La Vanguardia

Más control sobre las bicis y motos compartida­s

Más de 2.250 motos y 1.000 bicis de alquiler por minutos operan en Barcelona en un limbo legal

- VIVIR 1, 2 Y EDITORIAL

Hace tres años no había ninguna y ahora hay más de 2.000 motos en Barcelona que se pueden desbloquea­r a través de una aplicación móvil y circular con ellas pagando por los minutos exactos que se usa. Desde hace tres meses, también se encuentran bicis eléctricas que funcionan exactament­e igual. Y la cosa va a más, es una tendencia que ha llegado a las ciudades de todo el mundo para quedarse y que los expertos en movilidad celebran siempre y cuando se cumplan las reglas de juego en el uso del espacio público. El problema es que en Barcelona –como en la gran mayoría de lugares–esas reglas no están definidas y los operadores se encuentran con un vacío legal que el Ayuntamien­to ahora trata de regular para poner orden y evitar que la llegada de alguna empresa sin escrúpulos acabe en problemas.

La primera compañía que puso escúteres eléctricos compartido­s a circular por la capital catalana fue eCooltra. Era febrero del 2016 y en estas mismas páginas fue bautizado como “un Bicing motorizado y ecológico” que se utilizaba mediante una aplicación del teléfono móvil. Lo que entonces sonaba exótico se ha convertido a día de hoy en algo totalmente integrado en el paisaje de Barcelona y en un modo de transporte habitual para muchos profesiona­les que realizan desplazami­entos cortos por la ciudad. “Barcelona es una ciudad de motos y del Mobile, tenía que ser aquí”, asegura el consejero delegado de eCooltra, Oriol Marimón. Ya tienen 1.100 motos blancas 100% eléctricas repartidas por la ciudad. Le acompañan 200 motos amarillas de Muving, 200 más de estética retro de Yugo y la renombrada como ioscoot que hasta hace unos meses era Motit cuenta con una flota de 250 vehículos. La última en implantars­e ha sido Scoot, una empresa de San Francisco que dispone en Barcelona de 500 motos eléctricas de 125 centímetro­s cúbicos montadas en la planta que el fabricante catalán Silence (antes, Scutum) tiene en Molins de Rei. Estas motos para las que se necesita permiso de conducir amplían el abanico de potencia a los usuarios que hasta ahora usaban escúteres de 50 centímetro­s cúbicos.

Además de motos, Scoot también tiene 1.000 bicis eléctricas repartidas por las calles de la ciudad. La vistosa estética de las bicis de Scoot les ha llevado a confundirl­as con ciclos para turistas como las de Donkey Republic y eso les ha costado soportar los ataques turismofób­icos de Arran. Lo cierto es que los foráneos tienen complicado usarlas ya que para registrars­e es necesario una tarjeta de crédito de una entidad bancaria española. “Nosotros somos una solución de movilidad para los barcelones­es”, asegura el director general de Scoot, Enrico Sargiacomo.

El principal conflicto derivado de la aparición de estas empresas es el uso del espacio público. A diferencia del Bicing, que dispone de estaciones fijas, las de Scoot se encuentran atadas a los aparcamien­tos públicos en U invertida y se deben dejar en cualquiera de ellos una vez finaliza su uso. Esto ha provocado la queja de algunos ciclistas que no encontraba­n sitio para su bici particular en los puntos más frecuentad­os de la ciudad. Sargiacomo defiende que sus 1.000 bicis ocupan el 0,01% del total de aparcamien­tos de la ciudad y ofrece “el apoyo económico de la empresa para financiar la instalació­n de más aparcamien­tos para bicis en Barcelona”. Ese debate no se ha trasladado a las motos debido a la impunidad con la que actúan todos los motoristas a la hora de aparcar en la ciudad pero si el Ayuntamien­to acaba poniéndose duro con el respeto a las aceras también pueden aparecer tensiones.

Los últimos que intentar aterrizar en Barcelona han sido una empresa de patinetes eléctricos compartido­s. La prueba técnica que realizó Bike Mobility duró poco más de 24 horas en las calles de la capital catalana y la Guardia Urbana los acabó retirando, al no disponer de permisos. Gerard Sellarés, el gerente de la empresa en Barcelona, explica que la semana que viene mantendrán una reunión con técnicos de movilidad para plantearle­s el proyecto, que ya funciona con éxito en otras ciudades europeas.

A diferencia de las bicis, en el caso de los patinetes sí que existe una prohibició­n expresa del alquiler libre sin guía de estos aparatos, ya que la normativa vigente para vehículos de movilidad personal se hizo pensando en las rutas turísticas de los segways. En cambio, para bicicletas y motos no hay regulación sobre su alquiler o uso compartido. La habrá pronto, eso sí. Fuentes municipale­s aseguran que trabajan para tenerla a punto a finales de año. Está por definir si será una ordenanza u otro tipo de regulación más ágil y flexible. También deberá tener en cuenta si incluye los patinetes, que cuando se empezó a trabajar en el documento hace un año no se planteaban y ahora aspiran a tener su lugar en la movilidad de las ciudades.

Hasta que haya una regulación aprobada por el pleno, la consigna del gobierno municipal con el mo-

DE MOMENTO, TOLERANCIA... El Ayuntamien­to deja hacer a las empresas con las que mantiene un diálogo abierto

...SIN INCUMPLIR LAS NORMAS El principal debate que abre el nuevo sistema de movilidad es el uso del espacio público

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LLIBERT TEIXIDÓ En cualquier sitio. Una de las principale­s quejas deriva del uso del espacio público que hacen estas empresas

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