La Vanguardia

Vigilantes del cielo

Los especialis­tas que dirigen el tráfico aéreo en España aumentarán un 33% hasta 2025

- JAVIER ORTEGA FIGUEIRAL

Enaire aumentará la plantilla de controlado­res aéreos, que pasará de 1.800 a 2.400 en el año 2025.

En mayo de 1982, The Alan Parsons Project publicó la que posiblemen­te es su canción más conocida: Eye in The Sky (Ojo en el cielo). El grupo formado por Eric Woolfson y Alan Parsons recordaba a Orwell en su libro 1984 sobre la continua vigilancia ejercida sobre los ciudadanos: discreta y efectiva.

Quienes también tienen sus ojos centrados permanente­mente en el cielo para comprobar que todo funciona son los controlado­res aéreos. En España este colectivo tiene la responsabi­lidad de dirigir un denso tráfico de aeronaves propio o de paso sobre los dos millones de kilómetros cuadrados. En este enorme espacio, su trabajo está dividido por regiones: Baleares, dirigida desde el centro de control de Palma, el área de Canarias, desde Gran Canaria, el sur de la península desde Sevilla; el centro y el norte desde Madrid-Torrejón y todo el este peninsular y una buena franja del Mediterrán­eo desde el centro de BarcelonaG­avà. Todos dependen de Enaire, una entidad pública empresaria­l adscrita al Ministerio de Fomento de España.

De Enaire dependen también un buen número de torres de control de aeropuerto: 22, menos de las que gestionaba en 2011, cuando la empresa aún era conocida como AENA, marca centrada ahora en la gestión y explotació­n de red de aeropuerto­s comerciale­s del estado. Las únicas excepcione­s actualment­e en operación son Castellón, Lleida-Alguaire y Andorra-La Seu.

En algunos aeropuerto­s se ha optado por ceder la gestión de las torres de control a dos empresas nacidas de la privatizac­ión del servicio: Saerco, en Fuertevent­ura, Lanzarote, La Palma y Castellón; y Ferronats, unión de la española Ferrovial y la británica Nats. En este caso tiene a su cargo las de Ibiza, Alicante, Sevilla, Valencia, Jerez, A Coruña, Vigo, Cuatro Vientos, Sabadell, Alguaire y el nuevo aeropuerto internacio­nal de la Región de Murcia con diferente número de profesiona­les en cada una, dependiend­o del horario operativo.

“En la actualidad, en España somos 2.000 controlado­res, aunque operativos aproximada­mente unos 1.800. Es una plantilla muy ajustada para las necesidade­s, más aún teniendo en cuenta el gran crecimient­o de la aviación”, comenta a La Vanguardia Pau Marí, controlado­r destinado en Barcelona y portavoz del USCA, sindicato que aglutina el 90% de estos profesiona­les. “Afortunada­mente hemos llegado a un acuerdo con Enaire para aumentar la plantilla para que en 2025 sea de 2.400 personas y se trabaje con más medios y permita aumentar la capacidad global”, indica.

Estas nuevas incorporac­iones reforzarán toda la red, aunque sobre todo cubrirán el centro de control de Gavà y la torre de El Prat, dos de las instalacio­nes de Enaire que en los últimos tiempos han ido más cortos de personal. Marí trabaja en la segunda, una sala circular acristalad­a a 62 metros de altura: un edificio diseñado por el arquitecto Bruce Fairbanks y que entró en servicio en febrero de 2007. “Salvo excepcione­s voluntaria­s, la carrera de un controlado­r se inicia en una torre de aeródromo. Estas están divididas en categorías según el tráfico que se maneje. Luego, por antigüedad se puede pasar a un centro de control” indica. Según el convenio, la labor de estos profesiona­les se divide en cinco días de trabajo en turnos rotatorios de ocho horas y tres de descanso. Además, cuando se está en el puesto, es obligatori­o descansar media hora de cada dos de servicio, pues la concentrac­ión requerida es total. Desde las torres se maneja el tráfico en tierra y en las cercanías del aeropuerto, incluyendo la coordinaci­ón de despegues y aterrizaje­s. Desde los centros, el resto de las fases de vuelo o los aviones que sobrevuela­n el territorio: dos millones en 2017, una media de 5.500 al día.

“Tenemos que hilar muy fino. Somos los encargados de dar las instruccio­nes y la seguridad necesaria y la fluidez del tráfico aéreo y es una labor tan discreta como exigente” aclara Marí.

Testigo de todos los movimiento­s en el campo de vuelo desde su atalaya, una posición en que ve claras ciertas debilidade­s de El Prat: sobre el papel, las pistas pueden admitir mucho más tráfico del que reciben actualment­e, pero las separacion­es de diferentes tipos de aviones y las restriccio­nes operativas por ruido y razones medioambie­ntales sumadas a las limitacion­es que se imponen en días de mal tiempo restringen mucho la operativid­ad ideal del aeropuerto de Barcelona.

El aeropuerto de Barcelona se reforzará con incorporac­iones en la torre de El Prat y el centro de Gavà

 ?? EMILIA GUTIÉRREZ ?? Un controlado­r aéreo gestiona los despegues y aterrizaje­s durante su turno de trabajo desde la torre de control T4 de Madrid-Barajas
EMILIA GUTIÉRREZ Un controlado­r aéreo gestiona los despegues y aterrizaje­s durante su turno de trabajo desde la torre de control T4 de Madrid-Barajas

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