Un concierto antixenofobia reúne a 65.000 personas en Chemnitz
Merkel llama a los alemanes a movilizarse contra el “discurso de odio” de los ultras
La réplica más sonora a las manifestaciones xenófobas de la ultraderecha en Chemnitz se escuchó ayer en pleno centro de la ciudad sajona, en forma de concierto gratuito de varias bandas musicales, entre ellas la afamada Die Toten Hosen. Bajo la etiqueta #Wirsindmehr (Nosotros somos más) y portando pancartas contra el racismo y contra los neonazis, asistieron al concierto al aire libre unas 65.000 personas, según datos policiales proporcionados por los organizadores.
La muerte a cuchilladas de un alemán en Chemnitz el pasado domingo 26 de agosto a manos de un sirio y un iraquí –como sostienen los investigadores ante las abrumadoras evidencias– condujo a marchas de la ultraderecha la semana pasada con acoso a extranjeros y violentos disturbios. Desde entonces, la ciudad se ha convertido en el núcleo del debate en Alemania sobre cómo la extrema derecha explota los casos de delitos cometidos por migrantes para dar rienda suelta al racismo y a la xenofobia.
Ayer mismo, la canciller democristiana, Angela Merkel, pidió a los alemanes por boca de su portavoz, Steffen Seibert, una movilización contra “el discurso de odio”, después de la última manifestación ultra el sábado en Chemnitz, que fue convocada por el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y el movimiento islamófobo Pegida (Europeos Patrióticos contra la Islamización de Occidente), ambos fuertes en el land de Sajonia.
“Desgraciadamente, lo que hemos visto en los últimos días, incluido el fin de semana, las marchas de extremistas de derechas y de neonazis dispuestos a la violencia no tienen nada que ver con el luto por un hombre”, dijo Seibert en la rueda de prensa habitual de los lunes. Lo que buscan esas marchas, según el portavoz de Merkel, es “lanzar un mensaje de odio contra los extranjeros, los políticos, la policía y la prensa libre”. Sobre los dos detenidos por el crimen, un sirio y un iraquí, Seibert dijo que “si se prueba su culpabilidad, experimentarán todo la fuerza de nuestras leyes”.
La manifestación ultraderechista del sábado –en la que los participantes iban de negro o de oscuro, y con flores blancas, según las instrucciones de la AfD, deseosa de evitar la mala imagen de los gestos neonazis de días anteriores– coexistió con una marcha por la diversidad y la convivencia organizada por varios partidos, sindicatos y asociaciones de Chemnitz bajo el
LA MÚSICA DE DIE TOTEN HOSEN “No importa vuestro color político, hay que oponerse a la extrema derecha violenta”
lema ¡Basta ya! Corazón en vez de acoso. La marcha ultra reunió a 8.000 personas, y la contramarcha a 3.000, en una jornada de alta tensión que la policía calificó de “en términos generales pacífica”. Hubo, sin embargo, 18 heridos –tres de ellos policías–, y horas después cuatro encapuchados agredieron a un veinteañero afgano. También hubo acoso físico a algunos periodistas.
“Estaría bien que quien no piensa así marcara una línea clara y se distanciara de quienes hacen esas cosas”, dijo Seibert. El llamamiento, aun siendo de carácter general, apunta sobre todo a esos alemanes alarmados por una inmigración que juzgan excesiva y peligrosa para la seguridad, y que, sin ser neonazis, no tienen reparos en ir a manifestaciones de la ultraderecha en las que se lanzan consignas xenófobas.
En el concierto de ayer –que empezó con un minuto de silencio– actuaron, además de Die Toten Hosen, otros grupos y cantantes alemanes de rock, punk, hip-hop y rap, como Feine Sahne Fischfilet, K.I.Z., Kraftklub, Nura, Marteria&Casper y Trettmann. “No se trata de una batalla de izquierda contra derecha, sino de una evidencia, y no importa cuál es vuestro color político –dijo Campino, el carismático cantante de Die Toten Hosen–; se trata de oponerse a una masa de extrema derecha que se vuelve violenta”. Incluso el presidente federal, FrankWalter Steinmeier, animó en Facebook a ir al concierto, lo cual fue criticado por la democristiana CDU.