Un nuevo dios azteca
El argentino sonríe de nuevo al debutar como técnico del Dorados de Sinaloa con un claro triunfo (4-1) ante los Cafetaleros de Tapachula
Diego Armando Maradona revoluciona al Dorados de Sinaloa, que no ganaba en la Liga desde el 14 de abril, y en su debut en el banquillo lo lleva a firmar una contundente victoria contra el Cafetaleros de Tapachula (4-1).
Hasta ayer, una de las últimas veces que se vio a Diego Armando Maradona en un campo de fútbol para un partido oficial fue el 26 de junio en San Petersburgo. Allí se jugaba Argentina pasar o no a los octavos de final del Mundial contra Nigeria. Y en un palco privado la leyenda argentina centró todas las miradas, por su éxtasis al celebrar el gol de Messi y por su penoso estado, casi sin poder sostenerse en pie, cuando terminó el partido, con triunfo de la albiceleste.
Por eso las redes se poblaron de memes en cuanto se anunció el fichaje de Maradona por los Dorados de Sinaloa: el estado de Culiacán es cuna del cártel del Chapo Guzmán.
Sin embargo, la imagen del diez no tiene nada que ver con esa en cuanto pisa el césped, cuando baja a pie de campo. Se comprobó en la madrugada del martes en el estadio Banorte, donde Maradona debutó como técnico con un triunfo 4-1 sobre los Cafetaleros de Tapachula, aunque él se empeñase en llamarlos en su rueda de prensa “Cafeteros”. México le sienta bien al Pelusa. En el país donde Diego tocó el cielo en junio de 1986 al proclamarse campeón del mundo, Maradona recuperó la sonrisa. “La pelota no se mancha”, dijo en su famoso discurso de retirada. Y 21 años después intenta como puede seguir fiel a esa máxima.
Si hay algo que el astro se toma en serio es el fútbol. Ayudado por el exportero argentino Luis Islas, que jugó en México, y por el preparador físico del Dorados, que era el que mejor conocía a los jugadores, Maradona cambió la cara al equipo de Culiacán, que no ganaba en la liga desde el pasado 14 de abril.
Los Dorados habían marcado dos goles en seis partidos. En el debut de Maradona hicieron cuatro. El Gran Pez apenas había sumado tres puntos, pero en un día doblaron su casillero y subieron al décimo puesto. El ecuatoriano Vinicio Angulo, la estrella, no se había estrenado. Ayer, en el debut del mítico diez, el diez de Dorados no sólo vio puerta sino que marcó los tres primeros goles locales. Diego entró en el terreno de juego para abrazarlo. Escaboza cerró la cuenta gracias un grave error del portero López en la noche en la que el fútbol mundial giró sus ojos hacia un club de la Liga Ascenso, el equivalente a Segunda División, nacido en el 2003, en el que en el 2006 jugó Pep Guardiola y que sólo ha jugado tres temporadas en la máxima categoría.
Era la bautizada como “Maradona Night”. y aunque el público no respondió como se esperaba y sólo llenó la mitad de las gradas, la cadena ESPN puso una cámara para seguirlo los 90 minutos. De hecho, cuando en la primera parte el equipo visitante atacaba por la banda derecha, el jugador que llevaba el balón no se veía porque lo tapaba el recuadro que enfocaba siempre al Pelusa, que vistió chándal y gorra para la ocasión y escuchó en pie el himno mexicano antes del partido, con motivo de la fiesta nacional del 16 de septiembre.
La realización se puso las botas con el entrenador debutante durante la primera mitad, en la que el juego brilló por su ausencia. Maradona se cambiaba la visera de delante para atrás y otra vez para delante, se mordía las uñas, se aguantaba la barbilla, aplaudía, se le escapaba alguna grosería y se lamentaba por la falta que Nava chutó al larguero, en la mejor y única ocasión del Dorados. Hasta el minuto 44 no apareció en pantalla Diego de la Torre, el entrenador del Cafetaleros, al que su padre, el exfutbolista mexicano Ramón de la Torre, nombró en honor al argentino. Su hermano se llama Edson, por Pelé.
Tras el descanso, y la supuesta charla de Maradona, que siempre fue un motivador, llegaron los goles. “Ha cambiado lo anímico. Ha logrado que nos soltemos”, dijo el goleador Angulo pese a que el triunfo no estuvo exento de polémica. Con 2-1, un disparo lejano del Hobbit Bermúdez sorprendió al portero Servio (por cierto, argentino como Maradona, que le quitó el brazalete a Chávez para nombrarlo capitán), tocó en el larguero y el balón botó dentro de la portería. Sin VAR ni ojo de halcón en la liga mexicana y menos en Segunda, el colegiado se equivocó y favoreció a Maradona como en su día Ali Bennanceur en la jugada de la mano de Dios. Después vendrían el penalti y la expulsión de Ibars (autor del gol visitante), que dejaría el partido cuesta abajo para el Dorados.
Con la goleada, evidentemente, el Pelusa no perdió la oportunidad de cobrar algunas cuentas pendientes. Más de 15 micrófonos lo esperaban en la sala de prensa. “No sé si la victoria calla bocas. Yo vengo a trabajar, por eso acepté la oferta del Dorados. Sé que hubo quien dijo que Maradona no iba a saber cómo se juega en México y que los videos no valen para nada. Yo, ante las palabras de esa gente tonta que va a la tele a llenar los espacios, les digo que se queden en casa. Porque yo veo hasta partidos de Israel. Lo juro por mi madre, que el otro día vi uno. Así que cuidado porque te puedo meter un gol de contragolpe”, sacó pecho, pero sin lanzar las campanas al vuelo antes de tiempo. “Nos quedan muchas finales para cumplir un sueño”.
Maradona es otro en México. Aunque ahora ya no regatee a ingleses, belgas y alemanes. Ahora le toca vencer a los Alebrijes de Oaxaca (el 22 de septiembre), a los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara, a los Venados de Yucatán o los Potros del Estado de México. Lo que es seguro es que todos los jugadores rivales van a querer una selfie con él.
RECITAL DE GESTOS
La cadena ESPN puso una cámara de seguimiento del Pelusa, que fue un auténtico espectáculo