Caterina Biscari
DIRECTORA DEL SINCROTRÓN ALBA
La física Caterina Biscari, que dirige el sincrotrón Alba desde 2012, ha sido elegida como presidenta del nuevo consorcio Leaps, que agrupa los trece instalaciones de sincrotrón europeas y da servicio a 24.000 usuarios anuales.
La física Caterina Biscari, directora del sincrotrón Alba desde 2012, ha sido elegida como presidenta del consorcio Leaps que agrupa a las instalaciones de sincrotrón europeas. Biscari, que actualmente ya es vicepresidenta de Leaps, asumirá el cargo en el 2020 y lo compaginará con la dirección de Alba.
Nacida en Sicilia de padre italiano y madre española, licenciada por la Universidad Complutense de Madrid y doctorada por la Universidad de los Estudios de Nápoles, Biscari ha desarrollado toda su carrera en el área de los aceleradores de partículas. Es especialista en el diseño, construcción y operación de aceleradores y ha contribuido a desarrollar tecnologías para utilizar los aceleradores para investigaciones de física fundamental, usos industriales y aplicaciones médicas.
Antes de incorporarse al sincrotrón Alba, había trabajado en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) durante tres años como investigadora postdoctoral y en el Instituto Nacional de Física Nuclear de Italia en Frascati durante 27, donde fue directora de Tecnología y subdirectora de Ciencia para la División de Aceleradores. Además, había colaborado con el Centro Nacional de Hadronterapia Oncológica (un tipo de radioterapia) en Pavía, también en Italia.
Ahora como vicepresidenta y en el futuro como presidenta del consorcio Leaps, Biscari será responsable de coordinar la actividad de los aceleradores europeos que producen fuentes de luz. El consorcio, fundado en 2017, agrupa a 16 instituciones que hasta ahora habían trabajado de manera independiente unas de otras. Entre todas, gestionan un presupuesto anual de operación de 700 millones de euros y dan servicio a 24.000 usuarios. De estas 16 instituciones, trece cuentan con sincrotrones y las otras tres, con instalaciones de láser de electrones libres.
El consorcio Leaps (iniciales en inglés de Liga de Fuentes Europeas de Fotones basadas en Aceleradores) cuenta con el apoyo de la Comisión Europea, que promueve que instituciones de diferentes países colaboren entre ellas para optimizar las inversiones. “Estoy convencida de que Leaps supondrá una contribución de primer orden para desarrollar infraestructuras de investigación europeas de una manera sostenible y coste-efectiva”, declara Biscari.
Antes de ser elegida para coordinar los sincrotrones europeos, con gran parte de los cuales ya ha trabajado en el pasado, Biscari ha presidido el Grupo de Aceleradores de la Sociedad Física Europea, ha sido miembro del comité ejecutivo de dicha sociedad y ha formado parte de varios comités científicos asesores de instituciones internacionales –entre ellos, el comité de Política Científica del CERN, el de las fuentes de luz XFELD y HZB en Alemania y el de la fuente PSI en Suiza–.
Las líneas que entrarán en servicio en el 2020 se dedicarán al estudio de proteínas y a investigaciones de física
conducir electricidad sin pérdidas de energía en forma de calor) o las posibilidades del grafeno (un material de carbono con un gran potencial para aplicaciones tecnológicas).
La línea Notos, por su parte, se dedicará a mejorar la tecnología de los sincrotrones, así como a experimentos de química y de ciencia de materiales.
“Estas nuevas líneas complementarán algunas de las técnicas ya existentes con capacidades más avanzadas”, destaca Caterina Biscari, directora del sincrotrón Alba. Aumentar el número de líneas de luz –añade– “tiene también una ventaja económica, ya que supone rentabilizar la inversión inicial”.
La línea número doce, la cuarta que se está construyendo, se destinará a observar la estructura íntima de distintos materiales con rayos X de alta energía. Dado que será una línea de luz versátil, está previsto utilizarla en campos tan diversos como la ciencia de materiales, la tecnología de alimentos, la industria del automóvil, el estudio de fósiles preservados en ámbar o la formación de burbujas en la lava volcánica. Llamada Faxtor, debe entrar en servicio en el 2022 o el 2023.
Según los cálculos del equipo de dirección de Alba, cuando las doce líneas de luz estén operativas, el coste de un día de experimento será un 25% más bajo que en la actualidad. Para “optimizar el rendimiento al máximo –apunta Bisca-
ri–, convendría llegar a veinte líneas en funcionamiento”.
En este momento hay ocho líneas ya operativas, cuatro en construcción y otras tres que han sido definidas como las próximas que se deberán instalar, pero cuya financiación todavía no ha sido aprobada.
Con una plantilla de 210 personas y 1.800 visitas anuales de investigadores de otras instituciones, el sincrotrón Alba se ha convertido en una de las principales infraestructuras científicas y tecnológicas del área de Barcelona. Da servicio a investigadores académicos de toda España –que representaron en 2017 el 67% de sus usuarios académicos–, así como del resto de Europa –que representaron el 30%, mientras que el 3% restante correspondió a países no europeos–.
Alrededor de la mitad de las peticiones de uso del sincrotrón deben ser rechazadas porque las ocho líneas actualmente en servicio no permiten atender toda la demanda.
El criterio de selección de las que se aceptan es meritocrático, como es habitual en las grandes instalaciones científicas. Se evalúan todas las propuestas y se eligen las que se consideran mejores.
Alba da servicio también a usuarios de la industria, como estaba previsto desde que se inauguró la instalación en el 2010. Aproximadamente la mitad de los usuarios industriales, que abonan unos 500 euros por cada hora de uso de luz de sincrotrón, son empresas farmacéuticas. La otra mitad está formada por empresas de distintos sectores como química, automoción y energía.
Dado que Alba forma parte de la red de Infraestructuras Científicas y Técnicas Singulares de España, y que tanto el Gobierno como la Generalitat forman parte de su consejo rector, la buena sintonía entre los responsables de política científica de la administración central y autonómica ha sido esencial para acordar la construcción de las nuevas líneas de luz.
“En los últimos años hemos tenido una colaboración muy positiva con Carmen Vela [secretaria de Estado de Investigación de 2011 a 2018] y con Arcadi Navarro [secretari d’Universitats i Recerca de la Generalitat del 2016 al 2018]”, destaca Biscari. Su primera reunión con representantes del nuevo ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades ha tenido lugar el 30 de agosto. Con la nueva consellera d’Empresa i Coneixement, Maria Àngels Chacón, “todavía no nos conocemos personalmente”, señala Biscari, pero “estoy convencida de que la relación será tan buena y con el mismo espíritu de colaboración que con los anteriores ejecutivos”.
El apoyo coordinado de ambas administraciones ha facilitado que se haya aprobado una nueva línea de luz cada año desde el 2014. De media pasan cuatro o cinco años entre la aprobación de una línea y su entrada en servicio. Pero como algunas son más complejas que otras, el tiempo de construcción es variable y en el 2020 coincidirá la entrada en servicio de tres de ellas.
Cada una de estas líneas tiene un presupuesto de construcción de entre 4 y 7 millones de euros y están financiadas principalmente con fondos Feder aportados por la Comisión Europea. Una vez entren en servicio, cada una tendrá un coste de mantenimiento del orden de un millón de euros anual.
“Una instalación como Alba es un proyecto de largo alcance cuyo desarrollo debe ser sostenido en el tiempo, incluyendo planes de renovación y expansión”, declara Biscari. “Tras estos primeros años de operación, que básicamente han explotado el plan de inversión desarrollado hace una década, ahora es el momento de reinvertir para mantener en la frontera de la tecnología los instrumentos útiles para la comunidad científica nacional e internacional con los que resolver los retos a los que nuestra sociedad se enfrenta en ámbitos como la salud, alimentación, medio ambiente o producción de energía”.
Las próximas tres líneas de luz que se deben instalar están definidas, pero su financiación aún no está aprobada