Macron afronta un difícil arranque del curso político
Inminente cambio ministerial en París y medidas fiscales
El segundo verano de Emmanuel Macron en el Elíseo no ha sido nada fácil. Francia se fue de vacaciones, en julio, con el escándalo en torno a Alexander Benalla, el exguardaespaldas del presidente, y ahora se inicia el nuevo curso político con una inminente remodelación del Gobierno y una importante decisión de política tributaria, si se implanta o no la polémica “retención en la fuente”.
El jefe de Estado francés se halla en una coyuntura delicada. Debe anunciar, probablemente hoy, el nombre de quién relevará al dimitido ministro para la Transición Ecológica, Nicolas Hulot, un personaje carismático –antigua estrella de la televisión– que optó por abandonar el Ejecutivo, decepcionado por la política medioambiental. Durante unos días se rumoreó que, como golpe de efecto, Macron podría sustituirlo por otra vedette política, nada menos que Daniel Cohn-Bendit, el legendario Dany el Rojo de la revuelta de Mayo del 68, uno de los líderes de aquel movimiento, una figura que evolucionó desde el anarquismo al ecologismo, y que se jacta de mantener encuentros periódicos con Macron, a quien apoyó durante su campaña presidencial. Finalmente, según la versión del propio Cohn-Bendit, él y el presidente decidieron, de mutuo acuerdo, que el sillón ministerial no era el puesto más adecuado. El antiguo revolucionario quiere mantener su independencia y su capacidad de actuar como consejero oficioso y ocasional de Macron.
El presidente, que aparece debilitado en los sondeos –sólo obtuvo el 35% de apoyo en una encuesta publicada el 31 de agosto–, necesita recuperar la iniciativa y mostrar al país que sus ambiciones para transformar Francia continúan intactas. La marcha de Hulot fue un duro golpe. Reemplazarlo por alguien de su calibre resulta complicado. Hay quien apunta que Macron aprovechará las circunstancias para efectuar un reajuste más amplio del Ejecutivo y contrarrestar así el desgaste de los últimos 15 meses.
La “retención en la fuente” es otra patata caliente sobre el despacho del inquilino del Elíseo. Se trata de aplicar retenciones fiscales sobre los ingresos de particulares y empresas–como hacen ya la mayoría de países– y evitar que los impuestos se devenguen al año siguiente. Se trata de una pequeña revolución que ya pretendía aplicar el anterior presidente, François Hollande. Macron se había comprometido a iniciar el nuevo sistema en enero del 2019, pero han surgido problemas técnicos que podrían retrasar la aplicación.
Los medios críticos con Macron, como el diario Le Figaro, consideran que su aura de mandatario “intocable” se ha esfumado y que incluso podría correr el peligro de un declive imparable como el sufrido por Hollande. “Macron: la máquina se avería”, tituló ayer en portada el rotativo conservador. Desde otros planteamientos políticos, Le Monde también alertaba al presidente sobre la urgencia de “clarificar su política” y constataba que Macron, “elegido por su ambición de transformar el país, atraviesa el periodo más delicado desde el inicio de su quinquenio”.
Las apuestas del presidente francés tienen poco margen de error a medio plazo. El juicio de los electores llegará pronto, en los comicios europeos de la primavera del 2019. Ese será el momento decisivo para calibrar si el experimento macronista dispone de fuerza para avanzar o si se estanca. Ambas alternativas no sólo tendrán efectos en Francia sino en toda Europa, pues Macron irrumpió en su momento como dique de contención ante el auge de los populismos.
Daniel Cohn-Bendit, líder del Mayo del 68, renuncia a ser el nuevo ministro de Ecología