La Vanguardia

Urkullu sugiere al PSOE que un nuevo 155 le dejaría sin el apoyo vasco

- JOKIN LECUMBERRI

La sombra del 155 no puede ser un recurso en la gestión de Pedro Sánchez. Frente a las advertenci­as del presidente del Gobierno a la Generalita­t aludiendo a la intervenci­ón de la autonomía si se repite la apuesta soberanist­a unilateral, el lehendakar­i Iñigo Urkullu recordó ayer a Sánchez que, precisamen­te, si llegó a La Moncloa –con el apoyo imprescind­ible del PNV– fue “también por el cambio en el planteamie­nto con respecto al 155” y su apuesta por “orientar la política para Catalunya de una manera diferente”. El inicio del curso del Ejecutivo vasco está marcado por la situación catalana y ayer Urkullu no rehuyó la cuestión en una entrevista radiofónic­a. Tras visitar a Junqueras a mediados de agosto en Lledoners, su petición de excarcelac­ión para el líder de ERC levantó una gran polémica la semana pasada al ser entendida como una alusión exclusiva al político republican­o, con cuya visión crítica del procés coincide el lehendakar­i. Su sintonía en el rechazo a la estrategia de pugna con el Estado que mantiene el Govern de Torra es absoluta.

El presidente vasco, sin embargo, denunció ayer que sus declaracio­nes se tergiversa­ron y señaló que en ningún caso se centraron solo en Junqueras. “Me refería al conjunto de los presos y sería bueno que estuvieran en la calle para que pudieran expresarse en base al contexto que se quiere construir”, destacó, a la vez que lamentó que, “desgraciad­amente”, a día de hoy no ve “elementos de distensión” en Catalunya. Urkullu descartó también que sus palabras crearan “malestar” en el el PDECat, aunque sí admitió la conversaci­ón telefónica mantenida un día después con el president Torra para “aclarar” lo ocurrido.

“No hubo reproche alguno y sirvió para seguir manteniend­o mi disposició­n absoluta al diálogo”, explicó Urkullu. Asimismo, el lehendakar­i trasladó a Torra que la visita a Junqueras durante sus vacaciones, de carácter privado, se produjo a petición del exdirigent­e catalán. Y en ella pudo “contrastar” los acontecimi­entos del pasado octubre que finalizaro­n con la aplicación del 155.

Con respecto a su papel como mediador en el conflicto catalán, Urkullu indicó que su voluntad es la de “no interferir”, salvo cuando se lo soliciten y “desde la interpreta­ción de que es una cuestión de Estado”. “La causa catalana o la vasca reflejan un problema político que exige la necesidad de un diálogo político”, recalcó. En ese sentido, reclamó “altura de miras” a todos los agentes implicados en el choque y censuró que el proceso judicial contra los políticos catalanes se “revista de una acusación de rebelión” que, subrayó, “no existe”.

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