Biografía filmada
El líder uruguayo habla de memoria histórica en la Mostra, que le dedica dos filmes
El expresidente uruguayo José Mujica se erige en estrella de la Mostra de Venecia en la presentación de El Pepe, una vida suprema, un documental sobre su vida del director serbio Emir Kusturica.
José Mujica está siendo una de las estrellas de la Mostra de Venecia... A su pesar, según dice, y podemos creerle. El expresidente uruguayo aceptó acudir ayer al festival sobre todo por insistencia de Emir Kusturica, director de uno de los dos filmes que aquí se le dedican. Se trata de un documental sobre su vida, El Pepe, una vida suprema, que el realizador serbio presenta fuera de concurso. El otro es un largometraje sobre la época que el exdirigente pasó en prisión: La noche de 12 años, dirigido por Álvaro Brechner y con el actor malagueño Antonio de la Torre en el papel del entonces guerrillero tupamaro. Esta película se estrenó en la noche del sábado, dentro de la sección Horizontes, y fue recibida con una prolongada ovación y entre cánticos de “El pueblo unido jamás será vencido”. Las dos cintas tratan de la memoria, asunto que el líder sudamericano abordó ayer con un grupo de periodistas.
Para Mujica, los españoles tienen no uno sino “varios problemas con la memoria”. Así como la “eterna contradicción entre la España de charanga y pandereta frente a la de la rabia y de la idea”, citó a Machado. Pero incluso “la España feudal está ahí todavía, ¡y fuerte!”, opinó durante su charla con los informadores en un pequeño hotel del barrio veneciano de Malamocco, en la isla del Lido. Pero lo que más llama la atención últimamente al ya retirado gobernante, señaló, es lo que contempla como una incoherencia en torno a la inmigración: “España sembró gente por toda nuestra América; un millón de españoles cayó en un año en México. Y ahora se asustan de los inmigrantes”.
Otro aspecto de la memoria colectiva en que incidió fue el de la amnesia que los europeos parecemos sufrir, como lo indican el extendido euroescepticismo y el aparente desapego general hacia la UE. “Los últimos mil años, Europa vivió casi constantemente en guerra. Seguramente el proyecto de la Comunidad Europea surgió de una buena visión. También es probable que el proyecto tenga muchos defectos, pero parece que aquí se olvidan de que nunca vivieron un periodo de paz tan largo. Y eso no es para tirarlo a la basura. ¡Ya quisiera yo tener para América Latina una cosa así, aun con sus contradicciones y líos!”.
Mujica exhibió una vez más su pensamiento libre y su capacidad de aportar ideas frescas. Así, sobre los nacionalismos no se mostró a favor ni en contra. Porque para él todo depende del caso de que estemos hablando: “El nacionalismo de los países chicos es una cosa buena porque sirve para formar carácter e identidad. Pero cuando se exacerba se transforma en una cosa peligrosa, pues el fanatismo conduce al choque”, dijo, para volver a precisar: “Ahora bien, una cosa es el nacionalismo de un país pequeño y otra el de uno grande que puede dar terror a los vecinos. Yo pertenezco a un pequeño país que fue intervenido tres veces, así que…”.
Del populismo, señaló que él no emplea tal término porque “se usa lo mismo para un barrido que para un fregado”, lamentó: “Los que votan en Alemania por la derecha medio neonazi son populistas; en Nicaragua son populistas... Entonces, cualquier cosa es populismo. Mi conclusión: todo lo que no se está de acuerdo, que molesta, es populista”.
Al hilo de La noche de 12 años, Mujica subrayó las valiosas lecciones que aprendió en aquel penoso
CONTRA EL PREJUICIO
“No me gusta el término ‘populismo’, porque se utiliza contra todo lo que molesta”
encierro. Una, que “hay cuentas que no las paga nadie ni se debe intentar cobrar, porque la naturaleza nos puso los ojos hacia delante y lo importante de la vida es mañana”. Otra, la de la austeridad. “Cuando por la noche tenía un colchón estaba contento. Lo mismo que cuando tenía una simple taza de agua. Entonces descubrí que nos hacemos unos líos bárbaros por nada. Creo que la sobriedad en el vivir ayuda a la libertad. Porque te deja tiempo libre para hacer lo que decides”.
Antonio de la Torre, en conversación con La Vanguardia, opinó que Mujica “hizo un viaje a la locura y volvió” cuando estuvo preso. “Pensó mucho en el ser humano y aprovechó la experiencia”, señaló como deducción de los testimonios que recabó y las indagaciones que hizo al preparar su papel. “Él superó el odio a través del sufrimiento”.