Oda al fútbol vertical
Firmino da el triunfo al Liverpool en el añadido en un festival de juego ‘red’
Los 59 pounds (67 euros) que pagaron ayer en Anfield para asistir al estreno de la Champions fueron la mejor ganga en un espectáculo en Liverpool en años. Un festival de juego ofensivo sin corsés culminado con un gol de Firmino sobre la bocina que hizo justicia a la mayor inversión emocional y futbolística de los reds. El PSG, con muy poco, estuvo a punto de pescar un empate, pero se fue de Anfield igual que acabó los últimos tres partidos europeos: perdiendo. Ni con el mejor tridente de Europa.
Anfield asistió a un duelo de lujo entre dos de los gallitos del continente, los líderes invictos de la Premier inglesa y la Ligue1 francesa, el vigente subcampeón continental y el eterno aspirante que fracasa año tras año; dos de los mejores tridentes cara a cara, los Salah-Sturridge (por Firmino)-Mané ante los Mbappé-Cavani-Neymar; y choque entre dos técnicos alemanes, Jürgen Klopp y su sustituto en Dortmund, Thomas Tuchel, ahora con la misión de hacer grande de verdad al PSG.
Con estos ingredientes, el caldo en la olla de Anfield a la fuerza tenía que salir bueno. Y resultó exquisito. El duelo fue una oda al fútbol vertical entre dos equipos diseñados para el gol –fueron los máximos realizadores de grupos del curso pasado–. Un dato lo resume: en los primeros 17 minutos ya se contaban 5 ocasiones claras de gol; en el descanso, 2-1. Al final, 26 remates y 5 goles.
Claro que quien más aportó a la fiesta ofensiva fue un Liverpool efervescente, crecidísimo en su fortín, donde no perdía en Europa desde hacía 16 partidos. Literalmente se comió al PSG por momentos. Por ratos largos. En especial, en el primer cuarto de hora, cuando asfixió a los parisinos en su área en un incesante ataque sin premio. Y en casi toda la segunda parte, en la que perdonó.
Buscó el gol por tierra, mar y aire. Van Dijk, a centro de Milner (5), el propio Milner (8), Mané (10) o Gómez de cabeza (15) hacían lucirse a Areola, el portero que ha hecho olvidar a Buffon a base de paradas. Ayer, providenciales, que evitaron la goleada del Liverpool. Y es que los reds atropellaban en intensidad, en presión, en empuje, a un PSG que contenía como podía –jugando con toque, intentando crear, con contragolpes– el torbellino inglés. Las únicas llegadas francesas las firmaron a cuatro manos Neymar y Cavani (17) en una doble acción que paraba Allison, y Mbappé (35), inexistente, en un disparo alto.
Tras un periodo engañoso de tregua, el Liverpool asestó dos golpes seguidos que dejaron al PSG noqueado. Primero, el gol de Sturridge, de cabeza, a centro medido de Robertson que se comió Thiago Silva (30m); y acto seguido, el 2-0 de Milner de penalti (36m), cometido ingenuamente por Juan Bernat al zancadillear a Wijnaldum.
Sin embargo, el PSG, con muy poco, después de verse revolcado, agonizando, hizo gala de su nueva dimensión de equipo grande y llegó a empatar en dos acciones aisladas, de Meunier (40) y de Mbappé (83) tras un pase de un bullicioso Neymar. Cuando el PSG celebraba el punto como oro, Firmino hacía justicia a los 17 remates (8 a puerta) y al alud de fútbol red con otro gol de lujo.
Neymar, Cavani y Mbappé apenas aparecieron, pero casi se llevan un punto con dos chispazos