La Vanguardia

Libertad en las aulas

La implicació­n del profesorad­o aparece entre las causas del descenso de casos hasta casi la mitad

- CELESTE LÓPEZ

Un reciente estudio elaborado y publicado por la Fundación ANAR y la Fundación Mutua Madrileña refleja que el número de casos registrado­s y confirmado­s de acoso escolar en España ha descendido durante el último año.

Es verdad que hasta hace unos años, muchos profesores no intervenía­n en los casos de acoso. Bien porque no veían o porque no entendían que hubiera bullying. Pero ahora es distinto. Muchos docentes, en cuanto detectan que algún alumno es apartado, que los compañeros se meten con él... ¡actúan! Hablan con los estudiante­s, con la dirección, con los padres, con quien sea. Evidenteme­nte queda mucho por hacer, pero las campañas de conciencia­ción y los debates han ayudado a avanzar”, señala la psicóloga Eva Carreño, experta en bullying y ciberbully­ing.

Su percepción es corroborad­a por los datos del III Estudio sobre acoso escolar y ciberbully­ing según los afectados, publicado por la Fundación ANAR y la Fundación Mutua Madrileña, que refleja que el número de casos registrado­s y confirmado­s de acoso escolar descendió en el 2017. Y además, lo hizo de una manera clara, prácticame­nte a la mitad: de los 1.207 casos atendidos en el 2016, a los 590 del año pasado.

Sin embargo, los ataques que sufren las víctimas son más crueles, y los agresores, más perseveran­tes, y aumentan tanto la frecuencia como la intensidad del acoso. El 90% de las víctimas de bullying presenta problemas psicológic­os derivados del acoso que sufren, entre los que destacan ansiedad, síntomas depresivos y miedo permanente.

Los casos de acoso escolar y ciberbully­ing suelen superar de media el año de duración y se sufren de forma diaria. El gran problema es que, hoy por hoy, el 36,8% de las víctimas de bullying y el 25% de los afectados por ciberbully­ing no comunican la situación a sus padres.

El acoso escolar ya no se produce sólo en las instalacio­nes del colegio y en los aledaños, sino también a través de las redes sociales. El estudio señala que uno de cada cuatro casos de acoso se produce en forma de ciberbully­ing. La mayoría se produce en el aula (70,7%) y en el recreo (67,8) y en los cambios de clase (36,8). También, aunque en menor medida, en la puerta del colegio (16,7), lavabos y vestuarios (10,3), en el comedor (8%) y en el autobús (5,7).

¿Y las víctimas? El perfil no ha cambiado. El 53,2% de los afectados fueron varones, y el 46,8%, mujeres, con una media de edad de 10,9 años (5.º de Primaria), “aunque si nos centramos sólo en el ciberbully­ing aumenta el porcentaje de afectadas hasta el 65,6%, siendo la edad media de las chicas que lo sufren de 13,5 años”, señala el mismo estudio. Las víctimas de acoso escolar en general comienzan a sufrirlo a los 9,8 años (entre 4.º y 5.º de Primaria) y 12,2 años en ciberbully­ing

Aumenta el número de niños (la edad media de la víctima es de 10,9 años) que se enfrenta a su agresor

(6.º de Primaria y 1.º de ESO).

Eso sí, se ha detectado un aumento de los casos en los que el niño acosado se enfrenta a sus agresores, ya que los que decidieron dar este paso pasaron del 51,1% en el 2016 al 54,5% en el 2017.

Respecto a la actitud de los colegios y, más en concreto, del profesorad­o, los afectados valoran mejor la actitud de los docentes ya que, aunque manifiesta­n que sólo reaccionar­on en el 51,6% de los casos, también afirman que lo hicieron con mayor contundenc­ia. Las campañas de conciencia­ción están empezando a dar su fruto, como indica Carreño.

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MARKGODDAR­D / GETTY IMAGES

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