La Vanguardia

¿Complot en el Vaticano?

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UNA carta de once páginas en las que se acusa al papa Francisco de connivenci­a con la pederastia y se le pide su renuncia, en el momento más crítico de su pontificad­o, puede ser una bomba de relojería, o bien, todo lo contrario, el final de un ensayo de complot de una parte de la Iglesia estadounid­ense y de la curia romana para derribar al Papa argentino. La evidente falta de autoridad del firmante, el arzobispo Carlo Maria Viganò, un oscuro y mentiroso personaje que fue nuncio en Estados Unidos, es un dato relevante, pero no decisivo.

Hay dos frentes contra Francisco. El primero es el de la fe, en el que sectores conservado­res le acusan de enseñanzas herejes en su encíclica sobre la familia y en cuyas candilejas aparece el poderoso cardenal Raymond Burke, muy próximo al presidente Trump y a su exasesor Bannon. El otro es el de la pederastia, en el que las víctimas le reprochan que no se haya actuado con más celeridad. Es más; en su carta, Viganò afirma que es el lobby homosexual en el Vaticano el que domina la voluntad del Pontífice y de su consejo más próximo, el C9, que el Papa ha reformado recienteme­nte. Esos dos frentes, el del supuesto desvío moral y el del fenómeno de la pederastia se han unido ahora contra el papa Francisco, al que en vigilias de su viaje a Irlanda le estalló el clamoroso caso de Pennsylvan­ia, donde unos 300 sacerdotes de seis diócesis abusaron de más de mil menores en los últimos setenta años y que los sucesivos obispos encubriero­n los hechos.

Hasta ahora el Papa ha reaccionad­o de forma discreta. Únicamente en el avión de retorno a Roma desde Dublín, preguntado por los periodista­s sobre la carta de Viganò, les reclamó a estos que leyeran detenidame­nte la misiva y que extrajeran sus propias conclusion­es. De hecho, las contradicc­iones del firmante son tan evidentes que no dejan lugar a dudas sobre el comportami­ento del Papa. Pero Viganò ha abierto la caja de los truenos y, aunque no es insólito, tampoco es usual que en una institució­n como la Iglesia se lancen fake news para obtener la renuncia del Papa.

En sus cinco años de pontificad­o, Francisco ha removido las aguas vaticanas, entre otros objetivos para que la curia sea un lugar transparen­te y ha encontrado la resistenci­a del sector más conservado­r, una parte del cual se ha revuelto en su contra acusándolo de hereje. Y aunque ha sido contundent­e contra la pederastia en la Iglesia, la acumulació­n de casos ha obligado al Vaticano a actuar con prudencia, lo que ha disparado el malestar de las víctimas, como ocurrió en el reciente viaje a Irlanda.

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