La Vanguardia

Los ataúdes de la miseria

El gobernador de Nairobi halla cadáveres de neonatos en cajas al visitar un hospital de la ciudad

- XAVIER ALDEKOA

En lengua suajili, la palabra pumwani invita a la esperanza. Se traduce como “respira” o “vive” y se usa como empujón anímico en los primeros segundos de vida de los recién nacidos. Por eso, se escogió esa palabra para bautizar el hospital Pumwani Maternity, que en 1944 se convirtió en una de las maternidad­es pioneras de África subsaharia­na y en una referencia en Nairobi, la capital de Kenia.

El pasado fin de semana, el romanticis­mo del nombre quedó borrado para siempre. En una visita sorpresa al hospital, el gobernador de Nairobi, Mike Sonko, quien llegó en una mototaxi para no alertar al personal de su llegada, encontró los cadáveres de una docena de neonatos dentro de cajas de cartón en un almacén del edificio. En un vídeo que uno de los ayudantes de Sonko grabó durante la visita y compartió en directo por Facebook Live, se observa como el gobernador abre las cajas selladas con cinta aislante y saca de dentro bolsas de plástico donde están los cuerpos de los bebés. A su alrededor, miembros del personal médico aseguran que pueden explicar lo sucedido. Aunque no ha trascendid­o la causa de la muerte de los neonatos, Sonko señaló que había visitado la maternidad después de que le hubieran advertido de que “el personal médico había apagado las máquinas del ala de maternidad, lo que había llevado a la pérdida de vidas”. El hospital Pumwani ha estado antes en el centro de la polémica a causa de la deficiente atención médica, con casos de negligenci­a, maltrato e incluso acusacione­s –bajo investigac­ión pero aún no probadas– de venta de bebés. Según la dirección del centro, los cuerpos de los neonatos se almacenaba­n en esas condicione­s porque la maternidad no dispone de morgue ni de cámara de frío y el servicio municipal de retirada de los cadáveres sólo trabaja los días entre semana. Para Sonko, las explicacio­nes no fueron suficiente­s. Además de llamar a la policía, suspendió de forma inmediata a la junta directiva del centro y a una ginecóloga. “No voy a permitir que esto ocurra con nuestras madres”, bramó.

El presidente del sindicato del personal médico y dentistas de Kenia, Samuel Oroko, admitió que el centro, uno de los más antiguos de la ciudad y que da servicio a una comunidad empobrecid­a, sufre escasez de cirujanos y cada enfermera debe atender “a por lo menos 20 madres en la sala de partos, y esto puede ser abrumador”. Pero Oroko también afeó las formas de Sonko y tildó de populistas los despidos. “Debemos evitar los enfoques reaccionar­ios y las acciones populistas. La mejor solución es sentarse con la administra­ción, el personal y las madres que han dado a luz en el hospital de Pumwani para hallar soluciones viables a los desafíos”.

El gobernador de Nairobi, cuyo nombre real es Gidion Mbuvi Kioko, es una de las figuras más controvert­idas y emergentes de la escena política keniana. Sonko, que en argot local significa “hombre rico” o “jefe”, se ha convertido en una persona popular entre las clases bajas por sus denuncias deslenguad­as y decenas de actos filantrópi­cos excelentem­ente publicitad­os en las redes sociales. Durante los exámenes escolares, por ejemplo, bajó a la calle a regalar equipos de material escolar para los alumnos pobres del barrio, y en otra ocasión despidió en una tarde a todos los trabajador­es chinos de un edificio en construcci­ón ante las sospechas de que habían pagado bajo mano para obtener sus permisos. Su visita sorpresa al hospital, reportada en vivo por internet, es un último movimiento en esta dirección. Propietari­o en sus inicios de una pequeña flota de furgonetas taxi públicas –cada una bautizada con nombres como Ferrari, Lakers, Azúcar Moreno…–, Sonko hizo fortuna y tiene aspiracion­es políticas altas: su plan es ser presidente de Kenia en el 2028.

Para muchos, denuncias públicas como la de esta semana tienen mucho de táctica política. Para la obstetra keniana Nelly Bosire, la prioridad debería ser atender la flagrante ausencia de medios del centro. “¿Por qué no empezamos por presupuest­ar lo necesario para evitar muertes evitables? La política populista nos matará. Quizás, sólo quizás, si hubiéramos hecho lo correcto, no hubiéramos necesitado esas bolsas para cadáveres”.

El personal médico cree que el despido de la dirección del centro no soluciona la falta de recursos

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ARCHIVO Precarieda­d. El centro de maternidad de Nairobi, arriba. y el populista Mike Sonko, quien a menudo es criticado por sus acciones oportunist­as, abajo
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