OTRA FORMA DE CONSUMIR ES POSIBLE
Es necesario cambiar los hábitos para poner freno a un consumismo desmedido basado en utilizar y tirar
Hay muchas maneras de consumir y, aunque el resultado final puede parecer el mismo –obtener un bien o servicio– la realidad es muy distinta. No es lo mismo comprar alimentos ecológicos, de temporada, sin envasar y de kilómetro cero en comercios de proximidad, que adquirir productos envueltos en plástico, que no son de temporada, procedentes de países lejanos en una gran superficie; como tampoco es lo mismo comprar una camiseta de algodón orgánico hecha en Barcelona o alrededores que una fabricada en Bangladesh, por ejemplo. La diferencia es notable, especialmente si nos centramos en el impacto social, económico y ambiental que conlleva un tipo u otro de consumo, y este impacto es el que termina definiendo la sociedad que tenemos (o la que queremos).
COMPRA MEDITADA
Empresas, instituciones y organizaciones de diversa índole buscan fomentar el consumo responsable entre la ciudadanía y generar unos hábitos de consumo que incrementen la calidad de vida y se ajusten a las necesidades reales de las personas y del planeta, provocando el mínimo impacto ambiental y los máximos beneficios sociales posibles. Para ello los ciudadanos deberían optar por realizar una compra meditada y sensata, prescindiendo de lo que realmente es superfluo, y apostando por reutilizar, compartir o adquirir bienes, servicios y canales de comercialización comprometidos social y ambientalmente, y optando por la economía circular.
Para fomentar este consumo más respetuoso con las personas y el entorno, y que la ciudadanía pueda elegir cómo y dónde quiere adquirir sus productos o servicios, encontramos iniciativas como la impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona que, entre otras medidas, ha creado el Espacio Consumo Responsable. Y es que, como argumentan desde el consistorio barcelonés, se trata de plantear el consumo como una herramienta de transformación social y que sirva para cambiar la relación con el entorno, siendo autocríticos y apostando por un modelo más justo, más sostenible y más amable.
Los ciudadanos deben optar por realizar una compra meditada, prescindiendo de lo realmente superfluo