Funeral grandioso para Aretha
La reina del soul ha sido enterrada, tras cuatro días de exequias, junto a su padre
Aretha Franklin tuvo ayer el último show de su postrera gira, al que llegó enfundada en un vestido dorado y con zapatos de lentejuelas, el cuarto estilismo de esta semana de exequias. El martes y miércoles miles de admiradores pudieron verla en el Museo de Historia Afroamericana de Detroit. El primer día, lució de rojo con zapatos de charol a juego, el miércoles su familia la vistió de celeste con calzado dorado y el jueves apareció de rosa. Como gran diva, se reservó el dorado, el mismo color de su ataúd, para su entierro.
La reina del soul, que falleció el pasado 16 de agosto a los 76 años de un cáncer de páncreas, ha sido despedida por todo lo alto en Detroit, la ciudad que la vio crecer. A las 10 de la mañana de ayer, empezaba su funeral en el templo Greater Grace, con capacidad para 4.000 personas. El ataúd estaba flanqueado por flores rosadas, lavanda y blancas, y las portadas del programa mostraban a una joven Franklin, con una leve sonrisa y gafas de sol, y la leyenda A
celebration fit for the queen (una celebración digna de la reina).
A la entrada de la iglesia una alfombra roja recibía sus restos mortales, que llegaron en un Cadillac blanco de 1940 desde la iglesia bautista New Bethel, el templo de su padre, Clarence LaVaughn Franklin, el predicador negro más célebre del país en los años cuarenta, y que cuando falleció en 1984 fue transportado en ese mismo Cadillac blanco, igual que la activista Rosa Parks, fallecida en el 2005 y que tuvo funeral también en esta iglesia.
La familia llegó a la ceremonia en una caravana de limusinas blancas y por la alfombra roja desfilaron los pesos pesados de la música negra. Estaba previsto que entre los 19 artistas que iban a participar en la ceremonia estaría Stevie Wonder, pero finalmente no asistió. Entre los oradores que recordaron a la estre-
lla estaba el expresidente Bill Clinton, que acudió con su esposa, Hillary. También hubo parlamentos del antiguo fiscal general de EE.UU. Eric Holder, del cantante Smokey Robinson y de los reverendos Jesse Jackson y Al Sharpton.
Mientras los asistentes tomaban asiento, la Orquesta Aretha Franklin interpretaba un popurrí con I say a little prayer, Angel y otras canciones de la artista, junto con temas gospel. Ariana Grande cantó uno de los mayores éxitos de la reina del soul, You make me feel like, enfundada en un vestido con una falda abullonada demasiado corta para la ocasión, mientras, Bill Clinton, sentado detrás de ella, sonreía. La cantante country Faith Hill, por su parte, interpretó What a friend we have in Jesus”. Los familiares de Aretha rindieron homenaje a una mujer que cocinaba para ellos, cotilleaba con ellos y les transmitía sus rega- los. “Nada sonó mejor para mí que la voz de mi abuela –dijo Victorie, una de sus nietas–. Su voz trajo paz”. También habló su nieto Jordan, entre lágrimas: “Sé que la huella que dejó en este mundo nunca se podrá eliminar. Le mostraste al mundo el amor de Dios, y no hay nada más honorable”. Por su parte, uno de sus cuatro hijos (lo tuvo con 14 años), Edward Franklin, cantó
Mercy mercy me, de Marvin Gaye. Barack Obama y George W. Bush no acudieron al funeral, pero enviaron sendos mensajes. Franklin había cantado en la toma de posesión de tres presidentes, Jimmy Carter, Clinton y Obama, y recibió la Medalla Presidencial de la Libertad de manos de W. Bush en el 2005.
Envuelta en dorado, la reina reposa en el cementerio de Woodlawn, Detroit, con varios miembros de su familia, incluido su padre, en cuyo templo empezó a cantar.