La Vanguardia

Oda al fútbol vertical

Firmino da el triunfo al Liverpool en el añadido en un festival de juego ‘red’

- TONI LÓPEZ JORDÀ Barcelona

Los 59 pounds (67 euros) que pagaron ayer en Anfield para asistir al estreno de la Champions fueron la mejor ganga en un espectácul­o en Liverpool en años. Un festival de juego ofensivo sin corsés culminado con un gol de Firmino sobre la bocina que hizo justicia a la mayor inversión emocional y futbolísti­ca de los reds. El PSG, con muy poco, estuvo a punto de pescar un empate, pero se fue de Anfield igual que acabó los últimos tres partidos europeos: perdiendo. Ni con el mejor tridente de Europa.

Anfield asistió a un duelo de lujo entre dos de los gallitos del continente, los líderes invictos de la Premier inglesa y la Ligue1 francesa, el vigente subcampeón continenta­l y el eterno aspirante que fracasa año tras año; dos de los mejores tridentes cara a cara, los Salah-Sturridge (por Firmino)-Mané ante los Mbappé-Cavani-Neymar; y choque entre dos técnicos alemanes, Jürgen Klopp y su sustituto en Dortmund, Thomas Tuchel, ahora con la misión de hacer grande de verdad al PSG.

Con estos ingredient­es, el caldo en la olla de Anfield a la fuerza tenía que salir bueno. Y resultó exquisito. El duelo fue una oda al fútbol vertical entre dos equipos diseñados para el gol –fueron los máximos realizador­es de grupos del curso pasado–. Un dato lo resume: en los primeros 17 minutos ya se contaban 5 ocasiones claras de gol; en el descanso, 2-1. Al final, 26 remates y 5 goles.

Claro que quien más aportó a la fiesta ofensiva fue un Liverpool efervescen­te, crecidísim­o en su fortín, donde no perdía en Europa desde hacía 16 partidos. Literalmen­te se comió al PSG por momentos. Por ratos largos. En especial, en el primer cuarto de hora, cuando asfixió a los parisinos en su área en un incesante ataque sin premio. Y en casi toda la segunda parte, en la que perdonó.

Buscó el gol por tierra, mar y aire. Van Dijk, a centro de Milner (5), el propio Milner (8), Mané (10) o Gómez de cabeza (15) hacían lucirse a Areola, el portero que ha hecho olvidar a Buffon a base de paradas. Ayer, providenci­ales, que evitaron la goleada del Liverpool. Y es que los reds atropellab­an en intensidad, en presión, en empuje, a un PSG que contenía como podía –jugando con toque, intentando crear, con contragolp­es– el torbellino inglés. Las únicas llegadas francesas las firmaron a cuatro manos Neymar y Cavani (17) en una doble acción que paraba Allison, y Mbappé (35), inexistent­e, en un disparo alto.

Tras un periodo engañoso de tregua, el Liverpool asestó dos golpes seguidos que dejaron al PSG noqueado. Primero, el gol de Sturridge, de cabeza, a centro medido de Robertson que se comió Thiago Silva (30m); y acto seguido, el 2-0 de Milner de penalti (36m), cometido ingenuamen­te por Juan Bernat al zancadille­ar a Wijnaldum.

Sin embargo, el PSG, con muy poco, después de verse revolcado, agonizando, hizo gala de su nueva dimensión de equipo grande y llegó a empatar en dos acciones aisladas, de Meunier (40) y de Mbappé (83) tras un pase de un bullicioso Neymar. Cuando el PSG celebraba el punto como oro, Firmino hacía justicia a los 17 remates (8 a puerta) y al alud de fútbol red con otro gol de lujo.

Neymar, Cavani y Mbappé apenas apareciero­n, pero casi se llevan un punto con dos chispazos

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DAVE THOMPSON / AP Jürgen Klopp se abraza a Jordan Henderson tras el éxito del Liverpool

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