La Vanguardia

El Celta gana al Atlético en el “duelo de los amigos”

- DOMINGO MARCHENA

Iago Aspas, por parte del Celta, y Koke, por el Atlético de Madrid, no desperdici­aron la primera ocasión de oro para reivindica­rse ante Luis Enrique. Sobre todo el primero, que marcó el segundo de los goles que le valieron la victoria a los suyos. El impresiona­nte cabezazo de Aspas (22 goles el curso pasado) llegó en el minuto 52, sólo seis minutos después de que un rápido Maxi Gómez aprovechar­a un resbalón de Godín para abrir el marcador. El entrenador local y el visitante, Antonio Mohamed y Diego Simeone, se quieren desde la infancia, pero el duelo de los entrenador­es amigos fue en realidad un partido vibrante y bronco, con un festival de tarjetas (seis amarillas y una roja, por doble amonestaci­ón a Savic, que dejó con diez a los atléticos a partir del minuto 69).

El Celta se apropió de la pelota en la primera parte y demostró con jugadas de apenas tres pases que podía plantarse en la portería rival. Pero enfrente tenía un equipo ante el que nunca se puede bajar la guardia. Uno de los jugadores de moda de los vigueses, Lobotka (que forma un gran dúo con Fran Beltrán) propició la mejor ocasión de los visitantes en la primera parte, cuando falló un pase sencillo y le entregó la pelota a Diego Costa, que encaró hacia la portería de Sergio Álvarez y le hizo un regalo a Griezmann, cuyo disparo salió desviado.

Pero la segunda parte también tuvo un claro color celeste. El Celta (un empate y dos victorias) ha dejado muy buen sabor de boca en los primeros compases de la competició­n. El Atlético no discutió la derrota. De hecho, no discutió ni el tercer gol (otro cabezazo, esta vez de Cabral en el minuto 71), aunque fue anulado por un ajustadísi­mo fuera de juego gracias al videoarbit­raje.

El partido dejó imágenes para el recuerdo, que sin duda fueron motivo de solaz para quienes lo vieron por televisión, especialme­nte en los bares. En el minuto 30 el amigo Simeone protestó airadament­e porque el colegiado no mostró amarilla a Cabral por una –a su entender– dura entrada sobre Godín. El árbitro, el valenciano Mateu Lahoz, se acercó al técnico y lo amenazó con una amonestaci­ón. Simeone pareció disculpars­e con la mirada en dos ocasiones, pero –sin que su interlocut­or lo viera– se llevó la mano las dos veces a eso que los cronistas de antes llamaban el arco del

triunfo. Aquí no hubo VAR.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain