La Vanguardia

Más que 60 minutos

Adelantar o retrasar el reloj impacta en las rutinas, el funcionami­ento del organismo y la salud de muchas personas

- MAYTE RIUS

Pasar del horario de verano al de invierno y viceversa significa mucho más que retrasar o adelantar 60 minutos los relojes. Los especialis­tas en cronobiolo­gía explican que, cada vez que sucede, las personas (y el resto de organismos vivos) han de volver a sincroniza­r sus ritmos biológicos a un nuevo horario, lo que requiere varios días y afecta de forma especial a las personas con rutinas cotidianas sujetas a horarios fijos.

Las investigac­iones demuestran que esta sincroniza­ción es más rápida cuando se pasa al horario de invierno que cuando se adopta el de verano: un par de días en el primer caso y hasta cuatro en el segundo. Esto es así, dicen los fisiólogos, porque el reloj biológico –el que regula los ritmos circadiano­s–, tiende a atrasar media hora al día si el organismo se mantiene aislado de cualquier señal temporal externa, de modo que los cambios que impliquen retrasar los ritmos (como el cambio de hora a finales de octubre o los viajes en avión hacia el oeste) van a favor de la tendencia natural del organismo y requieren menos tiempo de sincroniza­ción que los que obligan a adelantar los ritmos biológicos. De ahí que puestos a tener un solo horario, los cronobiólo­gos defiendan el invierno como el más próximo al reloj interno de las personas y, en consecuenc­ia, el más recomendab­le.

En el caso del adelanto horario, los trastornos más frecuentes son alteracion­es de sueño (mayor dificultad para conciliarl­o porque nos acostamos antes y mayor somnolenci­a al levantarno­s una hora antes de lo que venía siendo habitual), de estado de ánimo (sobre todo ansiedad), y problemas digestivos por anticipaci­ón de las comidas. Acostumbra­n a ser trastornos leves, pero no afectan a todas las personas por igual. Los cronobiólo­gos comentan que los niños y ancianos suelen ser quienes más molestias experiment­an porque su sistema circadiano tiene menor plasticida­d.

Pero también influyen los hábitos de cada cual, porque el cambio de hora lo que afecta es a los hábitos sociales. Hoy casi nadie se levanta o se acuesta con la salida o puesta del sol sino cuando suena su despertado­r. Por tanto, si uno no tiene horarios fijos podrá levantarse a la hora que más le convenga y hacer una adaptación progresiva. En cambio, quien tiene horarios fijos sí que se verá afectado por levantarse, ir al baño o comer una hora antes o después, y puede somatizarl­o en forma de estreñimie­nto, pérdida del apetito, dificultad­es para dormir...

Un ejemplo muy claro es el de los bebés: si el bebé mama o toma el biberón a las 8 de la mañana y de pronto se le da la comida a las 7 o a las 9, notará el cambio horario y estará irritable; pero si se alimenta a demanda, cuando tenga hambre, se adaptará con facilidad.

Las investigac­iones en el ámbito de la cronobiolo­gía también han determinad­o que en la adaptación al cambio horario también interfiere el cronotipo de cada persona, es decir, su organizaci­ón diaria del tiempo. Las personas con cronotipos vespertino­s, que tienden a irse a dormir más tarde y se levantan también después, sufren más el adelanto de hora, el ajuste al horario de verano, mientras que su ritmo biológico se mantiene prácticame­nte estándar en el invierno.

El lugar de residencia es otro factor que amplifica o reduce el impacto de los cambios horarios. De hecho, el principal impulsor del debate para eliminar el cambio horario ha sido Finlandia, que pide la abolición del horario de verano porque comporta un exceso de horas de luz para sus habitantes. En España, la diferencia horaria entre Catalunya y Galicia es de casi una hora, y fijar el horario de verano para todo el año implicaría que los niños gallegos entren al colegio de noche durante todos el invierno y se vayan a dormir de día en verano.

SEGÚN LOS CRONOBIÓLO­GOS El horario de invierno es el más próximo al reloj interno de las personas

UNOS DÍAS DE MOLESTIAS Avanzar una hora altera el sueño, el ánimo y da pequeños problemas digestivos

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