Lady Gaga lleva a Venecia su debut en el cine
La estrella protagoniza ‘A star is born’ con Bradley Cooper de director
Una actriz llamada Lady Gaga Lady acaba de nacer. Su bautizo se celebró ayer en la Mostra de Venecia, donde acudió para presentar su primera película: un remake de A Star Is Born en el que el actor Bradley Cooper debuta por su parte como director –a la par que hace de coprotagonista– y como cantante más que correcto.
Entre otros aspectos, y al margen del juicio que la novel actuación de la cantante pueda merecer, la película ofrece a posibilidad de ver a la artista en su estado físico más natural, libre de los aditamentos con los que normalmente suele adornarse. Lo cual responde a la muy directa intervención de Cooper, según reveló ella misma: “Recuerdo muy bien el día de la primera prueba de pantalla; Bradley tenía una toallita desmaquillante. Puso su mano en mi cara, me pasó la toalla y me dijo: ‘No quiero verte maquillada’. Y así descubrió esa vulnerabilidad mía, pero la verdad es que me sentí liberada de mis miedos, y en la película ven el nuevo rostro que él descubrió”, explicó. A Star Is Born (2018), cuarta versión del mismo título tras la de 1937 con Janet Gaynor, 1954 con Judy Garland y 1976 con Barbra Streisand –las dos últimas también musicales–, tiene su punto fuerte en las actuaciones de Lady Gaga y Cooper sobre distintos escenarios, juntos o por separado. La primera mitad del filme, de dos horas y cuarto en total, supera en impacto y brío a la segunda. El argumento y el tono son en todo momento convencionales, pero la cinta seguramente resultará más que efectiva para el público en general y, en particular, muy atractiva para los fans de la artista.
La cantante no se interpreta a sí misma en su representación del personaje de Ally, subrayó ayer: “Al principio de la película, Ally aparece como alguien que ha renunciado a lo que quería hacer. Y yo nunca lo hice. Desde los 19 años tenía muy claro que quería cantar. Y cuando estaba empezando dije no una y otra vez cuando quisieron utilizar mis canciones para que las cantaras otras porque yo no era lo bastante guapa. No, me dije, a mí nadie iba a quitarme mis canciones de las manos”, relató. “No importaba lo que me pidieran; yo siempre tenía que asegurarme de que se hiciera a mi manera”, añadió. Para concluir, casi a modo de proclama: “Nunca quise ser sexy, como otras mujeres. Nunca quise parecerme a otras mujeres. Quería ser yo misma, con mi propia visión”.
En su condición de actor, Cooper interpreta en la película al típico cantante alcoholizado y drogata, Jackson Maine, que es buena persona y mejor amante pero no sabe controlarse y de vez en cuando monta números altamente destructivos para sí mismo y los demás. Uno de esos escándalos marca el principal giro del argumento. “Ally representa al tipo de artista puro y verdadero, mientras que Jackson es más indiferente”, sintetizó Cooper.
Lady Gaga y Bradley Cooper exhibieron una estupenda conexión personal y artística. Llegaron de la mano al embarcadero de la Mostra, él con un traje gris y ella vestida de blanco con su peinado de rubio platino, un poco al estilo Marylin Monroe. Los dos presumieron ante la prensa de sus antepasados italianos, así como del hecho de ser de la Costa Este de Estados Unidos.
Ambos se deshicieron en agradecimientos al otro por la confianza que se dieron durante el rodaje: ella a él a la hora de cantar; él a ella a la de actuar. La pareja funciona. La película, también.