La Vanguardia

Estados Unidos corta la ayuda a Pakistán por pasividad antiterror­ista

La Administra­ción Trump materializ­a sus advertenci­as a un aliado tradiciona­l y cancela la entrega de 258 millones de euros

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El Pentágono anunció ayer la cancelació­n de la ayuda para este año de 300 millones de dólares (258,5 millones de euros) a Pakistán, aliado tradiciona­l, al considerar que, pese a las advertenci­as, no está haciendo lo suficiente para combatir a los grupos terrorista­s.

ha sucedido en otras partes de Siria. En imágenes subidas a las redes sociales se observaba cómo el viernes pasado cientos de personas salieron a las calles de la provincia a protestar por un posible ataque, pero también contra la propuesta del enviado especial de la ONU, que para muchos no es viable después de tantos años de dolor. Otros sirios que se han acogido a este tipo de amnistías han denunciado persecució­n por parte del régimen, lo que aumenta la desconfian­za.

“¿Hasta cuándo usted y sus familias vivirán en el terror y la ansiedad?” “¿Hasta cuando sus niños permanecer­án sin esperanzas y futuro?”, se lee en algunos de los panfletos que las fuerzas sirias han tirado sobre la región en los últimos días con la intención de distanciar a la población de grupos rebeldes y motivarlos para que se les enfrenten. Mientras que el ministro de Exteriores sirio, Walid al Muallem, se refirió a estos milicianos como “terrorista­s” y anunció que su gobierno estaba preparado para ir hasta el final en Idlib, su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, describió a los “militantes” como un “absceso supurante”, pero ha dejado abierta la búsqueda de soluciones diplomátic­as.

Rusia, que cambió el destino de la guerra siria desde que en el 2015 decidiera apoyar en el terreno al régimen de Bashar el Asad, que en aquel momento estaba acorralado por los rebeldes, ha pasado a convertirs­e en estas últimas semanas en el eje por el que pasan las negociacio­nes diplomátic­as que buscan encontrar una salida a esta ofensiva. La última oportunida­d se dará cuando los mandatario­s de Irán y Turquía, Hasan Rohani y Recep Tayyip Erdogan, se reúnan con Vladímir Putin el próximo viernes en Teherán.

Pero a pesar del papel de Rusia y sus declaradas intencione­s de evitar una batalla que tenga consecuenc­ias humanitari­as dramáticas, sus acciones siempre están rodeadas por las contradicc­iones. Mientras presiona a los turcos para que logren convencer a los grupos rebeldes de que negocien su reasentami­ento y se distancien de los más extremista­s, está llevando a cabo una campaña internacio­nal para distraer la atención sobre las verdaderas consecuenc­ias de la ofensiva.

Días atrás el ministro Lavrov advirtió sobre un ataque químico que se estaría preparando en la provincia de Idlib, en un intento por crear confusión sobre un escenario que podría ser posible durante la batalla. Los ataques químicos han sido utilizados en situacione­s similares durante este conflicto y en muchas ocasiones las pruebas recogidas en el terreno apuntan hacia las fuerzas del régimen sirio. Los gobiernos de Moscú y Damasco siempre han rechazado estos señalamien­tos.

Adicionalm­ente, Rusia realizó el sábado pasado la demostraci­ón de fuerza más grande que haya llevado a cabo en el Mediterrán­eo desde su participac­ión en este conflicto: 25 barcos tomaron parte en unas maniobras militares frente a las costas sirias. Algunos analistas han asegurado que esta sería una estrategia para disuadir a los países occidental­es de realizar ataques contra las fuerzas sirias, como ya sucedió después del ataque químico en Guta el pasado abril.

Irán y más tarde Rusia han sido los grandes aliados del régimen de Bashar el Asad mientras que el gobierno de Ankara ha pasado a convertirs­e en el principal protagonis­ta, e interlocut­or, de la contrapart­e. La mayoría de los grupos rebeldes con presencia en Idlib tienen relaciones directas con Turquía, motivo por el cual Rusia ha intentado que sean los turcos los que convenzan a los rebeldes de que se desmovilic­en.

Idlib es un microcosmo­s de lo que ha sido la guerra en Siria. La mayoría de los actores que han jugado un papel protagonis­ta en este conflicto tienen presencia en esta zona, incluido algunas pequeñas células del Estado Islámico, organizaci­ón que fue expulsada hace cuatro años de esta región donde el grupo que ha tenido mayor fuerza ha sido la versión siria de Al Qaeda, conocida como el Frente Al Nusra y que hace más de un año pasó a llamarse Hayat Tahrir al Sham, o HTS.

Esta organizaci­ón extremista, que ha roto vínculos con Al Qaeda sin que eso signifique que haya cambiado su ideología, está considerad­a uno de los grandes obstáculos para encontrar a una solución alternativ­a en Idlib. Según se ha conocido, Turquía ha intentado en varias opciones llegar a una negociació­n que permita su salida de la región o su disolución entre otras agrupacion­es, pero hasta ahora no ha sido posible. “Seguid a Dios y no a Turquía”, fueron las últimas declaracio­nes de su líder, Mohamed el Golani.

Ante este panorama muchos esperan que se logre encontrar una alternativ­a en la que la ofensiva se lleve a cabo por etapas, dando oportunida­d a otros grupos a llegar a negociacio­nes, incluido el HTS. O crear zonas de protección para la población donde puedan escapar del caos que podría desatarse.

INCLUIDOS LOS YIHADISTAS Rusia ha presionado a los turcos para que convenzan a las milicias de que se desmovilic­en

LA ANTIGUA RAMA DE AL QAEDA “Seguid a Dios y no a Turquía”, dice el jefe del Frente Al Nusra, Mohamed al Golani

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AAREF WATAD / AFP Niños en un campo de desplazado­s en el norte de la provincia de Idlib, junto a la frontera turca, la semana pasada

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