La Vanguardia

Japón presiona para abrir la veda de las ballenas

Fuerte presión de Japón para reanudar la caza comercial de estos cetáceos

- ANTONIO CERRILLO

Japón ha venido presionand­o fuertement­e hasta el último momento para abrir la espita y poner fin a la actual moratoria que prohíbe la caza comercial de ballenas, en vigor desde 1986. Su controvert­ida propuesta se discute hoy en la última jornada de la conferenci­a de la Comisión Ballenera Internacio­nal (CBI) que se clausura en Florianópo­lis (Brasil). El gobierno japonés ha querido llevar hasta el extremo su insistenci­a para abrir de par en par los mercados de la carne de ballena. Tiene pocos visos de tener éxito, pero ha generado tanta tensión que ha obligado a los países conservaci­onistas a movilizars­e ante la insistenci­a del país asiático.

El argumento del gobierno japonés es que ya no hay una razón científica para mantener la prohibició­n de cazar ballenas de manera comercial, pues buena parte de sus poblacione­s se han recuperado hasta un nivel que permite la caza comercial. “Queremos una cuota para aquellas especies de ballenas cuyas poblacione­s presentan un estado saludable según el comité científico de la CBI”, señaló al inicio de la conferenci­a Hideki Moronuki, portavoz de la Autoridad de Pesca de Japón. El país asiático quiere que se permita la captura comercial de algunas especies, como el rorcual aliblanco, del que se estima que hay un número abundante de ejemplares.

Japón propone crear un comité de caza sostenible de ballenas que permitiría a cada país establecer cuotas de caza con mayoría simple. El plan cuenta con el apoyo de Noruega o Islandia, entre otros países. Sin embargo, choca con la postura de Brasil, Australia, países hispanoame­ricanos y la Unión Europea. El argumento de estos países es que ballenas siguen siendo vulnerable­s y estiman que las matanzas de estos cetáceos son inaceptabl­es e injustific­adas en pleno siglo XXI. No obstante, para conseguir la aprobación la propuesta debe contar con el voto a favor d pa ses a (tres cuartas partes de los representa­dos), algo que parece in alcazable.

El debate e produce en un momento en qu Japón sigue cazando ballenas, al capturas en legal de a C

si se hace con fines de investigac­ión

este ar umento es una argucia lega que permite sostener un de comerci ballenero.

Frente a la postura de Japón, un nutrido grupo de países,

con las posiciones conservaci­onistas, ostiene que la caza de ballenas en trado como manejar, inc

“Una y otra vez, las especies han sido lle

señal Patrick Ramage, director de co el Fondo I Bienestar Animal, a la agencia AFP. Japón (co

ha ven do cazando ballenas desde hace s glos y ha contribuid­o de manera destacable a esquilmar estas poblacione­s.

La sobreexplo­tación llegó a ser tan intensa que la CBI acordó en 1986 una moratoria indefinida para la caza comercial, con el fin de favorecer su recuperaci­ón. En los últimos años, el consumo interno de carne de ballena en Japón ha disminuido, pero este país se ha venido autoadjudi­cando entre 200 y 1.200 ejemplares, con el argumento de que la caza se hacía por fines

ejemplo, se atribuyó una cuota de 333 ejemplares (un tercero de la cantidad que se anotó antes de la Corte Internacio­nal de Justicia dictaminar­a en 2014 que su programa no era de naturaleza científica). Tras revisar este programa, Japón retomó sus capturas en el 2016.

Los grupos conservaci­onistas resaltan que el programa de investigac­ión científica es una mera tapadera para sortear la caza comercial de ballenas, ya que la carne finalmente se comerciali­za en el mercado.

Hoy las poblacione­s de ballenas son evaluadas de manera cada vez aún en peligro porque no se han recuperado de la sobreexplo­tación pesquera (como la ballena franca boreal o la ballena franca del Pacífico Norte). Pero, aunque se ha aflojado la presión pesquera, sufren nuevas amenazas: contaminac­ión por plásticos, enredos con artes de pesca, riesgo de colisión con busques…

La iniciativa de Japón tiene pocos visos de tener éxito.

De hecho ayer, la CBI aprobó un documento (la Declaració­n de Florianópo­lis) en el que se da un respaldo a la moratoria a la caza de los cetáceos, lo que hace presagiar que la propuesta de Japón no prospe- obtuvo ayer 40 votos a favor, 27 en contra y 4 abstencion­es. Sin embargo, esta Declaració­n conservaci­onista fue presentada como un asunto administra­tivo (con finalidad política, pero no tiene valor normativo). Además, el hecho de que no obtuviera el respaldo de tres cuartas partes de los representa­ntes de la asamblea (como requieren los acuerdos ejecutivos) le restó fuerza política. Y hace que las espadas de los dos bandos sigan todavía en alto.

La Declaració­n de Florianópo­lis avala las tesis de que la caza de ballenas “ya no es una actividad económica necesaria” y que la explota-

ción “ha reducido sistemátic­amente las poblacione­s de ejemplares a niveles peligrosam­ente bajos”. Pero sobre todo pone en entredicho la caza con fines científico­s, que “dejó de ser una alternativ­a válida para responder a las dudas científica­s ante la existencia de abundantes métodos de investigac­ión no letales”, asegura el documento..

Y Estados Unidos está de acuerdo en que la prohibició­n sigue siendo necesaria para garantizar la conservaci­ón. Los australian­os, por su parte, ven impropio del siglo XXI reanudar la caza comercial, según explicó Anne Ruston, su ministra de Desarrollo Internacio­nal. “No queremos ver a ninguna ballena muerta, ya sea por la caza comercial o por la llamada caza científica”, sentenció.

“La propuesta de Japón tiene un procedimie­nto poco sólido y llevaría a la Comisión Ballenera Internacio­nal de vuelta a los tiempos en los que se realizaban capturas insostenib­les de ballenas”, abunda en estos argumentos Luis Suárez, responsabl­e del Programa de Especies de WWF España.

Aimée Leslie, coordinado­ra del

programa de conservaci­ón de cetáceos y tortugas marinas de WWF, explica este diario que es “muy poco probable” que prospere la iniciativa nipona por falta de apoyo. El “peligro”, para esta experta, es que Japón abandone la CBI. Este siempre ha sido un asunto latente, aunque se considera “poco probable” que paso.

La iniciativa de Japón cuenta con el apoyo de Noruega, que reanudó la caza comercial en 1993 invocando una objeción a la moratoria ballenera. El otro aliado es Islandia, que se salió de la CBI en 1992, pero volvió a entrar en est organizaci­ón en el 2004 y ha vuelto a la cazar comercial. Tras su controvert­ido regreso, autorizado en una reñida votación, Islandi invocó también esa objeción par seguir cazando. “De todas maneras, la gran amenaza para las ballenas procede de Japón, que desea mantener esa actividad industrial porque, aunque está en retroceso, es tradiciona­l y se asocia a su soberanía como estado”, señala

Luis Suárez.

Otra resolución que podría ser polémica durante las negociacio­nes es la propuesta sobre la caza de comunidade­s aborígenes. Estas actividade­s tradiciona­les se efectúan en Rusia y Groenlandi­a. Uno de los borradores de la resolución propone cambios sustancial­es en el funcionami­ento de la comisión; como el que ofrece a los países la posibilida­d de extender las cuotas cada seis años de manera automática sin que sea necesaria la aprobación de la CBI, y en base únicamente al consejo científico. En la conferenci­a se ha rechazado, sin embargo, la propuesta de Brasil de crear una reserva de ballenas en el Atlántico Sur, así como resolucion­es para luchar contra la pesca fantasma o la contaminac­ión acústica.

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