A un paso del desastre final
La inminente batalla de Idlib pone en riesgo a tres millones de personas
Idlib está llamada a ser la peor de las batallas de la guerra Siria. La razón no es otra que esta provincia noroccidental del país se ha convertido después de siete años en una especie de refugio habitado por tres millones de personas, entre ellas alrededor de 70.000 combatientes pertenecientes a más de 50 organizaciones rebeldes, que hoy están atrapadas y a la espera de que una solución diplomática pueda librarlos de la que sería una de las batallas más largas de este conflicto.
Después de recuperar gran parte del país, el régimen sirio ha anunciado su intención de luchar por esta región fronteriza con Turquía considerada como el último gran bastión rebelde. En los últimos días cientos de tropas se han ubicado en las áreas que bordean la provincia a la espera de que se les dé la luz verde para comenzar esta ofensiva que el enviado especial de las Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, ha definido como la “tormenta perfecta”.
“No hay otro Idlib, ¿dónde pueden ir? ¿Dónde pueden ir cada uno de ellos?”, clamaba De Mistura, que intentaba llamar la atención sobre la crisis humanitaria que podría surgir si el régimen sirio, en compañía de sus aliados, decide atacar hasta quedarse con el control total de esta región, tal como se ha anunciado desde Damasco. Idlib ha sido el destino de todos aquellos que no aceptaron ser parte de los llamados procesos de “reconciliación” que siguieron a batallas como las de Alepo, Guta o, más recientemente, Deraa, en el sur del país. Se considera que alrededor de dos millones de desplazados habitan esta provincia.
De las cuatro zonas de desescalada acordadas entre Rusia, Turquía e Irán en el 2017, Idlib es la única que todavía no ha sido retotes mada. Comparada con las otras es la más grande, la más poblada y la que tiene un mayor número de combatientes. Meses de enfrentamientos, bombardeos y asedios como los que se han visto en otras partes de Siria hacen prever una crisis humanitaria sin preceden- que se sumaría a la que ya existe en esta zona, donde al menos un millón y medio de personas, entre ellos un gran número de niños, son desplazados que sobreviven gracias a la ayuda de organizaciones humanitarias.
Turquía, con tres millones de refugiados sirios, tiene cerrada la frontera y la única alternativa de los habitantes de Idlib sería huir a territorios sirios bajo control de los turcos, algo sobre lo que el gobierno de Ankara no ha tomado una decisión, pero que no haría otra cosa que aplazar el drama. Otra opción sería pasar a territorio controlado por el régimen como lo planteó De Mistura, que habló de la necesidad de establecer corredores humanitarios hacia territorios del régimen. Allí se podrían acoger a una amnistía, como
EL ÚLTIMO REDUCTO REBELDE La provincia ha acogido a todos los que han rechazado los procesos de “reconciliación”
LA FRONTERA TURCA, CERRADA Staffan de Mistura, enviado de la ONU para Siria, pide corredores humanitarios