Pasarse de la raya
Eloy Fernández Porta (1974) es un escritor singular. Ensayista de frontera con herramientas de narrador, practica una escritura bulliciosa que relaciona elementos culturales desemejantes. En la última década ha explotado con ensayos tan originales como Afterpop (la literatura de la implosión mediática) o Homo sampler (tiempo y consumo en la era afterpop) (Anagrama). Ahora FP publica, también en Anagrama, un ensayo en catalán de título extraordinario —L’art de fer-ne un gra massa—y subtítulo que requiere dos notas: “Una història cultural de la saforologia*, a partir de l’obra d’Oriol Vilanova*”. Oriol Vilanova (1980) es un artista manresano que vive y trabaja en Bruselas desde mucho antes que el Belgicanès fuese considerada una nueva comarca catalana. La saforología es la ciencia de “fer safor”, expresión que en las tierras de Ponent puede significar, en palabras del añorado Carles Hac Mor: “dar mucha importancia a una cosa alegrándose y celebrándola expansivamente”. Un saforero sería, pues, alguien que lo transforma todo en una fiesta, como practica FP al proyectar la obra de un artista más allá, en superlativa red. Una de las obras de Vilanova, coleccionista de postales y amante de las listas, es La gran risa (ensayo sobre la mejor significación de lo más cómico) (2010), una versión apropiada de la traducción castellana del estudio clásico de Bergson sobre la comicidad. Vilanova inserta adjetivos y adverbios aumentativos (desmesuradamente, máxima, más, destacada, impagable) que evidencian el elogio hiperbólico al talento individual propio del mundo del arte, el ditirambo. A la exageración (safor) los retóricos suelen llamarla hipérbole, pero aquí FP matiza que más bien es auxesis, una exageración de segundo grado que no quiere (ni puede) parecer verosímil, porque el grado de altisonancia borra el referente real.
Pasarse de la raya (por “fer-ne un gra massa”) es una descripción ajustada de la pulsión superlativa propia de los récords Guinness, del mítico programa televisivo That’s incredible o de Francesc Pujols (cuando los catalanes vayamos por el mundo lo tendremos todo... exagerado). FP transforma las obras de Vilanova en trampolines para soltar un montón de reflexiones críticas como pastillas efervescentes que gasificarían muchos debates. Ejemplos: a) en la era digital las artes ya no son plásticas sino visuales; b) la libertad de expresión artística vista como un pájaro que interpela a la jaula y le dice al poder “¡prohíbemelo, anda!” porque si la institución se muestra humana, el monstruo es él; c) el caso Bartleby y Vila-Matas, o el improductivo que deviene best-seller, ergo productivo; d) el prestigio adquirido por las escrituras del yo hace que todas las modalidades de prosa privada, incluso las que parecían escritas “para pasar el rato”, sean consideradas Literatura. También reproduce una cita del crítico de arte ubicado en Estocolmo Martí Manen: “Muchos escritores dicen que el arte contemporáneo es una mierda, pero nunca oí a ningún artista diciendo que la literatura contemporánea sea una mierda”. ¿Quién será el primero?
‘Muchos escritores dicen que el arte contemporáneo es una mierda, pero ningún artista dice eso de la literatura’