Los operadores piden una normativa que aclare las reglas del juego
tosharing y el bikesharing es la de dejar actuar siempre y cuando lo hagan dentro de unos límites razonablemente sensatos. eCooltra abrió camino y contó con representantes municipales que no acababan de entender aún de qué iba aquello en el acto de puesta en marcha, hace dos años y medio. Cuando llegó Scoot este año sí que lo sabían bien y mantuvieron varias reuniones entre técnicos municipales y miembros de la compañía antes de sacar una sola moto y bici a la calle. Aparcadas en una nave del Poblenou, les iban dando salida poco a poco, de manera gradual, e informando al Ayuntamiento para analizar el despliegue.
Si apareciese un operador asiático, como ha pasado en muchas otras ciudades, la cosa se complicaría, ya que en estos casos llegan con varios contenedores cargados de bicicletas, las reparten en un día por toda la ciudad y luego se olvidan de ellas. Ya ha pasado en Madrid y en Granada, donde incluso hay dos empresas y se han llegado a ver bicis abandonadas en la Alhambra. Los usuarios pueden dejarlas aparcadas en cualquier rincón y cuando se averían o son vandalizadas a la empresa le sale más a cuenta dejarlas tiradas que recuperarlas. Ante ese escenario, el Ayuntamiento de Barcelona sí que se plantea su retirada en caso de “detectar problemas de convivencia o de ocupación intensiva del espacio público”, que es precisamente lo que pasa con los patinetes compartidos en otras ciudades, que se pueden dejar en cualquier acera.
Es por eso también que las empresas instaladas en la ciudad ven con buenos ojos una normativa clara. Enrico Sargiacomo, de Scoot, considera necesaria “una buena regulación que sea exigente con los vehículos y los operadores y permita velar por el buen uso de la ciudad”. En la misma línea, Oriol Marimón de eCooltra, apuesta por “seguir el camino de la colaboración para trabajar en la solución”. En ese sentido, la Red de Ciudades por la Bicicleta ha impulsado un marco regulatorio nacional para los nuevos sistemas de bici compartida sin estación. La entidad liderada por el vicepresidente de Movilidad del Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB), Antoni Poveda, y que agrupa a más de 500 municipios españoles apuesta por dar autorizaciones “mediante un concurso público que permita autorizar o denegar en función del cumplimiento de las condiciones y previendo la coexistencia de diferentes operadores”. Entre las condiciones a cumplir hay aspectos como la posibilidad de establecer zonas muy densas que queden excluidas y la obligación de aparcar en aparcamientos habilitados.
Sea como sea, fuentes municipales no concretan cómo será la normativa que preparan para Barcelona aunque advierten que “una vez elaborada la norma no hay ninguna garantía de que las empresas que hoy están operando puedan seguir haciéndolo”. Por lo tanto, advierten desde el Consistorio, “es un riesgo que estas empresas están decidiendo correr”. En este escenario también están Avancar y Bluemove, que ofrecen coches de alquiler por minutos. En Barcelona no acaba de arrancar el sistema, a diferencia de Madrid. Una de las causas puede ser que en la capital española pueden dejarlo aparcado en cualquier calle, mientras que en Barcelona deben limitarse a hacerlo en los lugares permitidos, que son escasos.