El eterno retorno
“En su primer día, Pàmies y Rojals se han vendido a un ritmo frenético. Septiembre se está santjordificando” “Coelho ha sido el protagonista del verano gracias a una entrevista donde dijo que es un asesino”
La eficacia de unas vacaciones se mide por el grado de desconexión que has conseguido. Personalmente procuro no ver las noticias ni leer prensa, más allá de esas noticias sobre tiburones desorientados que aparecen en la playa, heridos de muerte por un pez raya. Mantengo el teléfono en modo vuelo todo el día. Pero, ay, las redes sociales tientan como esas persianas por las que te asomas sin ser vista. Y así, cotilla, descubres de qué manera pasan los demás su agosto, entre polémicas veraniegas como a quién salvarías antes, si a un niño que provocó un incendio en tu casa, o a tu perro que está dentro.
Costaba volver a Barcelona, ahora que nos espera un “otoño caliente”. Pero el cumpleaños de Juan Pablo Villalobos en La Vermu, en Gràcia, era un buen aliciente. La vela del pastel tiene forma de interrogante (supongo que también existirá el signo de exclamación para edades más inesperadas). Premio Herralde en 2016 por No voy a pedirle a nadie que me crea, acaba de publicar Yo tuve un sueño. El viaje de los niños centroamericanos a Estados Unidos, y se ha afeitado la barba. Entre los invitados está Juan Antonio Montiel, que se ha incorporado a Salamandra. También las anagramáticas Silvia Sesé y Jane Pilgrem, enamorada de Irlanda, y especialmente del chapuzón que se dio en el agua cristalina y helada frente a un castillo abandonado.
En la barra, la agente literaria María Lynch me presenta a Mariana Enríquez y balbuceo un patético: “Soy muy fan tuya”. Las cosas que perdimos en el fuego me flipó tanto que lo que pueda comentar sonará a chorrada monumental. Quiero leer su retrato de Silvina Ocampo. Sin atreverme a decirle nada más (y así será durante un buen rato), me escurro hacia una de las mesas, donde se sientan Isabel Obiols y Marina Espasa. Hoy mismo se publicaban en Quaderns Crema L’art de portar gavardina de Sergi Pàmies y, en Anagrama, El cel no és per a tothom, de Marta Rojals. En su primer día, ambos se han vendido a un ritmo frenético (diría que como churros, pero aquí nadie compra churros). Muchos están de acuerdo en que el septiembre se está santjordificando. Parece casi una rentrée francesa.
De hecho, la editora Ester Pujol ha estado en París y las librerías bullían. Fotografió la calle dedicada a Gaston Gallimard. Y le preguntó a la directora de Edicions 62, Pilar Beltran, si publicará 14 Juillet, d’Éric Vuillard, premio Goncourt por La orden
del día. Ella le contestó que Jordi Martín Lloret lo está traduciendo. Pujol va apuntando lo que lee la gente en la playa y las piscinas (entre otros, Aquest deu ser el lloc, de Maggie O’Farrell, Mirall trencat, de Mercè Rodoreda,
La señora Fletcher, de Tom Perrotta, o La paradoja de la historia, de Nicola Chiaromonte). En el aeropuerto de Orly, durante el clásico retraso de esa compañía en la que todos están pensando, detectó entre los pasajeros a lectores de El llibre dels Baltimore, de Joël Dicker, o de Avec Philip
Roth, de Josyane Savigneau, además de Hippie, de Paulo Coelho. El autor brasileño ha sido el protagonista del verano gracias a una entrevista de Virginia Drake en la que él acabó diciéndole que es un asesino, que los asesinos no se ponen nerviosos y que sólo salvan o matan. Sin duda es un alquimista nato, lo convierte todo en oro.
Paula Bonet también estuvo en un aeropuerto de París, en tránsito a Santiago de Chile, donde ha pasado dos semanas. Retrató a un hombre en uno de
sus cuadernos, y luego se sentó a su lado en el avión. “Gran lector, cero hablador”, tuiteó ella. El 13 de septiembre sale Roedores. Cuerpo de embarazada sin embrión, publicado por Literatura Random House. Es el animalario que Bonet dibujó durante las primeras semanas de embarazo para una hija que no llegó a nacer, y un diario que rompe el silencio sobre el aborto espontáneo. De regreso a Barcelona, colgó una selfie desde su Madriguera.
El poeta Josep Pedrals ha hecho una gira por Macedonia, que acabó en Skopje. La directora del área de literatura del Institut Ramon Llull, Izaskun Arretxe, y Marina Espasa, coordinadora de la oficina Barcelona, ciutat de la literatura, han retransmitido vía Twitter el Edinburgh International Book Festival, donde recitaron Mireia Calafell y Enric Casasses, casi como si estuvieran en La Calders, según apuntaba la librera Isabel Sucunza. Por lo visto en algún momento se toparon con Javier Cercas. Alicia Kopf firmó ejemplares de su Brother in
ice junto a la canadiense J.R. Carpenter, autora de An Ocean of Static.
Por fin me acerco de nuevo a Enríquez. Cuenta que en Copenhague oyó a una danesa treintañera comentando con total frivolidad que este verano no ha ido a la casa que se compró en Barcelona, porque, uf, hace demasiado calor. Hablamos de la especulación inmobiliaria y del susto que se dio en Venecia cuando un crucero más alto que las casas parecía a punto de arrollar toda la ciudad. He olvidado decirle al editor de Debate, Miguel Aguilar, que estoy impaciente por leer 21 lecciones
para el siglo XXI, de Yuval Noah Harari, así como otras novedades que auguran un curso apetecible para quienes nos enfrentamos mejor a la realidad mediante los libros.