La Vanguardia

El afán por lo saludable dispara la venta de platos cocinados

La atracción por la alimentaci­ón saludable impulsa el auge del consumo de platos preparados

- ALICIA RODRÍGUEZ DE PAZ

Entrar en el súper, buscar en los productos refrigerad­os una bandeja de sushi y salir con la comida puesta. Así, directo a la mesa, pasado a lo sumo por un golpe de calor en el microondas. Los productos de comida preparada, listos para comer, crecen con fuerza y ganan protagonis­mo en los supermerca­dos.

“Los denominado­s productos de convenienc­ia son claramente uno de los elementos dinamizado­res del mercado de gran consumo. Son de los que más crecen en el sector y de los que más innovación genera”, explica Ana Fernández, experta en distribuci­ón de la consultora Nielsen. El gasto de platos refrigerad­os y en conserva subió el año pasado un 10% (a un ritmo que duplica de largo el del sector global de alimentaci­ón, droguería y perfumería).

El crecimient­o de la comida preparada en la cesta de la compra viene de lejos, pero últimament­e se ha visto impulsado -como en otras decisiones que toman los consumidor­es en el supermerca­do– por la importanci­a de disfrutar de una alimentaci­ón saludable. “Tradiciona­lmente, los platos preparados se asociaban más con la comida rápida. Ahora se ha producido un cambio radical dentro de la oferta de este tipo de especialid­ades para demostrar que es posible relacionar­lo con productos que pueden contribuir a una dieta más equilibrad­a”. Da ahí, la llegada a los lineales, sobre todo en la zona refrigerad­a, de ensaladas preparadas, platos de origen vegetal (a base de tofu, seitán). Junto a otros como los de pasta y arroz, en los que los fabricante­s apuestan por una nueva formulació­n bajo la etiqueta de ingredient­es “al natural”, haciendo bandera de una menor presencia de conservant­es y colorantes.

De esta forma, explican los expertos, el deseo de los consumidor­es de tener una alimentaci­ón más saludable se suma otros motores de la decisión de compra ya consolidad­os desde hace años como combatir la falta de tiempo, hacer la vida más fácil y tener en cuenta a quienes no saben cocinar o no les apetece. Según un reciente estudio de la Asociación de Empresas de Gran Consumo (AECOC), casi la mitad de los consumidor­es declara que compraría más platos preparados si hubiese recetas más saludables. Otro 56% asegura que consume productos de convenienc­ia por falta de tiempo.

En esta reorganiza­ción de los productos de convenienc­ia pierden fuelle el consumo de variedades más tradiciona­les como las pizzas congeladas, los sándwiches y bocadillos o los platos preparados en lata (pasta con salsa, por ejemplo). Mientras, la hasta hace un tiempo poco habitual oferta de comida japonesa ocupa incluso espacios específico­s en los súpers, donde hasta se prepara sushi en el momento. Según Nielsen, el peso en la cesta de la compra de estas especialid­ades japonesa aún es pequeño. Sin embargo, el gasto de los consumidor­es en sushi se ha disparado un 70,5% en el 2017 y en el primer semestre de este año está creciendo al 16,3%. También está despuntand­o de forma significa los platos basados en vegetales (el año pasado la facturació­n aumentó por encima del 60%). “Tanto el sushi como los nuevos platos de alternativ­a vegetales tienen mucho recorrido, es una oferta que se espera que en el futuro llegue a un colectivo de consumidor­es mucho más amplio”, asegura la experta de Nielsen.

La oferta es amplísima: a los tradiciona­les tarros de legumbres cocidas, las pizzas, los sándwiches, las sopas se van sumando otros más recientes como gazpachos, hamburgues­as o albóndigas vegetales, el café en monodosis, fruta y también verdura cortada para picoteo...

Los especialis­tas explican que el auge de los productos de convenienc­ia se apoyan sobre todo en dos grupos de consumidor­es: las familias con niños, que buscan platos congelados y refrigerad­os para “salir del paso”, y aquellas personas que viven solos o las parejas jóvenes, mucho más propensos a probar productos nuevos. Para este último grupo, detalla Ana Fernández, el gasto en productos de convenienc­ia es un 30% superior al de la media. De promedio, los hogares dedicaron 185 euros a productos de convenienc­ia en el 2017, frente a los 170 del año anterior .

El crecimient­o de este formato se apoya en parejas jóvenes o con niños y personas que viven solas

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LLIBERT TEIXIDÓ / ARCHIVO El crecimient­o de los platos preparados duplica el ritmo del sector global de la alimentaci­ón

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