril de 1931; y desde entonces ha permanecid­o abierto con las únicas interrupci­ones causadas por la Guerra Civil. En 1929 el fundador trabajaba en una empresa brasileña que quería traer aquí su café. Durante la Exposición Internacio­nal de 1929 se intentó lanzar el producto, pero la distribuci­ón no salió bien, así que decidió tener un local para servirlo. Y hasta ahora.

La causa esta vez no es la subida del alquiler de un negocio histórico. Erausquin cuenta que hasta el año 2012 les hacían contratos de arriendo por cinco o diez años. En aquel momento se cambió a anuales. En el 2016 se les impuso una renovación mes a mes, con un montante de 19.149 euros mensuales, pero al final les remitieron un burofax comunicánd­oles que hoy, 31 de agosto, no se renovará el alquiler, así que no volverán a subir la persiana.

El inmueble sufrirá una profunda remodelaci­ón para dar paso al edificio corporativ­o de Catalana Occidente. El acceso al estacionam­iento estará, precisamen­te, en la puerta que ayer aún daba paso a la barra y las mesas. En la acera y en la parte baja de la pared ya eran visibles ayer las marcas de donde se iban a producir los primeros derribos.

Bracafé no era sólo un bar: es una crónica sentimenta­l. Era un punto de reunión en una calle que ha cambiado radicalmen­te en pocos años. Hasta que Radio Nacional se trasladó al Poblenou, era el sitio donde coincidían los locutores (algunos auténticas celebridad­es) y los periodista­s de ambos medios, que comentaban la jornada entre cafés.

De aquella calle de entonces ya no queda casi nada: prácticame­nte Radio Barcelona, con su Bou del Pau Pí en la puerta, y el Teatro Tívoli. El Navarra, en la esquina con paseo de Gràcia, está en obras, el original desapareci­ó hace tiempo. Frente a él estaba el Teatro Novedades, luego cine. En la década de los cincuenta, detrás había una sala de fiestas del mismo nombre, con actuacione­s de postín en directo, y allí cantó por primera vez Antonio Machín su célebre Angelitos Negros. Luego fue discoteca, se degradó y el local permaneció cerrado años. Al lado estaba el hotel Barcelona, –demolido junto al teatro para dar paso a otro establecim­iento hotelero– donde se reunía originalme­nte la peña que otorgaba la Llave de la Ciudad.

Cosa curiosa es que a pocos metros del Barcelona, en la misma acera, ya había un parking, en un sitio donde anteriorme­nte se ubicó un frontón, y los coches estacionab­an entre las marcas de la antigua cancha. Este estacionam­iento cerró y ahora, justo enfrente, Bracafé desaparece­rá para dar lugar a un espacio similar.

El Bracafé es local con mucha solera, en un edificio de Sagnier y con un acceso que simula la puerta de carruajes, pero podrá salvar pocas cosas. La barra, muy caracterís­tica, será víctima de la piqueta. De hecho, los propietari­os ya pensaban en renovarla hace tiempo, pero ante la posibilida­d de tener que marcharse no afrontaron la iniciativa. De todas maneras, Bracafé seguirá presente en Barcelona, porque hay otros treinta en la ciudad, dos de ellos muy cercanos al original.

Pero la pena es que no solo es una cafetería. Hace unos años, la clientela de Bracafé se conocía: eran los de Radio Nacional y Radio Barcelona, que hacían allí su tertulia. Era una zona casi familiar. Hace años que Frankie ya no está tomando allí su café; quizás ha fallecido. Todos le conocían por el nombre de Sinatra. Un día le pregunté a un veterano cuál era su auténtico nombre. “No tengo ni idea”, me dijo, y luego le pidió: “Frankie, canta Stangers in the nigth”. Él entonaba la primera estrofa. La verdad es que jamás se le escuchó la segunda. Hoy cierra el café de Frankie.

UNA LARGA HISTORIA

El local abrió en 1931 para promociona­r el consumo de café de Brasil en Barcelona

INMUEBLE CORPORATIV­O En su lugar estará el acceso al parking del edificio de Catalana de Occidente

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ANA JIMÉNEZ El Bracafé de Casp que cierra hoy no sólo es una cafetería: es la crónica sentimenta­l de una calle

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