Un cable al entrenador

Vaya por delante que no se dejan los riñones en una mina y que están extremadamente bien pagados, pero ser entrenador no es fácil y de vez en cuando merecen cierta solidaridad, aunque no la necesiten o simulen no necesitarla. Luis Enrique, el nuevo seleccionador, ni siquiera ha debutado y ya le han bombardeado esta semana. Como carece de cobertura aérea por (de)méritos propios, su decisión de dejar fuera a Jordi Alba en su primera convocatoria ha suscitado críticas y ha promovido de repente un aluvión de inscritos al club de fans del lateral, ayer brillante en su partido contra el Huesca. Podría ser (ojo, esto es una hipótesis) que Alba hubiera hecho alguna canallada al asturiano durante su convivencia en el Barça, o podría ser que Marcos Alonso sea un jugadorazo, pero hoy en día lo fácil es simplificar y situarse del lado del jugador, especie sobreprotegida por los medios, las aficiones y los directivos, no se nos vayan a enfadar. A Valverde no se le odia (su carácter es opuesto al de su predecesor, prefiere la resignación a la tensión) pero ayer también recibió su ración de palos preventiva por alinear

A Luis Enrique y a Valverde se les ha criticado esta semana por si acaso

un once excesivamente titular, sin dar minutos a los fichajes. Hombre, en la tercera jornada y sin partido intersemanal lo lógico es que el tipo vaya a lo seguro, por no recordar que Coutinho y Dembélé si no son nuevos son kilómetro cero y sentarles sería una aberración creciendo como crecen los dos. Más adelante, cuando el calendario apriete, será momento de reclamar un mayor reparto de minutos, y uno sospecha que se hará, porque Valverde, además de educado, sabe de fútbol y es consciente de que la explotación de las vacas sagradas le llevó al incendio de Roma.

Por lo demás, la tarde de ayer dio para aplaudir al Huesca por su entusiasmo y al Barça por su tremenda exhibición ofensiva.