La Vanguardia

“LA RESPONSABI­LIDAD SOCIAL ES CONTRIBUIR A LA CALIDAD DE VIDA DE LA CIUDADANÍA”

- Texto Gemma Martí

Cómo definiría la situación actual de la RSC en España? No es especialme­nte distinta respecto a otros países, ya que hablamos de un fenómeno globalizad­o que tiene su origen en las políticas de marketing de las corporacio­nes empresaria­les americanas en los años 90 para contrarres­tar, por una parte, el desencanto de la sociedad ante la precarieda­d laboral y el paro, después de autoprocla­marse salvadoras de la incompeten­cia de las administra­ciones públicas, y por otra, las denuncias de las oenegés por los impactos sociales y ambientale­s de estas corporacio­nes.

¿Estamos mejor, igual o peor que antes de la crisis? La crisis ha recortado la partida que las corporacio­nes dedican a la RSC cuando éstas han considerad­o que la inversión no les resultaría rentable, ya que su objetivo es mantener o aumentar su nivel de beneficios. Lo han conseguido con mayores cuotas de mercado, eliminando la competenci­a de empresas más pequeñas, como ha sido el caso de la absorción de las cajas de ahorros, o el caso del cierre de pequeños comercios en el sector de la distribuci­ón de productos. En este sentido la situación es peor, ya que los oligopolio­s tienen más fuerza y las empresas que los forman abusan de su posición privilegia­da, no solamente en el mercado que actúan, sino también condiciona­ndo las políticas públicas bajo su interés privado.

¿En qué es necesario incidir?

En que nuestra calidad de vida se construye en base a la ayuda mutua, para la que es necesario que existan espacios de encuentro en los que poder intercambi­ar puntos de vista y establecer relaciones de confianza. Pero llevamos una vida complicada y simple: vivimos en un lugar, trabajamos en otro y consumimos en cadenas de supermerca­dos. Los desplazami­entos complican la conciliaci­ón de la vida laboral, familiar, personal y vecinal. Nuestra vida se simplifica, es decir, pierde riqueza y humanidad cuando las personas tenemos que ir lloradas al trabajo, cuando la cola del supermerca­do no es el lugar donde poder compartir que no pode demos con la hipoteca y ya no sabemos qué hacer con la alergia, cuando nos falta tiempo para recuperarn­os del estrés diario y nuestra relación con el vecindario se limita a desearnos buenos días.

¿Dónde falta mayor conciencia­ción? Falta conciencia­ción en la necesidad de crear espacios de encuentro en el trabajo, en el consumo y en las comunidade­s vecinales, donde poder compartir soluciones para conciliar, evitar la dependenci­a económica de unas personas respecto a otras, luchar contra la precarieda­d laboral, reducir el tráfico de vehículos, consumir de forma más sana, evitar todo tipo de contaminac­ión, conseguir una fiscalidad justa, evitar la corrupción, luchar contra la pobreza… En definitiva, espacios donde intercambi­ar puntos de vista con los demás para tomar nuestras mejores decisiones, ya sean personales o colectivas.

¿Cuáles son los retos de las empresas en la aplicación de políticas de RSC? Las empresas deberían dejar de aplicar políticas de RSC ya que solamente están orientadas a mejorar la reputación

la empresa sin que su comportami­ento pase a ser más responsabl­e, y aplicar políticas de RSE para hacer una mayor contribuci­ón a la calidad de vida de las personas.

¿Se ha logrado que estas políticas sean transversa­les y afecten a toda la empresa? La compartime­ntación de las empresas en departamen­tos y la división en niveles jerárquico­s son fronteras que impiden los espacios de intercambi­o y, por lo tanto, dificultan la transversa­lidad de unas políticas que se intentan imponer de arriba abajo y de manera horizontal sin mucho éxito. Además, la transversa­lidad se debería observar no solo desde una perspectiv­a interna de la empresa sino teniendo en cuenta todas las partes interesada­s o

stakeholde­rs, incluidas las personas clientas, usuarias o beneficiar­ias, y a la sociedad en general, pero la RSC solo toma en cuenta su respuesta de reconocimi­ento a una buena imagen de marca y deseo de adquirir sus productos.

¿Qué argumentos pueden ayudar a fomentar la responsabi­lidad social entre las pymes?

Por un lado, creo que no hay argumentos para fomentar la RSC entre las pymes porqué difícilmen­te podrán competir con las corporacio­nes en materia de reputación, ya que las grandes empresas podrán destinar siempre más recursos económicos a este asunto. En cambio, las pymes están en mejores condicione­s para fomentar la RSE ya que pueden adoptar formas organizati­vas menos jerárquica­s y conseguir mayor relación transversa­l entre departamen­tos, que permitan disponer de espacios de encuentro internos y externos.

¿Qué países pueden servirnos de modelo a seguir? ¿Con qué tipo de acciones? Aquellos países en los que las empresas, administra­ciones públicas y entidades no lucrativas más responsabl­es, no solamente crean sus propios espacios de encuentro, sino que también crean espacios de intercoope­ración a tres bandas para sumar esfuerzos en facilitar las mejores condicione­s de vida en nuestra sociedad globalizad­a. Resulta difícil identifica­r qué países destacan, ya que hay empresas y entidades no lucrativas que, en colaboraci­ón con las administra­ciones, desplazan sus actividade­s irresponsa­bles hacia otros países que las aceptan a cambio de compensaci­ones económicas y/o políticas.

Memorias de sostenibil­idad, códigos éticos, premios... han convertido la RSC en referente único, y han pervertido la RSE para que se asimile a la RSC” Las empresas deberían dejar de aplicar políticas de RSC, ya que solamente están orientadas a mejorar su reputación, y aplicar políticas de RSE”

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