...y Sánchez pide al president que abra un diálogo político en Catalunya
El jefe del ejecutivo cree que Torra yerra al dirigirse sólo a una parte de la sociedad
“Advertimos de las consecuencias de quebrar la legalidad, pero hay que dar una oportunidad a la política”.
Pedro Sánchez acabó ayer en Costa Rica su gira por Latinoamérica igual que la empezó: respondiendo a cuestiones sobre Catalunya. Desde este país centroamericano, instó al presidente de la Generalitat a abrir un diálogo político dentro de Catalunya en lugar de dirigirse sólo a una parte de la sociedad catalana que, subrayó, no es la mayoría. Sánchez mantuvo que “hay que dar una oportunidad a la política”, pero siempre dentro de la Constitución. Precisamente, anunció que, a partir de septiembre, varios ministerios impulsarán una serie de actos de reivindicación de la Carta Magna con motivo de su 40.º aniversario. “Este Gobierno va a reivindicar la Constitución y su vigencia”, añadió.
“Catalunya tiene que hablar con Catalunya”, insistió el presidente. Aunque eludió entrar en conflicto con Torra, se reafirmó de manera implícita en su disposición a aplicar el artículo 155 si se repiten los acontecimientos de hace un año o una situación similar. “Nosotros advertimos de las consecuencias de volver a la quiebra de la legalidad y el unilateralismo”, pero subrayó que su voluntad política de dialogar. “Dentro de la Constitución hay un espacio enorme”, dijo.
La determinación de Torra, que expresará el próximo día 4, de plantear un ultimátum al Gobierno entre la negociación de un referéndum o la ruptura, no será motivo para que se replantee su reunión prevista con el president para este otoño en el Palau de la Generalitat. Sánchez mantiene ese encuentro, pero eso no impidió que reclamara a Torra que se
ocupe de la “crisis de convivencia que existe en Catalunya y que debe ser la prioridad del presidente de la Generalitat”.
Fuentes cercanas a Sánchez señalaron ayer que la intención del presidente no es emprender una escalada de tensión verbal con Torra, al contrario. Y que la aplicación del artículo 155 no es una amenaza ni es algo en lo que ahora se esté pensando en la Moncloa, si no se traspasa la línea roja de la legalidad. Su prioridad, según las mismas fuentes, es mantener abiertos los canales de diálogo con el president y, sobre todo, apelar a todos los partidos a favorecer la convivencia en Catalunya para aplacar el clima social.
Sánchez finalizó ayer su gira latinoamericana en San José de Costa Rica, junto al presidente Carlos Alvarado, con quien conversó sobre medidas para combatir el cambio climático y la crisis migratoria derivada de la llegada masiva de nicaragüenses que huyen de la represión del régimen de Daniel Ortega. El presidente se refirió a su experiencia al señalar que “en España necesitamos migración, pero ordenada”. Y resumió su política sobre tres pilares: diálogo con los países de origen, control fronterizo y respuesta regional. Sobre el posible desvío de fondos de cooperación para otros usos por parte de Ortega, Sánchez aseguró que se revisará si eso ocurre, pero que se mantendrá por el momento la ayuda a los nicaragüenses.
De esta forma concluyó una gira que el actual Gobierno socialista ha planteado como contrapunto a la política internacional de Mariano Rajoy, quien, en su opinión, descuidó los lazos con los países latinoamericanos.
El periplo ha servido también a Sánchez para subrayar su imagen presidencial, puesto que en cinco días ha sido recibido con todos los honores por los mandatarios de Chile, Bolivia, Colombia y Costa Rica. La elección de estos países responde a un criterio de diversidad. En ellos gobiernan tanto la derecha como la izquierda.
Las olas migratorias en América Latina, tanto de nicaragüenses como, sobre todo, de venezolanos, ha sido uno de los elementos comunes de las entrevistas de Sánchez, quien ha eludido calificar el régimen de Nicolás Maduro de dictadura y ha preferido constatar que “no es una democracia”.
Una tibieza que ha contrastado con las duras palabras que emplearon tanto el mandatario chileno como el colombiano, ambos miembros del grupo de Lima, que cuestiona la legitimidad de Maduro al frente del Gobierno venezolano.
Con el presidente chileno, Sebastián Piñera, se abordaron los importantes intereses comerciales de las empresas españolas, como constructoras o tecnológicas, en ese país. Evo Morales recibió a Sánchez casi al estilo “Bienvenido Míster Marshall” y sirvió al Gobierno para subrayar la actividad de cooperación de España en el exterior. En Colombia, la crisis migratoria y el proceso de paz fueron los temas estrella que se abordaron con el joven presidente Iván Duque, que hace menos de un mes que llegó al poder. Y, finalmente, Costa Rica fue el escenario para hablar de cambio climático con el también muy joven presidente Carlos Alvarado. Ese país centroamericano se ha propuesto reducir las emisiones de carbono de manera drástica (llegar a la situación de “carbono neutral” en el 2021 y ya cuenta con el 99% de su energía de fuentes renovables.
La Moncloa ha planteado este viaje como contrapunto a la ausencia española en la era Rajoy