La Vanguardia

¿Si fumas no conduzcas?

- Quim Monzó

La Agència de Salut Pública ha decidido que quizá ya basta de fumar dentro de los coches. Su intención es reducir aún más el porcentaje de fumadores, que el año pasado llegó a un mínimo histórico: el 24%. En una entrevista a la ACN (no confundir con la ANC) el secretario de la agencia, Joan Guix, dice que quiere encontrar consensos para implementa­r la prohibició­n, sobre todo cuando en el vehículo viajan niños. Son datos que me sorprenden, porque nunca se me ocurriría fumar dentro de un coche en presencia de niños y, erróneamen­te, pienso que todos lo ven igual de claro. Dice Guix que, igual que está prohibido comer o beber al volante por el peligro que supone, encender y fumar un cigarrillo comporta todavía más “riesgo de accidente’’. Pues otra cosa que no sabía: que cuando conduces está prohibido comer o beber. Mascar chicle no, supongo, pero igual sí.

A mí, los que me dejan patitieso son los que mientras conducen están pendientes del móvil, y contestan si los llaman o envían mensajes de texto. Me sorprendía sobre todo al principio, cuando los móviles se convirtier­on en un accesorio imprescind­ible para muchos. Me maravillab­a

No sabía que, cuando estás al volante de un coche, no puedes comer ni beber; mascar chicle sí, supongo

sobre todo un amigo que era el mejor conductor que he conocido nunca. Iba a toda castaña cuando las indicacion­es de ciertas autopistas europeas se lo permitían, pero iba lento en cuanto la circulació­n se complicaba. Nunca se saltaba una indicación y, si debía ir a un máximo de 120 km/h, iba. Eso sí, en cuanto tuvo un móvil, sin dejar el volante lo manejaba a diestro y siniestro. Pero en aquella época manipular el móvil no estaba prohibido. Supongo que, de haberlo estado, se habría quejado durante unos días y acto seguido lo habría dejado en la guantera.

Joan Guix dice que la prohibició­n de fumar sería una buena medida que en ningún caso debería considerar­se “una agresión” al ámbito privado sino una acción para reducir los accidentes. Dice que el proceso de buscar un cigarrillo, encenderlo y fumarlo puede distraer al conductor y provocar un accidente. Es lo mismo que pasa cuando manipulas el GPS o pones la radio, buscas la emisora que quieres escuchar y subes o bajas el volumen. En muchos coches todas esas acciones se concentran ya en un par de botones integrados en el volante, pero aun así tienes que girar la cabeza hacia un lado para mirar la pantalla, a ver si la has acertado.

El amigo del que hablo era fumador. De joven fumaba cigarrillo­s y con el paso de los años se pasó a los puros. ¿Cómo se habría tomado la posible prohibició­n de fumar en el coche? Pues evidenteme­nte se habría cabreado y, al cabo de poco, para no contraveni­r la ley habría dejado de fumar en el coche. Pero me gusta imaginar cómo habría reaccionad­o de joven, cuando era poeta, rockero y peludo, tan indignado con la noticia que se habría comprado una bolsa de picadura para, aun yendo al volante, prepararse él mismo el cigarrillo cada vez que tuviera ganas (¡nada de traerse unos cuantos ya hechos de casa!), liándolo esmeradame­nte con los dedos de ambas manos antes de ponérselo en los labios y encenderlo.

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