E-gobernando
Los inventos de Trump siguen preocupando a los americanos. La guerra económica internacional, poniéndoles tasas a las importaciones y recibiendo reacciones parecidas de quienes importan productos americanos, ha dejado en la miseria, entre otros, a muchos agricultores. “No se preocupen”, dice Trump, y promete hacerles llegar 12.000 millones de dólares. La cosa es cómo repartirlos, cuánto y a quién, pero debajo de las alfombras de la Casa Blanca ya no quedan ahorros y muchos funcionarios no ven claro de dónde sacar el dinero. Por otro lado, para satisfacer a los empresarios, Trump rebaja los impuestos de un 35% a un 21%, pero luego sus funcionarios descubren que les faltan 100.000 millones de dólares para cubrir su presupuesto y tendrá que pedir préstamos. Pero, ¿cada año? ¿Cómo puede acabar eso? Y si la economía se para un poco, ¿cuánto habrá que pedir? Pero hay muchos más inventos. No renovando los visados para extranjeros, particularmente chinos, está logrando que muchos proyectos de investigación o programas de formación que se están desarrollando en universidades, hospitales o centros de investigación sean interrumpidos porque personas clave de estos proyectos (profesores, científicos) tienen que regresar súbitamente a su país, con el riesgo de ser detenidos y expatriados, no se sabe cómo, si no se van con rapidez.
Se empieza a notar una preocupación creciente en los profesionales de alto nivel. Muchos no entienden cómo puede ocurrir algo así en Estados Unidos cara al año 2020. De momento, siguen con su día a día, invirtiendo a tope la enorme disponibilidad de tesorería que hay disponible en los mercados. Pero la formulación de políticas internacionales disruptivas de la noche a la mañana –hoy enemigo de Europa, mañana amigo de Rusia, pasado enemigo de China, al otro amigo de
¿Puede Estados Unidos tener un e-gobierno? Puede, y si otros le siguen, quizás nosotros acabemos como un e-país independiente
Corea, África ¿dónde está?, Latinoamérica deber ser lo que hay detrás del muro que estamos construyendo en la frontera de México, etcétera– y compensando el desastre que representan con otras medidas urgentes y cortoplacistas, puede crear un entorno complicadísimo para las empresas americanas y las empresas extranjeras con una relevante involucración en América.
La prensa le dedica cada día varias páginas a Trump explicando sus incongruencias, criticando sus inventos agresivos y las compensaciones que se inventa para limitar el impacto absurdo de los primeros. Trump es consciente y critica también a la prensa como si el objetivo de ésta fuese desestabilizar el estado que está siendo desestabilizado por él a diario. Sus tonterías llevan a dimisiones de altos cargos que son sustituidos por otros que a veces se van también unos meses después. ¿Acabará Trump en la cárcel? ¿Se irá a Canadá para dirigir Estados Unidos desde allí? Quizás se podría construir una Casa Verde al lado de un golf y que sus colaboradores viajen en helicóptero para reunirse con él. Si vamos por esta línea, la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard, la mejor escuela del mundo para la formación de futuros gobernante, probablemente lanzará un master en Gobierno a Distancia. Si tenemos e-commerce, e-learning o e-health, por qué no vamos a tener e-government. Si se lo aplica a Estados Unidos, seguro que más países siguen. A lo mejor nosotros acabamos siendo un e-país independiente con un e-gobierno. Y quién sabe si este modelo se va repitiendo por el mundo y aparecen montones de e-países. No sabemos bien cuál puede llegar a ser el impacto de la digitalización. Pero, ¿no tendrá también un impacto en el gobierno?