Estaremos muy pendientes
Un vicio mediático cada vez más habitual en los programas de radio y de tele: conectar con un reportero para que nos informe de que está pendiente de alguna noticia inminente. El concepto se traduce “estaremos muy pendientes”, bien de un comunicado, bien de una dimisión, bien de una sentencia, bien de uno fichajes, bien de una gilipollez, bien de unas declaraciones. Lo más curioso es que esta idea de informar de que estarán muy pendientes interrumpe la fluidez de los programas y contribuye a instaurar el paroxismo de la fragmentación en el que se ha convertido la actualidad. Una de las lecciones de la afortunada revisión que Santi Carreras ha hecho del archivo sonoro de Catalunya Ràdio (Dies de ràdio) es precisamente constatar que hay una radio de antes de internet y la Wikipedia y una de después. En la radio de antes, el sentido de la creatividad no estaba sometido a la interrupción compulsiva como signo de conexión a la omnipotencia de la inmediatez sino que las ideas, los climas, las entrevistas, los diálogos evolucionaban con mayor naturalidad. De hecho, que un programa de actualidad esté pendiente de la actualidad no debería ser noticia. Es más: podría pasar que quisieran estar tan pendientes que acabaran desatendiendo el programa.
CUERPO A CUERPO. Grandes dos primeros capítulos de Bodyguard, una miniserie de la BBC (tres capítulos) en la que la tensión se administra por vía intravenosa, con una sensación permanente de peligro. Situémonos: cuenta la historia del guardaespaldas (con un pasado traumático como soldado en Afganistán) de la ministra del Interior de Inglaterra. Se alternan referencias a confabulaciones políticas, al terror y la seguridad como nuevos dogmas del presente y a las ancestrales pulsiones entre deseo, poder y otros dilemas morales.
WE NEVER WALK ALONE. Más ficción inglesa de calidad: tercera temporada de Unforgotten, probablemente la última. Sensacional. Recapitulemos: Unforgotten siempre explica una investigación policial reabierta a partir del descubrimiento casi arqueológico de un cadáver que, cuando el pasado era presente, se perdió en el océano burocrático de los desaparecidos. Cada temporada es un caso y en el último vuelve a conmover la capacidad de implicación de los investigadores. No soy objetivo porque llevo tiempo dando la tabarra sobre el talento de la actriz Nicola Walker, a la que vimos recientemente en la extraordinaria The Split. Aquí hace de detective vulnerable pero aparentemente fuerte y vuelve a encontrar en las miradas, los silencios y la contención los ingredientes más sólidos para dar credibilidad a su personaje y, por extensión, a la serie.
DESCUBRIMIENTO. Pero el gran descubrimiento de agosto ha sido el monólogo The overthinker (Netflix) del cómico Demetri Martin. Salvando todas las distancias, me ha recordado la capacidad creativa de Miguel Noguera pero con una propuesta algo más convencional. Es un humor que huye de los estereotipos del monologuismo costumbrista y que se instala en una disonancia experimental felizmente perturbadora.
Cada temporada es un caso y en el último vuelve a conmover la capacidad de implicación de los policías