La Vanguardia

El Atlético hace los deberes

El equipo de Simeone remonta el gol inicial del Mónaco en un partido discreto

- CARLOS NOVO

El Atlético se llevó la victoria de Mónaco en su debut en una Champions en la que tiene grandes aspiracion­es al jugarse la final en el Metropolit­ano. Sin rendir a un gran nivel, el equipo del Cholo Simeone supo darle la vuelta a un partido que se le puso cuesta arriba pronto con un gol de los del principado en un error de bulto de Saúl. El Atlético fue muy superior. Escarmenta­dos por lo que les ocurrió la temporada pasada con su eliminació­n prematura, esta vez los colchonero­s supieron nadar y guardar la ropa.

Con Simeone en la grada cumpliendo su último partido de sanción, que arrastraba desde las semifinale­s de la Liga Europa ante el Arsenal, el Atlético tuvo más oficio que un bisoño Mónaco, muy lejos del equipo que alcanzara las semifinale­s de la Champions hace apenas dos temporadas, ya con Mbappé de figura.

El Atlético fue muy reconocibl­e, un equipo con sólo uno de sus fichajes sobre el terreno de juego, Rodri, en lugar del mediocentr­o Gabi, ahora en Qatar. Con Correa en una banda en lugar del local Lemar, el Atlético tardó en asentarse y encajó un gol muy pronto en un barullo en su área tras una pérdida de balón de Saúl a manos de Falcao, un viejo héroe colchonero. El cuero le llegó al debutante Samuel Grandsir, hábil para meter el pie ante el acoso de Correa y batir a Oblak.

Aún pudo ser peor para el Atlético. Cerca de la media hora, otro debutante en los locales, Aholou, se sacó de la chistera un buen remate que no supuso el 2-0 por la buena estirada del portero esloveno, que evitó un gol cantado.

La jugada fue todo un aviso para el Atlético, que vio las orejas al lobo y a partir de entonces ajustó mejor sus líneas y pasó a dominar el juego. La reacción llegó de forma casi automática por una vía muy explotada por el equipo del Cholo, una asistencia de Griezmann a Diego Costa, que se fue de todos por velocidad y superó al portero monegasco Benaglio.

El 1-1 fue un jarro de agua fría para el Mónaco, que bajó enteros. El Atlético supo manejarse con oficio y al filo del descanso volvió a golpear otra vez en un saque de esquina cabeceado con brío por el uruguayo Giménez.

La segunda parte fue bastante más aburrida. Al Atlético le salió la vena de su entrenador y estuvo más preocupado en conservar la ventaja que en ampliar el marcador. El césped, en muy mal estado, ayudó al fútbol trabado, donde el balón corría poco. El Mónaco lo intentó, pero con poca energía y menos claridad. El Atlético se manejó con su habitual

EL GOL HABITUAL

Un buen pase de Griezmann a Diego Costa acabó en el primer gol del Atlético en esta Champions

solvencia para sacar adelante marcadores cortos.

Los últimos diez minutos fueron los más angustioso­s para el equipo español. El Mónaco buscó la igualada con balones colgados al área buscando la cabeza de Falcao, que ya no tiene la vitalidad de sus años de rojiblanco. Bien protegido atrás por dos torres como Godín y Giménez, el Atlético dejó pasar los minutos. La temporada pasada, el Atlético debutó jugando bastante mejor en Roma y sólo se llevó un empate. Parece haber aprendido la lección.

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SEBASTIEN NOGIER / EFE José María Giménez celebra el gol de la victoria del Atlético

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