Casado desafía a Sánchez con una “ley de concordia”
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El PP vuelve a sus esencias. Se acabó por aceptar lo que el partido no ha apoyado para evitar ser tachado de retrógrado. Pablo Casado está dispuesto a demostrar que con su presidencia el Partido Popular ha perdido los complejos y no permitirá que con su silencio “se ponga en entredicho” los logros alcanzados en 40 años de existencia de la Constitución. La nueva dirección del PP está convencida de que uno de los grandes problemas que ha tenido el partido ha sido que no ha reaccionado con firmeza a lo que considera ataques a la Constitución de la izquierda “radical” y los independentistas catalanes.
La necesidad que Pedro Sánchez tiene del apoyo de los independentistas catalanes ha servido a Casado para evidenciar su nueva forma de actuar, con una advertencia de que cada iniciativa que vaya en contra de lo que consideran el espíritu constitucional no se quedará sin contestación y, sobre todo, sin una alternativa.
Por ello, la iniciativa de Pedro Sánchez de hacer una “Comisión de la Verdad”, como ampliación de lo que supuso la ley de Memoria Histórica, tendrá una réplica que la contrarreste. El presidente del PP llevará al Congreso una proposición de “ley de concordia” que tendrá como objetivo “revindicar la transición constitucional”, pero, sobre todo, “derogar, de facto, la sectaria reescritura de la historia que arroja palabras de rencor sobre la sociedad española”.
Es la respuesta del nuevo presidente del PP a esa Comisión de la Verdad, que calificó de “mascarada orwelliana más típica de otros regímenes, de otras épocas y de otras latitudes. Una distopía inquietante y absurda que no podemos tolerar”. Ese es el cambio. Si “la izquierda radical y el secesionismo catalán” –y en esa izquierda radical se incluye a Pedro Sánchez, como en su día se incluyó a Zapatero– quieren revisar lo hecho, incluida la Constitución, el PP, que no apoyó el texto constitucional cuando fue aprobado en 1978, también. El propio Casado aseguró a La Vanguardia que no se trata de derogar la Ley de Memoria Histórica, ya que su propuesta es en positivo. Lo que pretende es ampliar la ley de Zapatero, incluyendo en su propuesta de “Concordia” muchos de los elementos válidos, a su juicio de, la norma de 2007, pero garantizando que la historia se cuente como fue, como un pacto de reconciliación, y no como algo oculto, producto del sometimiento y el miedo que, según Casado, quiere trasladar que la Constitución fue producto “de una imposición de la derechona”. Algo –subraya– que no se hizo con miedo, en contra de lo que muchos dicen.
Lo que Casado considera “reescritura de la historia” tiene su origen, como sucedió con Zapatero, en su acuerdo con “la izquierda radical, el secesionismo catalán y los herederos de Batasuna y ETA” para ser presidente del Gobierno, entregando España –aseguró– a “un frente popular, nacionalista y populista”.
Todo eso supone, para Casado, una cesión a los independentistas, que, para sus intereses, necesitan borrar la contribución de Catalunya a la transición y a la Constitu-
Casado cree que la Comisión de la Verdad se debe a los pactos con Podemos y nacionalistas Los populares advierten que se quiere borrar la contribución catalana a la transición
ción, que –recordó– tuvo dos ponentes catalanes. Y, además, la Constitución fue aprobada en Catalunya con más participación y más votos positivos que en el resto de España.
Según Casado, Sánchez está tan en manos de los radicales de Podemos y de los independentistas catalanes que “está dispuesto a poner en cuestión la historia de su propio partido, “porque así se lo han exigido sus aliados antisistema”. Y hasta el punto de que –añadió– “ha aceptad asimilar a Felipe González a un franquista de última hora, porque se lo han exigido los de Podemos, en un acto humillante que el socialismo no debería aceptar”.
Como demostración de que su propuesta va en serio, y que no se quedará callado frente a lo que considera “revisionismo”, Pablo Casado ha decidido cambiar el nombre de su Fundación Humanismo y Democracia, que pasará a llamarse Concordia y Libertad. Y tendrá un nuevo presidente, Adolfo Suárez Illana, hijo del expresidente del Gobierno en cuyo epitafio se escribió la palabra clave que será la base de la actuación del PP. “La concordia fue posible”, se lee en la lápida de Suárez.
Por eso, en el PP se valoró ayer esa iniciativa de Casado, ya que “da una salida a los españoles moderados” que, según dirigentes del PP, se fueron primero a Ciudadanos, porque consideraban que representaba mejor ese espíritu, después de que el PP pareciera olvidarse de él. Ahora, “desengañados” con el partido de Albert Rivera, según los dirigentes populares consultados, esos electores pueden regresar al PP si ven que hay una actuación decidida para defender esos valores de conciliación que ha apoyado el centroderecha desde hace años. Y esa es la oferta que Casado hace a los españoles “ante la amenaza de ruptura”, que no es otra que “volver al pacto constitucional”, fortalecer la Constitución “en beneficio de todos” y hacer del PP “los defensores, en solitario si fuera necesario, del espíritu de concordia que nos devolvió la libertad y el progreso”.
Se trata, aseguran en el PP, de poner en marcha ese “rearme ideológico” que el propio Casado anunció en el congreso que lo eligió presidente y que pretende plasmar en propuestas concretas durante la convención que ya ha anunciado para primeros de diciembre, coincidiendo con el 40 aniversario de la Constitución, y que supondrá la revindicación de la Carta Magna.
EL EPITAFIO
Pablo Casado recuerda la inscripción en la tumba del presidente Adolfo Suárez: “La concordia fue posible”