La Liga Árabe pide fondos para los palestinos tras el portazo de EE.UU.
El futuro de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa, por sus siglas en inglés) está en duda después de que EE.UU., su principal donante hasta ahora, anunciase que le cierra el grifo del todo. La Liga Árabe se unió ayer a los palestinos y condenó la decisión, al tiempo que pedía a la comunidad internacional que arrime el hombro para salvar el organismo.
La Administración Trump anunció el viernes que deja de financiar a la Unrwa, cuyo trabajo calificó de “irremediablemente defectuoso”. Ya en enero, EE.UU. había recortado drásticamente los fondos, entregando sólo 65 millones de dólares, en lugar de los 360 millones previstos, lo que ya había dejado a la agencia en una situación muy precaria. Esta vez el golpe puede ser letal.
“EE.UU. no tiene derecho a abolir la Unrwa, creada en base a una resolución de la ONU, que representa la postura y la voluntad de la comunidad internacional”, advirtió Said Abu Ali, un responsable de la Liga Árabe. Mientras, el portavoz de la Autoridad Nacional Palestina calificaba la decisión de “ataque flagrante contra el pueblo palestino”.
Israel, en cambio, aplaudió a EE.UU. y reiteró sus acusaciones de que la Unrwa “perpetúa el conflicto” al considerar que cinco millones de palestinos tienen estatus de refugiado y derecho a retorno a las tierras de las que ellos o sus ascendientes fueron expulsados o huyeron durante la guerra de 1948 que siguió a la creación de Israel.
La Administración Trump se ha alineado con esta posición de Israel y presiona para que se rebaje a 500.000 el número de personas con estatus de refugiado. La portavoz del Departamento de Estado Heather Nauert acusó a la Unrwa de “expandir sin cesar y de forma exponencial su comunidad de beneficiarios”, lo que calificó de “insostenible”.
Creada hace 68 años, la Unrwa presta ayuda en educación, sanidad y servicios sociales para cerca de cinco millones de refugiados palestinos en Jordania, Líbano, Siria, Cisjordania y Gaza.
El portazo a la Unrwa es la última de una serie de acciones de la Administración Trump que han indignado a los palestinos. La más polémica ha sido sin duda el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y el traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a la ciudad sagrada, que los palestinos también reclaman como capital de su futuro estado.
El jefe negociador palestino, Saeb Erekat, acusó ayer a Washington de estar llevando a cabo los planes de los “extremistas israelíes que no han hecho más que destruir la perspectiva de una paz entre palestinos e israelíes”.