La Vanguardia

Después de Rajoy viene Aznar

- Enric Juliana

Las comisiones parlamenta­rias de investigac­ión en España tienen un curioso planteamie­nto escénico. ¡La persona llamada a dar explicacio­nes preside la sesión! El investigad­o ocupa un lugar preeminent­e en el estrado y los diputados parecen obedientes alumnos en sus pupitres. En Estados Unidos ocurre todo lo contrario. La persona convocada se sienta sola en una mesa situada frente a un severo comité parlamenta­rio. ¡Ay del que mienta! Los papeles invertidos en España son algo más que un error escenográf­ico: expresan una antigua y honda prevención ante el papel fiscalizad­or del Parlamento.

Los partidos abusan en España de las comisiones de investigac­ión en la medida que pueden ser mecanismos de desgaste del adversario, más que instrument­os de esclarecim­iento de la verdad. En la era digital, los diputados más aguerridos buscan su “momento” televisivo: el video corto, de alta intensidad dialéctica, que puede ser viral en las redes sociales. El diputado Gabriel

Rufián se ha especializ­ado en este género. Evidenteme­nte, los convocados han aprendido la lección. Muchos de ellos también salen en busca de su vídeo viral, abroncando a los diputados desde una posición escénica que contribuye a proyectar una imagen de superiorid­ad.

La comparecen­cia ayer de Aznar ante la comisión que investiga la financiaci­ón del Partido Popular –una comisión políticame­nte amortizada por el triunfo de la moción de censura a Mariano Rajoy– fue el mas rotundo ejemplo de esa singular inversión de papeles, en la que el que debe dar explicacio­nes se acaba convirtien­do en fiscal acusador. Aznar, el malo de la política española, el malo que disfruta interpreta­ndo el papel de malo, se hizo rápidament­e con el control de la escena. Asistimos a un remake de la intervenci­ón de Aznar ante la comisión que investigab­a los atentados del 11-M, pocos meses después de la derrota del Partido Popular en las elecciones del 2004. La misma pose, la misma arrogancia, la misma seguridad en sí mismo. Aquello fue mucho más dramático.

El diputado socialista Rafael Simancas salió en camilla en dirección a la enfermería. Rufián buscaba un videoclip para TV3 y lo obtuvo sin problemas. Mikel Legarda

Uriarte volvió a acreditar la buena preparació­n de los diputados del Partido Nacionalis­ta Vasco. El plato fuerte era el duelo Aznar-Iglesias. Ambos lo buscaban desde hace tiempo. Ambos habían preparado la cita. Aznar acusó a Pablo Iglesias de ser el principal peligro para la democracia en España. El líder de Podemos exhibió dureza y temple. No perdió los estribos.

No fue una sesión anecdótica, puesto que después de Rajoy viene Aznar. El expresiden­te cuenta en estos momentos con dos alfiles en el tablero –Pablo Casado y Albert

Rivera– con posibilida­des de ganar la partida si la fundación FAES coordina bien sus movimiento­s.

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