Tiempos difíciles
El excepcional clima de tensión política en el que se desarrolla la Diada; y los malos augurios de la OCDE para la economía española.
LOS indicadores de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) detectan signos de inflexión en el crecimiento de la economía de la Unión Europea (UE) y son más acusados en España que en otros países. Esta nueva referencia, hecha pública ayer, coincide con la tendencia a la ligera desaceleración que desde principios de año registran otros indicadores y que ha tenido su máxima expresión en España en el fuerte descenso del empleo registrado este pasado mes de agosto.
La OCDE señala que los indicadores compuestos avanzados de la UE del pasado mes de julio, que miden por anticipado la probable evolución futura de la economía a seis meses vista, descendieron 14 centésimas de media, con retrocesos de 20 centésimas para España, de 16 para Italia, de 14 para Francia y de 10 para Alemania.
La desaceleración de la economía española, que ha sido la que más ha crecido en los últimos años entre los grandes países de la zona euro, ya estaba contemplada en la mayoría de previsiones económicas. Tras haber crecido por encima del 3% en los últimos años, para 2018 se esperaba un crecimiento económico del 2,8% y para 2020 del 2,6%. En ambos casos aún sería una de las grandes economías europeas con mayor crecimiento.
Tras el decepcionante dato del paro en agosto, en el que la caída de afiliados a la Seguridad Social fue de 202.996 personas, la mayor destrucción de empleo de toda la crisis en un mes de agosto, ha saltado la alarma, a la que se suma ahora la OCDE. Lo cierto es que hay una serie de factores que inciden más negativamente que en años anteriores. El consumo, que es el gran motor del crecimiento de la economía, acusa el deterioro producido en el poder adquisitivo en el primer semestre, con un aumento de la inflación del 2,25% a causa de la subida del precio del petróleo. España, dada su gran dependencia energética del crudo, es más sensible que otros países a las oscilaciones de su precio. Otro factor que incide en la desaceleración económica es el debilitamiento de las exportaciones, a causa del menor dinamismo de los mercados exteriores, especialmente los europeos, y de la caída que se ha producido en el turismo por la competencia de otros destinos del Mediterráneo. Los problemas en las economías emergentes, como Turquía o Argentina, son asimismo otro factor negativo para España, con importantes intereses especialmente en el país latinoamericano.
La incógnita que se plantea ahora es si la desaceleración será mayor de la que se había previsto. Habrá que esperar a la evolución de la economía en los próximos meses para salir de dudas.