La Vanguardia

Patrice Banks

Un taller de mecánica gestionado sólo por mujeres con salón de manicura incorporad­o rompe clichés en Filadelfia

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

FUNDADORA DE GIRLS AUTO CLINIC

Banks dejó su trabajo como ingeniera química para estudiar mecánica y fundar Girls Auto Clinic, un taller regentado por mujeres en Filadelfia.

Tras el éxito obtenido, quiere abrir una cadena de talleres similares en otras ciudades.

Para coger cita para arreglar el coche con una de nuestras especialis­tas, pulse uno. Para el salón de belleza y servicios de peluquería, manicura y estética, pulse dos...”. Bienvenido­s al Girls Auto Clinic de Filadelfia, un taller mecánico como ningún otro, pensado por y para mujeres, donde, en efecto, una puede hacerse las uñas o cortarse el pelo mientras le cambian el aceite al coche.

No hace falta encontrars­e con un calendario erótico a la entrada para que ir al taller sea una experienci­a frustrante para muchas mujeres. Patrice Banks, una ingeniera de Filadelfia de 37 años, siempre tenía la impresión de que iban a estafarla. Cualquier problema menor acababa convertido en una factura de infarto sin entender por qué. Comprarse un coche por primera vez le había dado sensación de libertad y emancipaci­ón pero odiaba tener que pedir ayuda siempre a algún hombre para enterarse de qué le pasaba a su coche.

Pensó que con una mujer mecánica se entendería mejor y buscó en internet. No encontró ninguna, sólo mujeres semidesnud­as en posiciones sexys sobre el motor.

“¿Por qué no volver a la escuela, entender cómo funcionan los coches y abrir un negocio que cuide a las mujeres?”, se dijo. Trabajaba como ingeniera en la multinacio­nal química DuPont desde hacía más de diez años (una eternidad para los estándares estadounid­enses) pero le había picado la idea... Así que se matriculó en una escuela de mecánica por las tardes y se puso a trabajar como aprendiz gratis los fines de semana en un taller. Tenía 31 años. Sus compañeros de clase, todos hombres, 17. Dos años después, diploma en mano, dejó su empleo y se puso a trabajar en un taller por una fracción de su sueldo anterior.

Primero pensó en abrir un taller para mujeres una vez al mes para probar el concepto, pero enseguida vio que había demanda suficiente para hacer algo más grande. El siguiente paso fue abrir su propio centro de reparacion­es. Y, después, añadirle el salón de belleza que ella misma buscaba para matar el tiempo mientras esperaba a que su coche estuviera listo. “Vi una enorme oportunida­d de negocio en la brecha de género de la industria del automóvil”, contaba Banks hace unos años en un blog del Washington Post.

Auto Girls Clinic es mucho más que un centro femenino de reparación de coches. Nueve de sus diez empleados actuales son mujeres y se hacen llamar “she-canics”, un juego de palabras que une el pronombre ella (she) con el verbo poder (can) y el oficio de mecánica (mechanics). Son profesiona­les con las manos en la grasa que a lo largo de su vida han oído de todo –de clientes y colegas– sobre cuál debe ser el lugar de una mujer. “Aquí puedo venir, ser yo misma, vestirme como quiera y nadie me va a mirar para juzgar si tengo un estilo demasiado femenino o masculino para el trabajo que hago”, ha explicado a la agencia AFP la mecánica Sue Sweeney, de 42 años y que ás de media vida en el oficio.

El proyecto rompe estereotip­os. Girls Auto Clinic se define como “un centro de empoderami­ento para mujeres” a través de sus coches que no renuncia a cierta femineidad. El símbolo del taller son unos tacones rojos parecidos a los que Banks se calza para ofrecen seminarios gratuitos a mujeres. Allí pueden aprender a cambiar una rueda, con qué frecuencia deben cambiarse ciertos filtros o cómo funciona un motor para, llegado el caso, estar más preparadas para comprar un coche o discutir con un mecánico. El 75% de sus clientes actuales son mujeres.

Banks está ahora mismo volcada en una campaña para recaudar fondos que le permitan lanzar una cadena de franquicia­s a escala nacional y no quiere hablar más con los medios, explica su colaborado­ra Julia Clements desde Upper Darby, el área de Filadelfia donde está situado el primer Girls Auto Clinic. Su plan es abrir cinco talleres más de aquí al 2020 en otros puntos de Estados Unidos.

Su proyecto ha llamado la atención de medios especializ­ados y programas destinados al público femenino pero también a publicacio­nes como Forbes, interesada­s en el componente rompedor de su negocio en una industria tan tradiciona­l y masculina como la del automóvil. En Estados Unidos hay más conductora­s que conductore­s y las mujeres son responsabl­es o tienen influencia sobre el 95% de las compras de automóvile­s, asegura Banks. “Somos su primer cliente, así que no nos deberíamos sentir maltratada­s ni malentendi­das”, afirma la fundadora del negocio.

Ahora, además de mecánica, es emprendedo­ra y empresaria. Ha publicado un libro para llevar siempre a mano sus consejos y también da charlas. Una vez fue a hablar a un instituto sobre su experienci­a y los chavales de 16 años no se creían que fuera mecánica. “Me hicieron todo tipo de preguntas para poner a prueba mis conocimien­tos”, ha contado Banks. “Que digan lo que quieran. Yo pienso llevar Girls Auto Clinic aún más lejos. Y ellos que sigan con sus ‘no debería’, ‘más le valdría’...”.

Banks dejó su trabajo como ingeniera de DuPont para ir a la escuela de mecánica y abrir su propio negocio

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 ?? DOMINICK REUTER / AFP ?? Patrice Banks, fundadora y propietari­a de Girls Auto Clinic, trabajando con sus caracterís­ticos zapatos rojos en su taller de Filadelfia
DOMINICK REUTER / AFP Patrice Banks, fundadora y propietari­a de Girls Auto Clinic, trabajando con sus caracterís­ticos zapatos rojos en su taller de Filadelfia

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