La Vanguardia

La doble cara de Tarragona

- SARA SANS Tarragona

En Cal Peret cuelga un póster de la Colla Jove y otra de los Xiquets. “Cuando tienes un negocio tienes que ser de todos”, opina Pepi. Hace 33 años que tiene este bar, uno de los emblemátic­os de la plaza de la Font de Tarragona y las ha visto de todos los colores, especialme­nte durante el último año en que en esta plaza, presidida por el Ayuntamien­to, se han convocado más manifestac­iones que en toda la década anterior. En Cal Peret, no hay ningún lazo amarillo. Tampoco bandera española: “Es que una cosa es el negocio y otra los pensamient­os”, dice. Pepi sí votó el 1-O, “para que cambiaran las cosas; pero han pasado los meses y la gente está rara, con ganas de que esto termine… Que sea una cosa u otra pero que miren más por Catalunya, por los pequeños empresario­s; los autónomos estamos fatal y desde fuera nos pintan tan mal…”.

El bar de Pepi está en el centro del centro de Tarragona, una ciudad que podrían ser dos. Ese centro de 78.000 habitantes con cada vez más turistas, que vibra con las fiestas de Santa Tecla y con su Semana Santa, que presume de su patrimonio romano (declarado Patrimonio de la Humanidad hace 18 años), de sus castells y de su Nàstic. Y la Tarragona de los barrios de Ponent ubicados más allá del río Francolí y junto a la petroquími­ca con casi 60.000 vecinos más. Camp Clar, Torreforta, Bonavista nacieron a finales de los sesenta y crecieron a costa de una inmigració­n, principalm­ente andaluza, que creó las primeras asociacion­es de vecinos de Catalunya para conseguir unas mínimas condicione­s de vida mientras alimentaba­n con su trabajo la creciente industria química.

Esas dos Tarragonas, más desconecta­das entre sí de lo que muchos querrían, configuran dos paisajes. En el periférico, que hacon bía sido terreno abonado para los socialista­s, arrasó Ciutadans en las elecciones de diciembre. En el centro, concentrar­on sus votos ERC y Junts per Catalunya. Y aun así, C’s ganó en todos los barrios salvo en la Part Alta (el casco antiguo delimitado por las murallas romanas), con lo que los constituci­onalistas (PSC, PP y C’s) suman en la ciudad el 55,27% de los votos y los independen­tistas el 36,56%. “Aquí la gente está claramente en contra de la independen­cia, no se han sentido implicados en nada el procés; al contrario, contribuye­ron a que Catalunya creciera y ahora se sienten en cierto modo rechazados”, dice Ana Borrego, la farmacéuti­ca de Bonavista. Este barrio, el paradigma de la lucha vecinal de los setenta, está ahora inundado de banderas españolas: el 82,62% votó constituci­onalista (el 55,7% C’s, el 20,9 PSC y el 6% PP). Sería Tabarnia en estado puro, si no fuera porque el invento de Boadella tampoco ha cuajado.

“Tarragona es muy variada, pero aunque no es mayoritari­amente independen­tista, éstos son los que más se manifiesta­n y los que más se ven en el centro”, mantiecipa­les ne Aurora Ruiz, catedrátic­a de Química de la Universita­t Rovira i Virgili (URV). Ella votó “no” el 1-O. Su marido, Xavier Rius, catedrátic­o emérito de Química, votó “sí”. “La ciudad ha cambiado porque las personas han cambiado; nos hemos significad­o y nos hemos polarizado”, mantiene Rius que preside el Comité Oscar Romero, una ONG que impulsa proyectos de desarrollo en América latina y que tiene su sede en Torreforta. “No se puede pedir a una primera generación de inmigrante­s un cambio tan grande… La estructura de Tarragona configura y condiciona”, añade Rius.

El procés ha sacudido una ciudad gobernada por un PSC en declive (pasó de 12 a 9 concejales en el 2015) y que pactó con el Partido Popular en el 2016 –que entonces gobernaba en Madrid– para darle un impulso a los Juegos Mediterrán­eos. Y aun así, el certamen tuvo que retrasarse un año.

El anfiteatro de Tarraco fue el escenario de la primera gran manifestac­ión constituci­onalista convocada por Societat Civil Catalana el 11 de septiembre del 2014 (que reunió a 3.500 personas según los Mossos y a 7.000 según la Guardia Urbana). Y en la antigua plaza de toros arrancó, a mediados de septiembre, la campaña electoral del referéndum del 1-O. “El mitin ilegal más grande de la historia de Catalunya”, dijo aquella noche Jordi Sánchez ante más de 8.000 personas entregadas y otras tantas que se quedaron fuera porque no cabían en el recinto.

A la cabeza del PSC figura Josep Fèlix Ballestero­s, que arrebató la alcaldía a CiU en el 2007. El alcalde no condenó la entrada de la Guardia Civil en las conselleri­as, se negó a ceder locales muni- para el 1-O y, a diferencia de homólogas de cargo y partido como Núria Marin (Hospitalet) o Núria Parlón (Santa Coloma), no condenó la actuación policial de aquel día en la ciudad. “El punto de inflexión se produjo el 20 de septiembre, cuando en plenas fiestas de Santa Tecla se organizó la manifestac­ión a favor del referéndum que desbordó todas las previsione­s. A partir de entonces, todos los actos a favor de la independen­cia acaban con gritos de ‘Ballestero­s dimisión’”, explica Jordi Bertran, gestor cultural y miembro de varias entidades festivas. Y Ballestero­s optó por un perfil bajo. De hecho, todavía no ha confirmado si volverá a presentars­e a la reelección. Bertran mantiene que el gobierno socialista de Tarragona “ha abonado” la separación entre barrios y centro, “pero en la inauguraci­ón de los Juegos Mediterrán­eos también fracasaron porque no pudieron llenar el campo”, añade.

“La falta de iniciativa política, la inexistenc­ia de un proyecto definido

La ciudad acogió la primera convocator­ia unionista y también el gran mitin de apertura de la campaña del 1-O

de ciudad y la falta de coraje, evidente el 1-O, ha comportado una desconexió­n entre el alcalde y amplios sectores de la población, que desaprueba­n la actitud y las políticas y que quedó simbolizad­o por el ejercicio de autonegaci­ón que fue la ceremonia de apertura de los Juegos”, asegura por su parte Jordi Jaria, profesor de Derecho Constituci­onal de la URV. Sin embargo, Jaria lamenta también la falta de un liderazgo alternativ­o, “capaz de canalizar este descontent­o y de producir un discurso ilusionant­e de ciudad, creíble y ambicioso”.

 ?? XAVI JURIO ?? Banderas españolas en los barrios, pero una gran estelada ante la catedral
XAVI JURIO Banderas españolas en los barrios, pero una gran estelada ante la catedral

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain