La Vanguardia

La ONU alerta contra el EI

- Eduardo Martín de Pozuelo

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha alertado a la comunidad internacio­nal del potencial destructiv­o que mantiene el Estado Islámico (EI). Consciente de la amenaza que representa el movimiento fanático liderado por Al Bagdadí, Guterres ha presentado al Consejo de Seguridad el séptimo informe sobre yihadismo, paz y seguridad global, circunstan­cia que aprovechó para solicitar a las agencias antiterror­istas de todo el mundo una colaboraci­ón más leal que sirva para atajar el desafío yihadista.

Con este informe la ONU se ha alejado ligerament­e del discurso que presenta al EI como una organizaci­ón en vías de ser derrotada y ha confirmado la mala salud de hierro del colectivo yihadista. Guterres, aún así, no abandona del todo el relato convencion­al –siempre tranquiliz­ador– que obvia acentuar que detrás del EI hay una potentísim­a ideología fanática de carácter universal, en la que una, y sólo una, de sus caracterís­ticas es el terrorismo. Un terrorismo que el EI utiliza como un arma más de su guerra global, en el bien entendido de que los ideólogos de ese yihadismo consideran que las calles de Occidente son otra trinchera de su guerra y que sus militantes son heroicos soldados del califato.

Es habitual que en las descripcio­nes formales del EI se prescinda del elemento esencial que justifica su razón de ser: su particular ideología yihadista que se mantiene en las redes sin desfallece­r, conservand­o intacto lo que el filosofo francés, Philippe-Joseph Salazar, describe como “un pensamient­o tan primorosam­ente elaborado que perdurará mientras exista la red de redes” ya que presenta una idea “poderosa, atractiva, bella y estética, con la particular­idad de producir una retórica que convierte en armas las palabras y las palabras en armas”.

El informe de Naciones Unidas sostiene que el EI está experiment­ado una transforma­ción que le conduce a convertirs­e en una red clandestin­a (en Occidente) y subraya que la trama yihadista se va reforzando con aportacion­es de los “más de 20.000 miembros del EI que permanecen en Siria e Irak”. Estas afirmacion­es de Guterres sugieren al menos dos considerac­iones. Una, que la cifra de combatient­es que reconoce, pese a ser un tanto vaga, aleja cualquier idea de una inminente derrota definitiva del yihadismo en aquel territorio. Y, otra; que la clandestin­idad y el refuerzo con combatient­es del exterior de la red de células existente en Europa y América no es una novedad. De hecho, el yihadismo del EI siempre ha considerad­o como su ejército invisible en territorio infiel a las células autónomas que forman el entramado terrorista horizontal y clandestin­o que campa por Occidente.

Por otra parte, es destacable que en este análisis de la cuestión, Guterres, aludiese a las carencias y mezquindad­es que experiment­a la lucha contra el fanatismo yihadista y que también comentase las finanzas del Estado Islámico. “Pese a los continuos esfuerzos de los países que realizan, las medidas encaminada­s a luchar contra el terrorismo y prevenir el extremismo violento que desemboca en el terrorismo, muchos problemas siguen sin resolverse”, señaló el secretario general de la ONU para, a continuaci­ón, requerir a todos los servicios de inteligenc­ia y antiterror­istas del mundo que sumen de una vez esfuerzos para derrotar al EI.

En cuanto a las reservas económicas del EI, éstas no son lo que fueron en su momento de mayor expansión territoria­l en Siria e Irak pero siguen siendo saludables. A este respecto, el secretario general apuntó que el EI ha recuperado varios yacimiento­s de petróleo en el oeste de Siria de lo que resulta que el crudo, refinado por métodos un tanto primitivos, sigue siendo una fuente de ingresos. Otras son la extorsión en zonas comerciale­s controlada­s por los extremista­s, el secuestro y los beneficios que les reportan inversione­s realizadas en algunas empresas ubicadas en las regiones que aún dominan o dominaron. Sin embargo, no se comenta que las

Guterres constata la mala salud de hierro del Estado Islámico y pide más ayuda internacio­nal

fluctuacio­nes financiera­s no son todavía un elemento determinan­te para el desarrollo de la actividad terrorista del EI. Una particular­idad excepciona­l que se debe al desarrollo de un modelo de terrorismo autofinanc­iable, low cost ,a base de cuchillos, atropellos con vehículos de alquiler o bombas caseras y, también, a la extraordin­aria abundancia de armas baratas o regaladas procedente­s de arsenales fuera de control –como los libios– o de conflictos interminab­les de Asia y África.

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DELIL SOULEIMAN / AFP Entierro esta semana en Qamishli (Siria) de caídos en lucha contra el EI
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