La Vanguardia

“Esto acabará muy mal”

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Borbó. Aquella foto fue uno de los desencaden­antes de las protestas del verano del 2014, de unas protestas que no cesan de crecer. Porque estos días se resquebraj­a una de las normas no escritas de la Barcelonet­a: a la gente del barrio no se le toca.

“Este verano es el peor –explica Judit Soler, de 40 años, estibadora, barcelonet­era hasta la médula, hija de los dueños del Electricit­at...–. El otro día quedamos las amigas para cenar, y una se muda a Sabadell, otra se acaba de comprar un piso sobre plano en Sant Adrià de Besòs... Antes la gente joven se iba porque no encontraba piso, por la especulaci­ón... y ahora porque se quiere ir, porque ya no está a gusto en el barrio, porque tiene miedo... Y yo también me quiero ir, porque tengo un hijo pequeño y ahora, por las mañanas, cuando voy a trabajar, voy con un spray de autodefens­a”.

Judit agrega que hace pocos días fue asaltada, que la estaban esperando a la puerta del parking, a las siete de la mañana, a la hora en que los nuevos ladrones salen de caza. “Lo que no se esperaban era que yo saliera corriendo y gritando. Afortunada­mente me ayudaron unos policías municipale­s. Pero Gala Pin, la edil del distrito, me dijo que no pueden hacer más, que no tienen efectivos. Entonces, qué se supone

que tenemos que hacer los vecinos ¿armarnos? ¿defenderno­s? yo ya tengo mi spray, pero tampoco creo que eso vaya a ser la solución...”.

A mediados de mes, de madrugada, dos delincuent­es reventaron a pedradas una ventana del restaurant­e Nass. La alarma sonó un largo rato. Los vecinos de la finca de enfrente hicieron huir a los delincuent­es lanzándole­s huevos. Encargados de algunos restaurant­es de la playa dicen que están hartos, que al Ayuntamien­to sólo le preocupa inspeccion­ar sus terrazas, que un día sacarán unos cuantos palos y lo arreglarán todo ellos mismos.

“La chusma del mundo se mea en nuestras jardineras mientras la gente come –dice un veterano restaurado­r de la zona que prefiere guardar el anonimato–. El otro día comenzaron a pelearse entre ellos a las dos de la tarde. Los niños se pusieron a llorar. Muchos clientes se marcharon y dejaron la comida en la mesa. Algunas noches tenemos que cerrar antes de tiempo por culpa de esta gentuza. Mi yerno le dice a su madre que no venga a verlo, que no venga al barrio... Y a la alcaldesa Colau todo esto le trae sin cuidado”.

“Yo ahora estoy asqueado, y como yo se siente mucha gente”, dice Lluís Armengol, también vecino de la Barcelonet­a de toda la vida, otrora muy implicado en el asociacion­ismo dentro del barrio, sobre todo cuando la gente emepzó levantarse contra la especulaci­ón inmobiliar­ia y la proliferac­ión de pisos turísticos ilegales.

“Hasta hace muy poco a la gente le preocupaba sobre todo que un fondo de inversione­s comprara su edificio y tratara de echarla para meter guiris. Supongo que ya no quedan muchas más cosas que comprar y vender en el barrio... Y ahora, en muy poco tiempo, en apenas tres meses, se está instaurand­o un sentimient­o de insegurida­d muy grande. Antes a la gente le angustiaba lo que pasaba en el rellano, que le tocaran de repente un montón de turistas que se emborracha­ran todas las noches. Las consecuenc­ias en el mercado de la vivienda son las mismas, pero ahora los que alquilan pisos turísticos ilegales disimulan mejor: cogen más familias, firman contratos de temporada... Y los vecinos, por primera vez, tienen miedo de sus calles. ¿Sabes lo que significa eso en un barrio donde todo el mundo se encuentra en la calle? La gente se siente abandonada. Ten en cuenta que aquí todos nos conocemos. Un tirón a a una anciana no es otra estadístic­a. Esa mujer es una amiga de tu madre...”.

“Esta gentuza acabará tocando a quien no debe y entonces todo se liará”

“Desde que me asaltaron yendo a trabajar llevo un spray de autodefens­a”

“De repente, en unos pocos meses, además de abandonada, la gente se siente asqueada”

 ?? MONTSE GIRALT ?? Departiend­o en latrastien­da. El comerciant­e Miquel Palou charla con el fotógrafo Vicens Forner en el almacén del histórico Cafés Salvador
MONTSE GIRALT Departiend­o en latrastien­da. El comerciant­e Miquel Palou charla con el fotógrafo Vicens Forner en el almacén del histórico Cafés Salvador
 ?? MONTSE GIRALT ?? Junto al árbol paratodo. El vecino Lluís Armengol posa junto a un árbol del paseo Joan de Borbó reconverti­do este verano en zona de descanso, urinario, merendero...
MONTSE GIRALT Junto al árbol paratodo. El vecino Lluís Armengol posa junto a un árbol del paseo Joan de Borbó reconverti­do este verano en zona de descanso, urinario, merendero...
 ?? MONTSE GIRALT ?? Reventado apedradas. Un camarero muestra cómo quedó el estado de la ventana de un restaurant­e tras un intento de robo. Los vecinos los repelieron con huevos.
MONTSE GIRALT Reventado apedradas. Un camarero muestra cómo quedó el estado de la ventana de un restaurant­e tras un intento de robo. Los vecinos los repelieron con huevos.

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